En el interior de la Gran Pirámide nunca se halló vestigio de cuerpo alguno, la pirámide se encontraba en una magnífica desolación. Ello ha dado pie a pensar que realmente la pirámide no fuera un monumento funerario y con ello se abrió el campo de mil y una hipótesis sobre el uso de tan magnífico esfuerzo sobrehumano.
La Gran Pirámide sigue ocultando sus misterios, son muchos los investigadores que se afanan por desvelar sus secretos, lo que ocultan sus canales, sus conductos, los que buscan cámaras secretas o lo que aún creen que en su interior se esconde un fabuloso tesoro junto al cuerpo momificado de Keops… Quizás el mayor tesoro es tener este monumento aún en pie para nuestro gozo y admiración, y su mayor enigma es desvelar quién la construyó.
La Historia ortodoxa nos dice que fue el faraón Keops quién la mandó edificar pero hay tantas inconsistencias en esa versión que hasta lo más acérrimos partidarios de la misma comienzan a dudarlo. Desde los documentos dejados por Herodoto de Halicarnaso casi 500 años antes de Cristo hasta las investigaciones del coronel retirado Richard Howard Vyse en 1837… Cada uno con un estilo, una línea y un concepto bastante particular sobre la pirámide.
Tanto Herodoto como Vyse atribuyen su construcción a Keops, el primero lo hace a través de su obra «Los nueve libros de Historia», pero es un hecho que no contrasta sino que lo afirma por las indicaciones que recoge. El segundo por el cartucho «encontrado» en la Cámara de Descarga y que toscamente pertenece a Keops… Un estudio de ese cartucho pintado nos dirá que posiblemente sea falso… Por tanto una pregunta sigue flotando en el ambiente –como diría Carlos Murciano-: ¿Quién construyó la Gran Pirámide?
Herodoto y la Gran Pirámide
Sobre la Gran Pirámide tenemos las primeras referencias de la mano de Herodoto, él escribió sobre el tiempo en el que –presuntamente- se construyó de esta forma:
Hasta el reinado de Rampsinito, según los sacerdotes, viose florecer en Egipto la justicia, permaneciendo las leyes en su vigor y viviendo la nación en el seno de la abundancia y prosperidad; pero Keops, que le sucedió en el trono, echó a perder un Estado tan floreciente. Primeramente, cerrando los templos, prohibió a los egipcios sus acostumbrados sacrificios; ordenó después que todos trabajasen por cuenta del público…”
Parece que Keops ordenó que el Templo de Isis, la Gran Pirámide, pasara a reconvertirse en su tumba, siendo ya un monumento edificado anteriormente al reinado del faraón: «Viéndose ya falto de dinero, llegó Keops a tal extremo de avaricia y bajeza, que en público lupanar prostituyó a una hija, con orden de exigir en recompensa de su torpe y vil entrega cierta suma…, pidiendo a sus amantes que le costearan cada uno una piedra para su edificio», parece una exageración más orientada a retratar a Keops como un tirano sin escrúpulos al que los egipcios odiaban y al que sus restricciones al pueblo le acabarían pasando factura…
Sobre la Gran Pirámide nos sigue narrando Herodoto:
En esta fatiga ocupaba de continuo hasta 3000 hombres, a los cuales de tres en tres meses iban relevando, y sólo en construir el camino para conducir dicha piedra de sillería hizo penar y afanar a su pueblo durante diez años enteros, lo que no debe extrañar, pues este camino, sino me engaño, es obra poco o nada inferior a la pirámide misma…, y en los diez años de fatiga empleados en la construcción del camino, no se incluye e tiempo invertido en preparar el terreno del collado donde las pirámides debían levantarse, y en construir una cámara subterránea que sirviese para sepulcro real, situada en una isla formada por una acequia que del Nilo se deriva. En cuanto a la pirámide, se gastaron en su construcción veinte años”.
