La historia del laberinto perdido del antiguo Egipto es un claro ejemplo de que los mitos pueden convertirse en realidad. Aunque el misterio no está del todo resuelto, hay evidencia convincente de que un laberinto de proporciones colosales está oculto en arenas egipcias. Echemos un vistazo a esta alucinante historia que aun intriga a los expertos.
Registros antiguos de un laberinto subterráneo
Para afirmar que un laberinto gigante está oculto de la vista bajo la superficie del suelo egipcio hay que tener pruebas que lo confirmen. Como ocurre con muchos mitos, la principal prueba sobre dicho laberinto la encontramos en los escritos de los principales historiadores antiguos. Varios de ellos fueron testigos oculares de una construcción sin paralelo alguno.
Por ejemplo, el historiador griego Heródoto escribió en su obra Historias, Libro II (siglo V a.C), sobre la existencia de un enorme templo-hogar. Este tenía unas 3.000 habitaciones hermosamente pintadas y decoradas con jeroglíficos. En palabras del erudito, la construcción era de tal magnitud que estaba «más allá de las palabras».
Aunque era griego, Heródoto reconoció que el laberinto que los egipcios habían construido era, por mucho, superior a cualquier obra arquitectónica helénica. De hecho, se atrevió a afirmar que ni siquiera las pirámides de Egipto, con toda su grandeza y magnificencia, podían superar en esfuerzo, gasto y tamaño, al laberinto que tenía ante sus ojos.
Más referencias históricas al laberinto egipcio
Claro está, para creer semejante afirmación de parte de un historiador antiguo, es necesario contar con referencias externas procedentes de otros escritores respetados. Pues bien, muchos otros historiadores, como Strabo, Manetho, Pomponius Mela y Diodoro Siculus hicieron claras alusiones al laberinto.
De hecho, muchos fueron testigos oculares de su esplendorosa belleza y singular tamaño. Sin embargo, la mejor y más detallada descripción de aquel lugar posiblemente la hizo el mismo Heródoto. En su segundo libro Historias, reveló varias de sus características únicas y peculiares.
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Un viaje al interior del laberinto de la mano de Heródoto
Heródoto indica que el laberinto tenía «doce canchas cubiertas», cada una con seis puertas una frente a la otra, y con una pared gigantesca que rodeaba todo el lugar. También habló de dos tipos de cámaras que componían el laberinto, un tipo de cámara bajo el suelo y otro tipo sobre este, 1.500 cámaras en cada nivel, para un total de 3.000.
Evidentemente, para cualquier observador debió ser un poco complicado explicar la forma y el diseño de un laberinto tan gigantesco. Por las palabras de Heródoto podemos entender que recorrió parte del lugar y pudo apreciar los maravillosamente adornado que estaba. Seguramente contaba con un guía durante el recorrido para no correr el riesgo de perderse.
Un detalle importante que Heródoto mencionó en su descripción del laberinto egipcio es que este contaba con un enorme techo de piedra. Toda la estructura estaba sostenida por «pilares de piedra blancas juntos casi perfectamente». Al final del laberinto, Heródoto dice que vio una imponente «pirámide de 40 brazas» sobre la que estaban talladas grandes figuras.
¿De verdad existió este laberinto?
Las descripciones hechas por Heródoto y otros escritores antiguos son consistentes y hacen referencia al mismo lugar, un lugar real y asombroso. Ahora bien, ¿en dónde está ubicado este impresionante laberinto? Una vez más, Heródoto nos ayuda a responder esta pregunta indicando la dirección exacta de aquel lugar.
El laberinto estaba «situado un poco por encima del lago de Moiris y casi opuesto al que se llama la Ciudad de los Cocodrilos». Actualmente, en la orilla occidental del rio Nilo y justo entre el río y el lago Moeris, se encuentra un lugar fascinante. Un sitio arqueológico llamado Hawar, en donde está la famosa Pirámide de Amenemhat III, el último rey de la dinastía 12.
Se descubre el enorme laberinto egipcio
Fue precisamente allí donde William Flinders Petrie descubrió en 1889 una gran meseta de piedra de 304 x 244 metros. En ese momento, el arqueólogo supuso que se trataba de las bases del laberinto antiguo. Sin embargo, cabe la posibilidad de que Flinders se haya equivocado.
Todos los escritores antiguos dijeron que el laberinto tenía un techo de piedra enorme, que parece corresponder con la meseta descubierta por Flinders. Pues bien, en 2008 se hicieron estudios con radares de penetración en el lugar. A 10 metros de profundidad, se detectó un extenso sitio con cámaras, salones y paredes de varios metros de espesor. ¡El increíble laberinto egipcio sí existe!
Artículo escrito por: Luisa Lugo, redactora de CodigoOculto.com
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