La historia de Marcahuasi se remonta a la década de los sesenta, cuando se publica La Rebelión de los Brujos, obra de los autores franceses Jacques Bergier y Louis Pauwels, quiénes por primera vez dan a conocer este fascinante misterio andino, y donde su descubridor, el estudioso peruano Daniel Ruzo, es lanzado a la fama. Comienza entonces una controversia que hasta la fecha no cesa, acerca de estas misteriosas rocas, que según declarara Ruzo, es obra de una antigua raza desaparecida sudamericana, bautizada por el audaz investigador como Civilización Masma. Adentrémonos en sus dominios.
Daniel Ruzo – Guardián de Marcahuasi
“Los miles de figuras y monumentos megalíticos, que pueblan los tres kilómetros cuadrados de la meseta de Marcahuasi expresan un arte de considerable elevación. Tienen, además, una forma bidimensional y fueron realizadas en relieve sobre un solo plano, habiendo sido aprovechados sus costados para otras representaciones. Difícil resultaría precisar la época en que esa fascinante cultura floreció. Hablar de diez mil, de veinte mil, de treinta mil años, y esto en América, produciría cierto escozor a los arqueólogos apegados a teorías y técnicas y académicas”. Revista 2001.Periodismo de Anticipación, 1969.
En pasados artículos hicimos mención de hombres custodios, para muchos guardianes de un legado que creyeron importante para la humanidad. Daniel Ruzo de los Heros, puede considerarse uno de ellos.
Nativo de Lima, Perú, Ruzo, nació despuntando el siglo XX, allá por el 1900. Ya desde su juventud se mostró cercano del mundo de las leyes, graduándose más tarde como abogado.
En paralelo a esta pasión, sus actividades navegaron en el universo de la poesía metafísica, y fotografía.
Pero su verdadero renombre lo obtuvo en el campo esotérico, donde brillara, según relata su bisnieto Ricardo Hinojosa Lizárraga, «como un erudito de culturas antiguas». Ruzo fue también un gran amante de la mitología.
Como practicante de la masonería Ruzo siguió la pista de Nostradamus, convertido con el tiempo en toda una autoridad sobre su obra. Se dice en vida, Ruzo, llegó acumular una de las mayores bibliotecas personales centrada en la figura del místico francés.
Sin embargo, fue el hallazgo de Marcahuasi, que marcara su verdadero destino.
En una entrevista concedida al afamado divulgador español, Fernando Jiménez del Oso, Ruzo, relató su encuentro con el mágico emplazamiento.
“Comencé a interesarme por Marcahuasi en 1951, al ver una magnífica fotografía del lugar en casa de mi amigo Enrique Damert“.
La asombrosa toma databa de 1935, siendo obra de Kuroki Riva, un viajero que se dice gustaba de fotografiar sitios inusuales, durante una de sus exploraciones, había inmortalizado con su lente, durante su ignoto periplo por Marcahuasi, a la imponente escultura Peca Gasha. En 1952 Damert obsequió a Ruzo aquella toma intrigante, dando paso a una posterior expedición, tomando como referencia geográfica un pueblito cercano a Lima, San Pedro de Casta.
En Marcahuasi. La Historia Fantástica de un Descubrimiento, publicado en 1974, Ruzo describe aquella primera aproximación hacia la denominada meseta mágica.
“En el mes de agosto subimos por el valle de Santa Eulalia hasta el puente de Autisha y logramos relacionarnos con un grupo que bajaba de Casta, ciudad de mil habitantes a 3.200 metros sobre el nivel del mar, de donde salía el único camino que podía llevarnos hasta la roca, cuya fotografía se había apoderado de nosotros y que era conocida en la región como la cabeza del Inca. El grupo estaba formado por Inocencio Obispo, Justiliano Rojas y Manuel Olivares. Este último nos acompañó, junto con Miguel Bautista, durante nueve años en todas nuestras excursiones a Marcahuasi. Nos prometieron caballos para el primero de setiembre y ese día, nos acompañaron en nuestra primera ascensión a una alta meseta, cuyo antiguo nombre se ha perdido, pero que, desde la dominación incaica, convertida en asiento de tres cuarteles militares, ha sido llamada Marcahuasi, nombre quechua, o sea huanca, como toda la toponimia de la región central del Perú“.
