Se trató de una erupción solar de clase M4.4, una tormenta solar de fuerza media. Es la erupción solar más poderosa lanzada por el Sol en más de tres años, y fue registrada el 29 de noviembre.
La llamarada solar, es una explosión repentina y brillante de energía electromagnética, medida como M4.4 en la escala que usan los astrónomos para las tormentas solares. Los destellos de clase M son erupciones de tamaño mediano (en comparación con los destellos pequeños de clase C y los destellos grandes de clase X) y se clasifican en una escala del 1 al 9, con números más grandes que representan destellos más fuertes.
El estallido brillante de la llamarada M4.4 fue acompañado por una eyección de masa coronal, que a menudo puede acompañar a las erupciones solares. Las eyecciones de masa coronal son grandes liberaciones de plasma y campos magnéticos de la corona solar, o su capa más externa.
Ciclo solar 25
Esta llamarada inició un nuevo ciclo solar (ciclo solar 25), que comenzó en diciembre de 2019 y se anunció en septiembre. El ciclo solar anterior se desarrolló de 2008 a 2019 y, aunque esta nueva fase de actividad solar comenzó con esta poderosa explosión, los científicos estiman que será bastante silencioso, al igual que el ciclo solar 24 anterior.
Crédito: NASA / SDO / AIA / EVE / HMI
El clima solar sigue un ciclo de actividad de 11 años y el seguimiento de estos ciclos y la actividad siempre cambiante del Sol es fundamental no solo para la ciencia sino también para nuestra vida diaria aquí en la Tierra. Las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal liberan increíbles ráfagas de radiación electromagnética. Estas expulsiones repentinas de energía pueden ser tan intensas que sus efectos pueden llegar a la Tierra, provocando apagones de radio y otras interrupciones tecnológicas.
Pero, mientras que las erupciones solares de clase X podrían causar apagones de radio en todo el mundo, las erupciones de clase M como la que experimentamos el domingo generalmente solo desencadenan consecuencias menores en nuestro planeta de origen.
Con esta explosión brillante, los rayos X y la radiación ultravioleta de la erupción solar crearon un apagón de radio de onda corta sobre el océano Atlántico Sur, informó el astrónomo Tony Phillips en Spaceweather.com, detallando algunos de los efectos tecnológicos de esta llamarada.
Las llamaradas solares causan auroras. Crédito: Pixabay
Aunque la llamarada apareció como una clase M de la Tierra, en realidad puede haber sido una llamarada más fuerte, ya que el evento tuvo lugar parcialmente detrás del sol.
Phillips escribió:
“La explosión fue eclipsada parcialmente por el cuerpo del Sol. Podría haber sido un evento de clase X”.
Sin embargo, la nave espacial tuvo una mejor vista de la llamarada, por lo que pronto deberíamos tener más aclaraciones sobre el tamaño exacto del evento.
Vía: space
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