Es por tanto Herodoto de Helicarnaso el que más datos nos ofrece sobre la Gran Pirámide, Herodoto que era reconocido historiador y cronista de su época, y quién otorga la autoría de la construcción de la pirámide al faraón Keops, igualmente otorga la construcción de la segunda pirámide a Kefrén y la tercera a Micerinos, o en sus nombre egipcios: Khufú, Khafra y Menkura en su obra «Los nueve libros de la Historia», aunque é mismo matizaba: «…si alguno hubiere a quién se hagan creíbles esas fábulas egipcias, sea enhorabuena, pues no salgo fiador de lo que cuento, y sólo me propuse por lo general escribir lo que otros me referían…»
El coronel Richard Howard Vyse
Fue en el año 1835 cuando en el cálido El Cairo hace acto de presencia un coronel británico, destacado en la India, llamado Richard Howard Vyse. Su máximo afán era dar notoriedad al apellido familiar y centró sus esfuerzos en «desvelar» los secretos de la Gran Pirámide, sin duda una buena forma de lograr su objetivo.
En Giza también se encontraba el italiano Giovanni Battista Caviglia, capitán de navío, que estaba vivamente interesado en aquel colosal monumento. Caviglia se había encargado de que se limpiara todo el camino –de escombros y excrementos de murciélago- del pasaje que descubrió en 1765 Nathaniel Davidson que iba hasta la Cámara de Descarga. Igualmente el Pozo. Vyse estaba atento a lo que desarrollaba aquel trabajador italiano y un día se presentó ante él y le ofreció su financiación si se presentaban ante los medios compartiendo los descubrimientos… Pero Caviglia, temperamental, rechazó la propuesta de aquel inglés con más ganas de protagonismo que de investigar. Caviglia además era un arqueólogo sumamente meticuloso, cuidadoso, era un ejemplo para otros arqueólogos. El mismo William M. Flinders Petrie, uno de los mejores investigadores de la Gran Pirámide, en 1880, buscó al capataz de Caviglia, Ali Gabri, para que dirigiese los trabajos que iba a realizar, era un ejemplo.
El coronel Vyse no se rendía y seguía intentado pasar a la Historia, así obtiene un permiso para trabajar en la meseta de Giza y con un presupuesto de 10.000 libras se encaminó hacia el lugar en busca de sus sueños y deseos… Contrató a Caviglia pero Vyse se desesperaba con la lentitud del italiano que era muy meticuloso. Las peleas entre el inglés y el italiano eran constantes y Vyse decide prescindir de Caviglia y contratar al ingeniero John Perring, uno de los métodos preferidos de esta singular pareja de «arqueólogos» era el uso de pólvora en sus excavaciones, sin dudas bastante alejado de los cuidadosos métodos de Caviglia. A ellos se debe que la Esfinge tenga «Heridas» de pólvora en el hombro y en el lomo…
Pero miraron a la Gran Pirámide y centraron la búsqueda en su interior, su búsqueda y el uso de la pólvora que «les aligeraba el trabajo»… Caviglia había observado que sobre la Cámara de Descargar podría haber otras cámaras, así que Vyse, haciendo suya esa teoría, decidió usar la pólvora y probar suerte en la búsqueda de otras cámaras en el interior de la Gran Pirámide nunca antes descubiertas. Un trabajador de malos hábitos, llamado Daued, fue el encargado de la voladura, tras una resonante explosión en el monumento y una nube de polvo un agujero surgió ante sus ojos… Así pasaron a otra estancia que estaba igualmente cerrada y la pólvora volvió a entrar en acción, así hasta una quinta Cámara de Descarga y descubriendo todas estas estancias sobre las que acertadamente teorizó Caviglia.
En estas cámaras no se halló nada, eran estancias con una función arquitectónica no ornamental, pero Vyse tenía un as en la manga y presentó el hallazgo de las cámaras halladas junto a unos jeroglíficos que decía haber encontrado pintados en la pared. El experto en escritura jeroglífica del Museo Británico, Samuel Birch, y dictaminó que pertenecía uno de ellos al faraón Keops que era el que determinaba la Historia que había mandado construir el monumento y que desde tiempos de Herodoto tenía dicha autoría, aquella parecía la prueba definitiva que desvelaba el misterio del constructor de la Gran Pirámide.
Vyse se podía dar por satisfecho, su sueño de gloria y popularidad lo había logrado, y con el éxito en el bolsillo decidió que ya había pasado demasiado tiempo al sol de El Cairo y regresó a Inglaterra llevándose algunos «recuerdos» de su estancia en el país de los Faraones. Pero la desgracia se alió con Vyse y su barco naufragó en las costas de Cartagena y con el barco un importante botín arqueológico entre los que se encontraban el sarcófago de Micerinos… No obstante el coronel Vyse, por los méritos contraídos fue ascendido a General del Ejército Británico… Hoy día hubiera sido degradado a soldado raso.