El relato continúa:
“Apenas llegados al nivel de la meseta, nos encontramos frente a una roca excepcional de veinticinco metros de altura del lado oeste y veinte por el lado opuesto. Se trata posiblemente de un monumento a la humanidad, erigido en época muy remota, ya que en ella se pueden adivinar inmediatamente cabezas humanas de razas diferentes. Sus escultores habían trabajado sobre la roca natural en tiempos tan antiguos que su recuerdo, y el nombre de su obra se han perdido. Los viejos de Casta relatan que se llamaba Peca Gasha, ‘la cabeza del callejón’, lo que corresponde al lugar en que se encuentra”.
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Comenzaba así para Ruzo un viaje sobre el pasado terrestre, que lo llevaría a una búsqueda interminable. Marcahuasi era tan solo el inicio de esos estudios, a los que Ruzo dedicaría su vida.
Pero el expediente Marcahuasi no era fruto de una casualidad, sino que sus pistas ya habían sido predichas treinta años antes, emergidas de un sueño que tuviera un genial estudioso, Pedro Astete. Veamos.
Pedro Astete. El sueño de Masma
“Astete descubrió que el nombre Masma tiene conexiones bíblicas. Génesis 25: 12-16 nombra a Masma como el quinto (de doce) hijos de Ismael (el hijo de Abraham) por el Agar egipcio. Cada uno de estos doce hermanos eran gobernantes de su propia tribu. ¿Podría la tribu de Masma haber llegado a la costa del Pacífico de América del Sur? ¿Podría la misteriosa tierra de Ofir, productora de oro, a la que viajó la flota de Salomón para regresar con oro (1 Reyes 9: 26-28), estar ubicada en el Perú moderno? Ciertamente, Perú es conocido por su oro, y este fue uno de los principales factores que llevaron a los conquistadores españoles a sus fronteras”. Robert Schoch. El Misterio de Marcawasi, 2005.
Nacido en 1871, Pedro Astete y Santiago Concha, fue originario de Lima, Perú. Desde 1911 hasta 1923, Astete, residió en Buenos Aires, Argentina, país donde desarrollaría importantes estudios luego reflejados en su trabajo máximo, Los Signos, develación del lenguaje de los símbolos, publicado post mortem en 1953, donde se revela su habilidad como criptógrafo y ocultista. Pero Astete estaba destinado a este lugar.
Es así en 1905 a la edad de 34 años mientras reside en Andahuaylas, Lima, se le revelará una visión encarnada tras un misterioso sueño.
En Road in the Sky, el místico norteamericano George Hunt Williamson describe aquel momento vivido por Astete, más tarde conocido como el sueño de Masma.
“Yo estaba en un gran salón-subterráneo, que parecía como si hubiera sido tallado por las manos de un coloso. Profundos nichos en las paredes antiguas, conteniendo rollos escritos más allá de la cuenta. Estaba solo, no había sonido. Había estado en esta cámara antes, muchas veces, pero deseaba saber el nombre de los depositarios de éste legado olvidado. De repente, por primera vez oí una voz dentro de mí decir: “Masma, Masma, Masma! ¡Que este lugar era real, estaba seguro, y que también poseía una clave para los misterios del mundo!”.
Sin dudas Astete fue testigo de una experiencia subterránea, cuya historia se adelanta a los eventos de Tayos, pareciendo ambos conectar. Nuevamente túneles y cavernas ocultas en Sudamérica, donde una biblioteca ancestral espera ser descubierta.
Existe mucha especulación en cuanto a la bóveda interna referenciada por Astete.
Algunos estudiosos creen el secreto se halla en un socavón bautizado como Infernillo, especie de grieta profunda adentrada en Marcahuasi, y eje de innumerables sucesos anómalos. Luego regresaremos a este punto.
