La trayectoria del asteroide Bennu es incierta, lo que deja abierta una pequeña posibilidad de impacto contra la Tierra a finales del siglo XXII. La roca también es un registro de la historia de nuestro sistema solar y contiene información sobre el origen de la vida. Estas características hacen de Bennu el objetivo perfecto para la NASA.
La misión OSIRIS-REX será lanzada en septiembre para salir de dudas sobre el riesgo de impacto y para traer muestras inéditas a la Tierra.
Bennu es entre 4.000 a 5.000 veces más masivo que el meteorito que explotó sobre Chelyabinsk en Rusia en 2013. «Para predecir con precisión su evolución orbital futura, tenemos no sólo que entender la fuerza de la gravedad, sino fuerzas térmicas en el asteroide que pueden alterar significativamente su camino. Así que vamos a estudiar no solo la emisión térmica que sale de Bennu, sino que también vamos a producir un modelo global para asegurarnos de entender la dinámica subyacente; así podremos predecir de forma precisa dónde estará Bennu en el futuro, y aplicarlo a otros asteroides peligrosos, para realmente entender los riesgos de impacto», explica Dante Lauretta, investigador principal de la misión OSIRIS-REx., en un vídeo de la NASA.
Lauretta subraya además, el interés de este objeto para la ciencia planetaria. «Es una gran aventura para explorar un mundo desconocido. Vamos a alcanzarlo y a tocarlo, y entonces vamos a traer un tesoro en forma de muestras a la Tierra para el análisis científico. Para mí no hay nada más excitante que eso».
«Queremos entender el origen de la Tierra, el origen de la Luna, de otros planetas terrestres, pero las historias tempranas de esos objetos están borradas. Los asteroides registran las fases iniciales del sistema solar, así que son realmente una cápsula del tiempo del principio del sistema solar», expresa el científico. «Mi sueño es que encontremos algo único, algo no representado en las colecciones de meteoritos actuales: material rico en orgánicos en la superficie de este asteroide, que contenga toda clase de tesoros científicos sobre el origen de la vida y la evolución molecular orgánica en el sistema solar».
OSIRIS-REx llegará a Bennu en 2018. Una vez que el equipo esté listo, usarán un sistema de adquisición TAG-SAM (Touch and Go-Sample) para conseguir una muestra de la superficie. «Contamos con un sistema único para descolgar este TAG-SAM en la superficie. Entonces aplicaremos gas nitrógeno a alta presión para agitar el suelo, creando una especie de filtro de aire gigante. Todo el proceso durará cinco segundos y el portador de la muestra volverá a la nave», explica Lauretta.
La razón para estar tan poco tiempo en contacto con la superficie del asteroide es el ambiente de baja gravedad, que produce que cualquier dispositivo que se acerque tienda a rebotar. Precisamente, el diseño del TAG-SAM aprovecha este efecto para realizar mejor su trabajo. La misión culminará con la vuelta a la Tierra con su muestra en el interior en 2023.
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