Pero centrémonos en los jeroglíficos descubiertos por Vyse y que comenzaron a sembrar de dudas su autoría. A Caviglia, avezado experto, le fue prohibido el paso a las cámaras descubiertas así como al capataz de la excavación; los ingenieros Mash y Perring si entraron en las estancias, de hecho Perring lo refleja en su obra «Las Pirámides de Giza a la luz de su exploración verdadera y las medidas tomadas allí mismo», destaca las líneas rojas de albañil pero no en los jeroglíficos –que debían destacar- que apunta que fueron hallados «posteriormente»… ¿Posteriormente? ¿Reparan en unas líneas de albañil y no en unos jeroglíficos? Extraño.
Una vez que se realiza la voladura Vyse impide el paso de cualquier persona a la estancia siendo él mismo y su acompañante, J.R. Hill. En la obra de Vyse «Operaciones llevadas a cabo en la Pirámide de Gizeh» (1837) el coronel agradece públicamente a Hill su ayuda, posteriormente Hill sería el propietario repentino del Hotel El Cairo… se cree que como agradecimiento a su fidelidad… Fue entonces cuando surgió el rumor de que los cartuchos y jeroglíficos hallados en la Gran Pirámide eran contemporáneos, es decir: lo habían pintado ellos mismos.
Analizando más detenidamente los jeroglíficos comienzan las dudas, Samuel Birch se quedó estupefacto ante el descubrimiento. No había una sola indicación del constructor de la pirámide en todo el edificio y ¿se iban a molestar en dejar ese vestigio en una cámara cerrada por toda la eternidad? En el cartucho Birch reconoció el nombre de Khufú (Keops) pero también de dio cuenta de elementos extraños en los cartuchos y jeroglíficos que le hacían dudar. Los signos grabados no se correspondían con los del Imperio Antiguo sino encajaban mejor con el demótico, más tardío. Otros signos eran desconocidos y otros estaban pintados al ¡revés! Aquello parecía una burda falsificación sacada de un manual lleno de incorrecciones. Igualmente apareció un cartucho con el nombre de Khnum-khuf, un faraón inexistente que se cree podría hacer referencia lejana a Keops…
…Y llega el descubrimiento de la trama de Vyse
Se investigaron las fuentes arqueológicas y egiptológicas empleadas por el coronel Vyse, y se pasó de la perplejidad por el uso de la pólvora a la ira al comprobar el fraude de los jeroglíficos… Así pues la Piedra Rosetta fue encontrada en 1799, habían pasado tres décadas desde su descubrimiento y se desconocía mucho en torno a la escritura jeroglífica, se podría decir que se estaba en las primeras fases de comprenderla dando lugar a numerosos estudios y a numerosos errores aún, era una «ciencia» en aprendizaje, en proceso de perfeccionamiento. Así J.R. Hill consultó una obra llamada «Materia Hieroglyphica» cuyo autor era Sir John Wilkinson. Pues bien, no cabía dudas que fuera la obra consultada por Hill y Vyse y, precisamente en esa obra hallamos errores en la denominación del nombre de Keops, los mismos errores que se encontraron como «espectacular hallazgo» en las cámaras… Era muy curioso.
Cuando Hill y Vyse procedían a la voladura de la cuarta cámara se actualizaba el texto de Wilkinson, «Hábitos y costumbres del Antiguo Egipto» y Hill se hizo de esta nueva obra, en ella se rectificaba el nombre de Keops, así Vyse y Hill rectifican, en plan chapuza, el nombre de Keops en las siguientes cámaras donde si aparece «correctamente» escrito Khufú (Jufú o Keops), pero en el colmo de los despropósitos nuevamente había errores pues Wilkinson interpretaba el círculo de correspondencia a la letra KH (Khufú), ese signo («tamiz» o cedazo») se corresponde con un círculo y varias líneas que lo cruzan. Así, Hill y Vyse, fieles a Wilkinson como autor de cabecera, cometen el mismo error… Seguir los errores de Wilkinson es seguir los errores de la pareja de «arqueólogos»… Así ese signo lo confunden con el símbolo de Ra, del Sol, que es un círculo con un punto en el centro, así Hill y Vyse no escriben Khufú sino Raufú… Eso jamás se hubiera permitido a los constructores de las pirámides.