En su inolvidable sueño Astete referenció Masma, clave singular de aquel misterio onírico.
Más tarde escribiría:
“Yo no debía olvidar este nombre. Algunos años después, ya de regreso en Lima, me ocurrieron tres hechos casi simultáneamente, que concurrieron a hacérmelo recordar. Hallé un día, en un vocabulario quechua, esta misma palabra Masma, la cual tiene dos significados: ‘Casa con alar grande’ y ‘Botija o tinaja grande’ (¡en las cuales, en algunas localidades de! Perú, solían depositarse antiguamente restos humanos). Ambas acepciones, aparentemente diversas, son en realidad concurrentes y contribuyen a designar lo que en el Perú antiguo se llamaba una pakarina, que es una cueva con carácter de tumba y adoratorio labrada en un peñón o montículo aislado. En efecto, estas pakarinas son huecas, como una botija, ¡y se levantan aisladas como casa o vivienda de! «doble» o del espíritu cuyos restos fueron allí enterrados. Otro día, leyendo un viejo libro desencuadernado, que contenía una descripción de los departamentos de Junín y Ayacucho, escrita por el doctor Luis Carranza encontré, otra vez, la misma palabra: Masma que es el nombre de un caserío, de unas ruinas o simplemente de una altura (¡no lo recuerdo con precisión porque escribo esto de memoria, sin e! dato a la vista), que hay cerca de Jauja. Finalmente, otro día, hojeando la Biblia, saltó de nuevo ante mis ojos este mismo nombre Masma, que es del quinto hijo de Ismael, (Génesis, XXV, 14.2)”.
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Transcurrida casi dos décadas de esa experiencia, Astete cruzaría sus caminos con Daniel Ruzo en 1924, quién por entonces se encontraba elaborando sus teorías sobre el pasado de la Humanidad. Ruzo pensaba en el análisis de aquel sueño, se avizoraba la existencia de una globalización anterior, uniendo África y América. La famosa ruta del oro, u Ofir. Tema tratado en nuestro informe sobre Chachapoyas.
Pero también iba más lejos, señalando el desaparecido continente atlante, como parte del puzle Marcahuasi. Pedro Astete fallecería en 1940. Su legado lo sobreviviría.
Marcahuasi. Hurgando en la leyenda
“Se dice en el pueblo que el dios Huanca Hualallo fue el autor de las esculturas, y que después de la derrota por los Incas él fue obligado a trabajar en la construcción de Sacsayhuamán, y del templo Coricancha en Cuzco“. Leyenda sobre Marcahuasi.
El prestigioso arqueólogo peruano Julio C. Tello fue quién en 1923, realizara las primeras prospecciones sobre la Meseta de Marcahuasi, caracterizada por sus rocas de origen volcánico, originadas durante el Período Mioceno.
Allí Tello identificó la existencia de tres ciudades en ruinas, identificadas con la cultura Huanca.
La historia perdida de Marcahuasi parece asociada a los tiempos míticos. En un manuscrito del siglo XVI, Dioses y Hombres de Huarochiri, redactado por el sacerdote cuzqueño, Francisco de Ávila, Marcahuasi aparece como un antiguo lugar santo, donde hombres y animales encontraron refugio en los días del Diluvio.
Esta tesis encontraría eco dentro de las hipótesis del propio Daniel Ruzo, quién pensaba Marcahuasi representaba un refugio sagrado, que ayudó a los supervivientes de un antiguo cataclismo. En sus cavernas ocultas, se encontrarían las evidencias de ese pasado. Se trata del legado de Masma.
¿Evidencias de una antigua Protohistoria Perdida, o Capricho Natural?
¿Hay un bloqueo cósmico sobre los secretos de Marcahuasi que se abrirán con arreglo a lo que está escrito: “… Porque no hay nada encubierto, que no será revelado; ni oculto, que no haya de saberse” (San Mateo x: 26) George Hunt Williamson. Road in the Sky.
