Los OVNIs son parte de nuestra cultura, al punto de influenciar aeronaves de uso militar ¿Pero de dónde viene el modelo original de los platillos voladores? La respuesta, posiblemente, esté en Alexander Weygers.
Todo el mundo sabe lo que es un platillo volador; los OVNIs han aparecido en innumerables historias, ya sean de civilizaciones antiguas o en la ciencia ficción. Aeronaves que parecen no contar con ningún sistema de propulsión, sin alas y que se aleja de todo conocimiento tecnológico terrestre.
Pero, ¿de dónde nació este concepto? ¿Por qué se hizo tan conocido? Por extraño que parezca, y a pesar de los continuos hallazgos antiguos que revelan la posible existencia de platillos voladores, sumado a miles de testigos visuales de extrañas naves surcando los cielos, este concepto era totalmente desconocido y solamente aquellos arqueólogos y estudiosos sabían sobre el tema.
No fue hasta que se desarrollaron una serie de propuestas «tecnoartísticas» que hicieron de Alexander Weygers un revolucionario de la época.
El da Vinci del siglo XX
Weygers diseñó diferentes propuestas extrañamente revolucionarias en los años 40, desde una versión aérea de la ciudad de San Francisco, hasta lo que conocemos en la actualidad como un platillo volador.
La prensa de la época llegó, incluso, a llamarlo el Leonardo da Vinci del siglo XX, algo que, para muchas personas, era una exageración. Aun así, sus diseños y propuestas fueron lo suficientemente intrigantes como para pasar a la posteridad.
El polifacético pintor, escultor, ingeniero, escritor y filósofo nacido en 1901, influenciado por una época donde máquinas que cambiaban el estilo de vida de las personas nacían prácticamente a diario, se interesó por el diseño y la ingeniería. Aunque esto no evita que su legado se encuentre actualmente olvidado y sus desconcertantes inventos solamente se puedan ver en un puñado de museos del mundo.
Los extraños proyectos de Weygers
Una de las curiosidades de la vida de Weygers es que fue uno de los soldados que participó en la polémica Segunda Guerra Mundial. Un evento rodeado de misterios que aún siguen sin esclarecerse del todo. Muchos teóricos aseguran que su «obsesión» con los platillos voladores nació en esta época y, después de la muerte de su esposa, su vida sufrió un duro golpe que le perseguiría hasta el fin de sus días.
El dolor le llevó a dejar la ingeniería por completo para dedicarse al arte, donde comenzó el diseño de «platillos voladores», máquinas nunca antes vistas. Cabe recalcar que para la época no existía el acrónimo OVNI, término empleado a partir de los años 60.
La manera con que fusionaba armoniosamente la tecnología con el arte era, sencillamente, algo que se salía del molde común. El primero de sus inventos llegó en 1944 y fue una máquina voladora con la forma de un disco el cual llegó a patentar (de hecho, su número de patente es altamente conocido: 2.377.835).
Una persona que desconozca la historia de Alexander Weygers y ve los dibujos que acompañan la patente, pensarían que son los diseños de algún libro de ciencia ficción o los bocetos para la maqueta de una película. Sin embargo, son totalmente reales.
Aunque a simple vista parece imposible que esta máquina pudiera volar se convertiría en la piedra angular del proyecto de filósofo.
El «Discopter», el comienzo de la Ciudad Voladora
Este modelo fue la base para la obra definitiva de Alexander Weygers: una ciudad voladora.
Usando los conceptos básicos del helicóptero, como las grandes turbinas en forma de hélices, planos destinados para proporcionar un sistema de dirección o el fuselaje circular, el artista ideó algo mucho más ambicioso. Obra que le valió el sobrenombre del Leonardo da Vinci del siglo XX.
Para Weygers, el futuro estaba en ciudades voladoras a cientos de metros de altura, con motores y hélices basados, en parte, en su Discopter y los helicópteros convencionales, los cuales tendrían la potencia necesaria para mantener a una ciudad como San Francisco en los cielos.
Pero ello nos lleva a una hacernos una pregunta ¿Quiénes vivirían en esa ciudad? ¿Humanos? Es poco probable que, con el vértigo, el viento, y las diferentes sensaciones, una sociedad humana pueda vivir tranquilamente a cientos de metros de altura y una persona tan inteligente como Weygers debía saberlo.
No sabemos qué propició que Alexander Weygers, una persona tan letrada y con grandes habilidades, al término de su período en la Segunda Guerra Mundial, se obsesionara con «Platillos Voladores» y una Ciudad Voladora cuasi inhabitable para los seres humanos… pero si fue algo que vio durante sus días de guerra ¿Qué fue?
Referencias: neoteo, ancient-code
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