Pero hay más: los signos pintados por Hill y Vyse no están representados en la postura correcta ya que están pintados al revés, como si los miráramos desde un espejo… Era una chapuza.
Pero los historiadores, de buena gana y siguiendo la ortodoxia histórica, admitieron el «descubrimiento» (ya Falsificación) que otorgaba la gloria de la construcción de la Gran Pirámide al faraón Keops y además se cubría con ellos toda una época histórica. Así si no pertenecía su construcción a la IV Dinastía debía ser más antigua aún, casi en el neolítico egipcio y eso según la ortodoxia es impensable, pero no improbable. Así la Gran Pirámide sería de tiempos predinásticos cuando el país estaba regido por una especie de semidioses según los textos egipcios. Pero la ortodoxia nuevamente niega tal posibilidad, si impensable era creer que en época de Keops se pudiera haber construido tal monumento cuando se desconocía la rueda o el hierro, más impensable aún era pensar que en tiempos más remotos lo hubieran logrado…
Pero hay más… De las cinco cámaras de descarga la descubierta por un arqueólogo serio y riguroso como Davidson no tiene ni un solo jeroglífico, sin embargo las cuatro halladas por Vyse se encuentran marcadas con jeroglíficos a cual más incorrecto, además en la Gran Pirámide no hay ni un solo jeroglífico similar a los hallados por Vyse –más bien falsificados por Vyse- ni ninguna otra referencia a Keops, extraño ¿verdad?
Así los hallazgos de Vyse quedaron desacreditados y sin más valor que el de aquel que quería llegar pronto a ser reconocido como lo que no era: un arqueólogo de prestigio entendido en el Antiguo Egipto.
Un último apunte, en la Estela del Inventario, en el museo de EL Cairo se habla de cómo el faraón Keops crea una orden religiosa para el culto a Isis «Señora de la Pirámide»… Es decir que cuando Keops crea esa orden la Pirámide ya dominaba el horizonte de Giza, ya estaba construida y era el templo de la diosa.
Keops y la Gran Pirámide
La Historia más ortodoxa admite como constructor de la Gran Pirámide al faraón Keops de la IV Dinastía, con ello cubre un hueco en la Historia y da explicación a la construcción de una de las edificaciones más importantes del mundo, tanto que es considerada como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo y de la actualidad. Pero en el camino hay demasiadas dudas…
Según Herodoto, Keops manda construir una calzada desde la orilla del Nilo hasta la Gran Pirámide, con la función de facilitar el transporte de los bloques de piedra que formarán el monumento, en esta tarea se invirtió 10 años; posteriormente comienza la construcción de la pirámide, en la que según la misma fuente se tardó 20 años en comenzarla y concluirla.
Y quizás es el momento de más dudas y preguntas: ¿pudieron aquellos «toscos» constructores colocar milimétricamente los 54000 metros cuadrados de bloques de piedra de la primera de las 204 gradas que la forman que aquella precisión? ¿Cómo se tarda 10 años en construir una calzada hasta la pirámide y sólo 20 años en erigir el ciclópeo monumento? ¿Por qué Herodoto no se refiere a los túneles y pasajes del interior de la Gran Pirámide? ¿Acaso se le atribuye la construcción de la Gran Pirámide a Keops por que mandó trabajar en ella para que albergara su cuerpo a modo de tumba cuando originalmente –según los textos- era un templo dedicado al culto a Isis? ¿Cómo se las ingeniaron aquellos arquitectos y constructores para elegir, cortar milimétricamente, tallar y transportar las moles de piedra hasta Gizeh desde la cantera? ¿Cómo se colocaron los más de dos millones y medio de bloques de manera tan perfecta que en algunas ubicaciones no permite su unión ni el paso de una cuchilla de afeitar? ¿Cómo lograron los egipcios que la pirámide realizara el llamado «efecto relámpago» desde un punto de vista astronómico y arquitectónico? ¿Por qué hay tantas diferencia entre el trabajo original en la Gran Pirámide y unos añadidos posteriores de acabado impreciso e imperfecto que se podría atribuir a la acción mandada del faraón Keops?
Preguntas y más preguntas que nos llevan a cuestionar si Keops fue su constructor y la antigüedad admitida de la Gran Pirámide.
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