Cuando Daniel Ruzo comunicó sus teorías al mundo, sobre la importancia de Marcahuasi como una página perdida de la historia, y que creía replicado en otros asentamientos sagrados, localizados en Francia, Rumania y México donde localizó las mismas huellas, su tesis sobre una ignota civilización andina desaparecida, poco convenció. Se iniciaba una controversia, que iba acompañarlo hasta su fallecimiento en 1993.
Aquellas caprichosas figuras, representando una fauna extinguida, y donde según Ruzo, estaban esculpidos antiguos pueblos de la Tierra, fueron entendidas como meras proyecciones mentales. Confusiones del observador. Tan solo Pareidolias. Se comenzó hablar de la locura de Ruzo.
Los geólogos fueron los críticos más encarnizados, clamando todo aquel paisaje era obra de la naturaleza. Fue un golpe muy duro para Ruzo, a pesar de cierto apoyo internacional. Amargado ante el desplante de su país, decidió buscar exilio en México.
Allí encontraría una nueva inspiración encarnada en Tepoztlán, otro cerro sagrado, y cargado de misterio.
Desde que Pedro Astete revelara su sueño subterráneo, Ruzo siguió esa pista interna, que creía ayudaría a probar su trabajo. Pero aquellos descubrimientos sobre la evidencia de una biblioteca ancestral, parecían esquivarlo.
En la década del cincuenta George Hunt Williamson, visitó a Ruzo en Marcahuasi. Sus experiencias quedaron reflejadas en un excepcional trabajo, Road in the Sky. Williamson es un uno de los primeros en reportar, la existencia de un extraño sonido rondando Marcahuasi.
Lo describió como semejante al zumbido de abejas. Williamson creía aquel fenómeno emanaba de las esculturas graníticas, siendo un material reverenciado en el antiguo Egipto. Williamson, se negaba aceptar el accionar del viento, fuera el responsable de provocar ese ruido.
Escribía:
“¿Es muy posible que las grandes figuras de piedra de Marcahuasi son en realidad algún tipo de baterías fantásticas, pero con qué propósito? En cada figura, hay miles de cristales de cuarzo que muestran un efecto piezoeléctrico, debido a la enorme presión de las sustancias cristalizadas. Se afirma que el zumbido es cada vez más fuerte año tras año en Marcahuasi y en otros lugares del mundo. ¿Por qué?”.
En sus observaciones Williamson pensaba, la respuesta a este zumbido pudiera obedecer a la existencia de una energía electromagnética, y que funcionaba, además, como cerrojo para proteger los tesoros subterráneos avizorados por Astete.
Secretos ocultos de Marcahuasi
“Marcahuasi también tiene sus mitos y leyendas. El lugar de la meseta con las historias más interesantes es el ‘Infernillo‘, o el lugar infernal. Es una gran grieta de roca de unos seis metros de profundidad. Se dice que todo aquel que se atreva a saltar por el Infernillo, será ‘tragado’ y llevado al interior de la Tierra, para no volver jamás”.
Muchos son los rumores rodeando la sagrada meseta. Alguno estudiosos mencionan, la existencia de 22 vórtices energéticos detectados en Marcahuasi. Parte de esta información fue revelada por un discípulo de Daniel Ruzo, Carlos Selan, protagonista de un extraño milagro.
En Misterios de Marcahuasi, la investigadora Lisa Rome, narra el suceso ocurrido a Selan:
“Llevaba quince años estudiando Marcahuasi cuando tuvo un accidente automovilístico, que lo dejó paralizado, en cama, durante once meses. Con los mejores médicos de Perú disponibles para tratarlo, le dijeron que no podía curarse y que nunca volvería a caminar ni a sentarse. Después de haber estudiado las energías de las piedras y vórtices de Marcahuasi, supo que tenía que haber alguna forma de curar su espalda rota con las fuerzas profundas de la montaña. Sabía que, en un día determinado, a una hora determinada, en un vórtice determinado, habría la energía adecuada para curarse a sí mismo. Convenció a sus amigos de que lo llevaran montaña arriba, al vórtice designado, donde lo dejaron, solo, durante siete días.
