Cada vez que se hace un descubrimiento actual sobre el espacio, parece que las culturas antiguas ya lo conocían ¿Pero cómo? Este enigma también se encuentra en la Tribu Dogón de África y sus extraños conocimientos sobre la estrella de Sirio.
Sirio es un sistema estelar único, el cual posee la estrella más brillante que podemos apreciar desde la Tierra.
Sin embargo, Sirio está formado realmente por 2 astros conocidos como Sirio A y Sirio B. El problema es que Sirio B es tan pequeña y está tan cerca de Sirio A, que apenas se logró percibir que era un sistema binario en 1862.
El responsable fue Alvan Clark, fabricante de telescopios estadounidense, quién logro obsérvalo, gracias al telescopio más grande de la fecha.
Pero se debió esperar hasta 1970, para poder fotografiar por primera vez la pequeña estrella. La distancia existente entre Siria A y Sirio B suele variar entre 8.2 a 31.5 unidades astronómicas.
El problema es que todo este conocimiento ya se sabía, y hace miles de años, pero no gracias a los científicos. Los responsables de este conocimiento era una tribu milenaria de África; los Dogón.
Los Dogón y su conocimiento sobre Sirio
A mediados del siglo pasado, Marcel Griaule y Germaine Dieterlen, dos antropólogos franceses, se adentraron en territorio africano para estudiar cuatro tribus que habitaban el sur del Sahara.
Se radicaron mayormente con el pueblo Dogón. La confianza que generaron fue tal que los 4 «Hogons», o los sacerdotes principales de la tribu, decidieron confiarles sus tradiciones secretas.
Los Hogons les relataron que dicho conocimiento lo heredaron de sus ancestros. Además, les aseguraron que esa información sería confirmada cuando la humanidad estuviera lista.
Dibujando un patrón extraño en el suelo, les explicaron que al lado de la brillante estrella de Sirio, existía una gemela de ésta, mucho más pequeña.
Los Dogón sabían que la segunda estrella era invisible para los ojos humanos, pero aun así, conocían muchas características que, para la fecha, eran totalmente desconocidas.
Con sumo detalle, relataron que Sirio B era de un color blanco y que era el componente más pequeño de dicho sistema estelar. De hecho, afirmaron que tenía una gran densidad y fuerza de gravedad.
Los sacerdotes explicaron que la sustancia que formaba a Sirio B era más pesada que todo el hierro del mundo.
Esta información se confirmó, cuando los científicos descubrieron que la densidad de esta pequeña estrella era tal, que un solo centímetro cúbico de su sustancia podía pesar hasta 20.000 toneladas.
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Los Dogón, de alguna manera, también sabían que eran necesarios 50 años exactos para completar la órbita de Sirio A, y que esta no era circular, sino elíptica. Además, conocían la posición exacta de Sirio A dentro de esa elipse.
Astronomía avanzada en la antigüedad
Los sacerdotes también demostraron que sus conocimientos astronómicos no se limitaban solo a Sirio y que estos eran realmente avanzados.
Dibujaron el halo que rodea a Saturno, el cuál es imposible de ver desde la Tierra. También estaban al tanto de las cuatro lunas de Júpiter y sabían que los planetas giran alrededor del Sol y que la Tierra es esférica y gira sobre sí misma.
Incluso, conocían la forma exacta que tenía nuestra galaxia era de espiral. Un hecho que la ciencia descubrió, apenas, este siglo.
Pero ¿De dónde viene este conocimiento tan avanzado? Según los mismos Dogón, proviene de otro mundo.
Los Hogons le contaron a Griaule y a Dieterlen que sus leyendas tienen cientos de miles de años y proviene de una raza conocida como Nommos. Estos seres son descritos como criaturas anfibios de aspecto espeluznante.
Ellos visitaron la Tierra desde Sirio y gracias a ello, los antepasados Dogón aprendieron todo el conocimiento astronómico.
Curiosamente, la tribu no considera a los Nommos como dioses ni tienen ningún significado religioso para ellos. Se les conoce como simples «visitantes» que llegaron desde la estrella de Sirio.
Son muchas personas las que han estudiado la astronomía durante décadas que se sorprenden ante los conocimientos avanzados de la tribu Dogón. Pero quizás, igual de sorprendente es la leyenda de la obtención de tal información. La teoría de los Antiguos Astronautas o Alienígenas Ancestrales obtiene más luz con el pasar del tiempo y su negación se hace cada vez más difícil.
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