Nuestra estrella es una bola de gas extremadamente caliente, con una superficie que arde a aproximadamente 10.000 grados Fahrenheit y que constantemente lanza violentos aluviones en forma de viento solar.
Sin embargo, esta fuente de calor y energía no durará para siempre. Continuamente irá expandiéndose hasta llegar a ser un gigante rojo, acabando con el sistema solar interior.
Debido a que es demasiado ligera no estallará como una supernova, pero es probable que en sus últimos días sea una enana blanca superdensa y caliente: los restos de un núcleo estelar.
Antes de que su caótico final se produzca, varios millones de años a partir de ahora, el Sol hará que la Tierra se caliente demasiado llevándola a límites que harán que la vida desaparezca.
Dentro de uno a dos mil millones de años, como indica el astrofísico y autor Ethan Siegel en Forbes, los océanos de nuestro planeta se evaporarán mientras el Sol se expanda.
Ahora, nuestro planeta se encuentra en la zona ricitos de oro de nuestro Sistema Solar, que es una región no tan cerca ni tan lejos del Sol como para que el agua exista en forma líquida y propicie la formación de vida. Sin embargo, esto no ocurrirá siempre.
El Sol está perdiendo cada vez más masa, y eventualmente dará lugar a un nuevo Sistema Solar.
A lo largo de toda su vida, el Sol ha arrojado aproximadamente una masa equivalente a 95 masas terrestres, como resultados de la fusión. Esto causa que el helio se acumule en el centro del Sol calentando nuestro propio planeta a medida que aumenta su tamaño.
Las temperaturas llegarán a ser tan altas que el agua desaparecerá. Los mares se evaporarán y la vida tal como la conocemos será imposible. Sin embargo, no corras despavorido, eso ocurrirá en un par de billones de años.
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