Al séptimo día, apareció un peruano de apariencia normal, desconocido para Carlos, y hablaron sobre el problema de Carlos. Luego, el hombre comenzó a demostrar algunos ejercicios, que Carlos siguió. Mientras se movía, sintió un calor subir a través de su cuerpo comenzando en sus dedos de los pies. Escuchó un zumbido distinto y sintió un cosquilleo al mismo tiempo. Cuando el calor y las sensaciones de zumbido llegaron a la parte superior de su cabeza, unos veinte minutos después, sintió como si una luz entrara en la parte superior de su cabeza. La luz le dio sueño y se quedó dormido. Cuando se despertó, varias horas después, se sorprendió al darse cuenta de que no solo podía sentarse, sino también pararse”.
Se dice estos vórtices, aparecen señalados con una cruz blanca. Su activación responde a ciertas cuestiones astronómicas, y cada uno de estos vórtices tendría una función curativa distintiva.
Marcahuasi registra también una gran actividad OVNI, y son también frecuentes la desaparición de personas. Hasta Aquí.
Conclusión
Marcahuasi sigue siendo un enigma de difícil resolución. Para muchos tan sólo elucubraciones de un solo hombre Daniel Ruzo. ¿Se equivocó Ruzo en su mensaje, o la humanidad debe alcanzar mayor comprensión para clarificar aquel pasado? Quizás, debamos esperar mejores épocas para descifrar esos secretos. Después de todo el tiempo en Marcahuasi, parece regirse diferente. Continuará.
Vídeo documentales:
Bibliografía
Libros:
- Astete, Pedro. Los Signos. Lima: Sol, 1953.
- Ruzo, Daniel. El Testamento Auténtico de Nostradamus. Barcelona: Plaza & Janes, 1979.
- Ruzo, Daniel. El Valle Sagrado de Tepoztlán. México: Grijalbo, 1998.
- Ruzo, Daniel. La Cultura Masma. Lima, 1954.
- Ruzo, Daniel. Marcahuasi. La Historia Fantástica de un Descubrimiento. México: Diana, 1974.
- Williamson, George Hunt. Road in the Sky. Estados Unidos: Neville Spearman, 1973.
Sitios web:
- Al Sur del Gran Triángulo
Del Oso, Jiménez. Daniel Ruzo y Marcahuasi.
‘http://elsurdelgrantriangulo-pablo.blogspot.com/2016/03/daniel-ruzo-y-marcahuasi-f-jimenez-del.html?m=1 - Biblioteca Pléyades
Rome, Lisa. Marcahuasi. Misterios en Piedra.
‘https://www.bibliotecapleyades.net/arqueologia/marcahuasi01.htm - Despierta Córdoba
Leveratto, Yuri. La Cronología Esotérica de Daniel Ruzo, el Gran Estudioso de la Meseta de Marcahuasi, y la Fecha límite del 2137 d.C.
‘https://www.google.com/amp/s/despiertacordoba.wordpress.com/2013/06/02/la-cronologia-esoterica-de-daniel-ruzo-el-gran-estudioso-de-la-meseta-de-marcahuasi-y-la-fecha-limite-del-2137-d-c/amp/ - Inti Yana
Bosque de piedras de Marcahuasi.
‘http://intiyana.org/peru_ecologia_cerros_marcahuasi.html - Marcahuasi Ruzo
La Expedición de Daniel Ruzo.
‘https://www.marcahuasi-ruzo.com/es/la-expedicion-de-daniel-ruzo/ - Ricardo González
Marcahuasi: el legado de los gigantes de piedra.
‘https://www.ricardogonzalezoficial.com/articulos/civilizaciones-perdidas/marcahuasi-el-legado-de-los-gigantes-de-piedra - Robert Schoch
El Misterio de Marcawasi.
‘http://www.robertschoch.net/Mystery%20of%20Markawasi.htm
Artículo escrito por: Débora Goldstern, colaboradora de CodigoOculto.com
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