Algunos poemas, narraciones y leyendas de las culturas mesopotámicas exponen ideas y situaciones un tanto peculiares e interesantes en cualquier caso sobre todo en lo concerniente a la relación de los dioses con los seres humanos.
Una interesante historia, conocida simplemente como «Enki y Ninmah» relata cómo estas dos deidades Anunnaki tuvieron una competición para ver quién de los dos podía crear seres humanos de la mejor manera.
El dios Enki, normalmente aparece en los relatos como la deidad responsable de diseñar y crear a los seres humanos y muestra un carácter benefactor para con las nuevas criaturas y la diosa Ninmah, que muchas veces es identificada con Ninhursag entre otras entidades, parece ostentar atributos relacionados con la fertilidad que le llevarían a ejercer un rol de diosa madre.
La narración, aunque algo fragmentada, nos permite conocer la mayor parte del texto, que comienza con Enki siendo despertado con su madre lamentándose del duro trabajo que han de realizar los dioses en la tierra y pidiéndole a su hijo que cree una nueva criatura para que se encargue de los pesados quehaceres. Enki medita sobre cómo llevar a cabo tal empresa y cuando da con la solución le expresa a Namma (su progenitora) que ella cortará y amasará la arcilla teniendo a una serie de diosas como asistentes para «traer la forma a la existencia», entre las que se encuentra Ninmah.
Cuando los seres humanos fueron creados, los dioses se alegraron y Enki recibió las merecidas alabanzas por su trabajo pero Ninmah se acercó a él indicándole que ella también era capaz de hacer lo mismo y de definir los destinos de las nuevas creaciones:
“El cuerpo del hombre puede ser bueno o malo y si hago que un destino sea bueno o malo depende de mi voluntad”.
Enki y Ninmah
De esta manera comienza algo parecido a una competición en la que la diosa trata de probar su valía y capacidades mientras intenta reproducir la empresa de Enki siendo que este último le indica que él mismo se encargará de corregir los errores que cometa.
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Ninmah, desde la arcilla también, comienza su labor pero todos los seres humanos que crea tienen alguna carencia, por ejemplo, un hombre que no puede doblar las manos, otro con los pies paralizados u otro con incontinencia y para todos ellos, Enki dispone un destino que pueden cumplir pese a las dificultades con las que han sido diseñados y entonces, decide darle la vuelta al reto creando él un ser humano para que sea Ninmah quien le decrete un destino.
Este ser humano contempló entonces un sinfín de impedimentos:
“Su cabeza estaba aquejada, sus ojos estaban aquejados, su cuello estaba aquejado. Apenas podía respirar, sus costillas temblaban, sus pulmones estaban aquejados, su corazón estaba aquejado, sus intestinos estaban aquejados. Con la mano y la cabeza colgando no podía llevarse pan a la boca; su columna y cabeza estaban dislocadas. Las caderas débiles y los pies temblorosos no podían llevarlo al campo; Enki lo diseñó de esta manera”.
Enki y Ninmah
Tampoco podía comer, ni beber, ni hablar, ni ponerse de pie, ni sentarse, ni acostarse. Ninmah lo intentó pero no fue capaz de darle un destino, de designar una labor que aquel ser pudiera desempeñar así que se dio por vencida.
La sugerente forma con la que la tradición mesopotámica da forma a los seres humanos ha intrigado a muchos, pero resulta más que curioso ver lo que los dioses son capaces de hacer con sus nuevas creaciones. Nuestra compañera Sonia Gupta del canal AEnigma presenta más detalles sobre la diosa Ninmah / Ninhursag y el relato completo que acabamos de ver en formato audiolibro en los siguientes videos:
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