Por todo el mundo es posible hallar tribus y comunidades que viven totalmente aisladas del resto de la sociedad, en lo profundo de la selva o en las cumbres de las montañas. Ahora bien, que un solo individuo o grupo familiar decida aislarse es poco común, pero puede ocurrir. Tal es el caso de Agafia Lykov, la mujer más solitaria del mundo.
Conoce a la mujer más solitaria del mundo
En una zona deshabitada de la cordillera de Abakán, perteneciente a las vastas y heladas cumbres de Siberia, en la región oriental de Rusia, vive Agafia Lykov. Es mundialmente conocida por ser la mujer más solitaria del mundo, puesto que sus vecinos más cercanos viven a 250 kilómetros de allí, en un pueblo llamado Tashtagol, en la frontera de Mongolia.
Los padres de Agafia se mudaron a esta región tan apartada para escapar de la persecución religiosa instigada por Iósif Stalin. Llegaron a este solitario punto de Siberia en el año 1936 y construyeron una humilde vivienda con madera. Karp y Akulina Lykov criaron a sus cuatro hijos, dos niñas y dos niños, en medio del bosque siberiano.
En esta región tan aislada no hay electricidad ni transporte, y la única forma de llegar a casa de Agafia es recorriendo una caminata de dos semanas a pie. Esta mujer ermitaña cultiva papas y hortalizas para poder alimentarse. Además, tiene una red para pescar y una cabra que ordeña todos los días, tal y como su padre le enseñó.
Agafia queda sola
La madre de Agafia, Akulina, falleció en el año 1961, y sus tres hijos mayores murieron víctimas de la gripe en el año 1981. El padre de Agafia, llamado Karp, tuvo una vida más longeva hasta que en 1988 perdió la vida. Desde ese año, Agafia se encuentra completamente sola y aislada, y parece que no le importa en lo más mínimo.
Cómo encontraron a la familia Lykov
La familia Lykov vivió totalmente aislada del resto de la sociedad hasta que, en el año 1978, unos geólogos soviéticos los encontraron por casualidad en una de sus expediciones. En ese momento, los exploradores encontraron a cinco personas en una vivienda rudimentaria, viviendo como lo harían en la Edad Media. Su lenguaje era un poco extraño, una mezcla entre antiguo eslavo y ruso.
Fue justo en ese momento cuando la familia Lykov se enteró de que su antiguo perseguidor, Stalin, estaba muerto. Para sorpresa de los exploradores, la familia no se había enterado de la Segunda Guerra Mundial. Además, los cinco miembros quedaron muy impresionados cuando vieron la televisión por primera vez.
Ya para el año 1988, cuando el padre de Agafia falleció, un geólogo explorador llamado Erofey Serov, se mudó a unos 50 metros de la vivienda de Agafia, en una pequeña cabaña. En el año 2015, el geólogo murió y la soledad extrema volvió a ser parte de la vida diaria de la mujer más solitaria del mundo.
Agafia en la actualidad
La principal razón por la que Agafia ha sobrevivido durante todos estos años es que se mantiene muy activa ocupada en sus tareas cotidianas. De no ser así, el inclemente frío del invierno siberiano, que puede alcanzar hasta los 50º bajo cero, ya habría puesto fin a su vida.
Tras el descubrimiento de Agafia y su familia en los años 80, un periodista ruso escribió varios artículos sobre su estilo y condición de vida. Esto sirvió para que esta humilde anciana se convirtiera en un fenómeno nacional, y comenzara a recibir mayor atención. De hecho, actualmente recibe un poco de ayuda de personas que le envían por helicóptero medicamentos, alimentos y otras provisiones.
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Ya no se encuentra tan aislada como antes
Agafia es vigilada por los guardabosques de la Reserva Natural Khakassky y los miembros del equipo del gobernador de la región de Kemerovo. Además, está equipada con un teléfono satelital en caso de emergencias y es contactada y visitada varias veces al año para saber de su salud.
Un miembro de la administración de la ciudad de Tashtagol indicó hace poco que Agafia afirma sentirse muy bien de salud. Además, señaló que no quiso mencionarle nada acerca del Coronavirus para que no empezara a preocuparse.
Escrito por Luisa Lugo, redactora de CodigoOculto.com
Y quien les pegó la gripe
Bueno,sabe sonreir a pesar de todo…