Durante muchos años, Afganistán estaba «prohibida» para los arqueólogos, ya que las fuerzas talibanes luchaban contra el gobierno de Kabul en provincias remotas, y conservar la seguridad era un problema incluso en la capital. Sin embargo, investigadores estadounidenses y afganos ahora están encontrando miles de sitios antiguos nunca antes catalogados en el país, que durante más de un milenio permanecieron escondidos.
Estos descubrimientos prometen ampliar la visión de los eruditos sobre los imperios desaparecidos mucho tiempo atrás, mientras le brindan a la maltrecha nación una oportunidad desesperadamente necesaria para proteger su patrimonio cultural, un auténtico tesoro.
En una colaboración financiada por el Departamento de Estado de EE.UU., los arqueólogos están analizando datos comerciales satelitales, junto con imágenes de satélites espías militares y militares de EE. UU., que ofrecen una visión detallada de sitios remotos que son demasiado peligrosos para que los investigadores los visiten. En una reciente reunión de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental, los miembros del equipo dijeron que habían triplicado el número de características arqueológicas publicadas en Afganistán, a más de 4500. Los descubrimientos van desde caravasares*, enormes complejos diseñados para albergar viajeros y construidos desde los primeros siglos a.C. hasta el siglo XIX, a redes de antiguos canales invisibles desde el suelo.
* Un caravasar es un antiguo tipo de edificación surgido a lo largo de los principales caminos donde las caravanas que hacían largos viajes de muchas jornadas —de comercio, peregrinaje o militares— , podían pernoctar, descansar y reponerse los viajeros y animales.
«La capacidad de explorar una región relativamente poco conocida de manera eficiente y segura es realmente emocionante», dijo David Thomas, arqueólogo de la Universidad La Trobe en Melbourne, Australia, que ha realizado trabajos de teledetección en Afganistán. «Esperaría que se descubrieran decenas de miles de sitios arqueológicos. Solo cuando se registran estos sitios se pueden estudiar y proteger».
Fruto de esta investigación se han hallado miles de asombrosos vestigios arqueológicos que, en ocasiones, destacan solo unos centímetros sobre el terreno o incluso están completamente cubiertos con arena. El estudio ha sacado a la luz civilizaciones perdidas que prosperaban a lo largo de la famosa Ruta de la Seda, incluso en épocas en las que se creía que ya no existía esta legendaria ruta comercial.
El estudio refuta la idea comúnmente aceptada de que las civilizaciones diseminadas a lo largo de la Ruta de la Seda, entre Asia y Europa, entraron en declive en los siglos XV y XVI, después de que las caravanas de comerciantes dejaran de surcarlas al abrir los navegantes portugueses la ruta marina hacia China y la India. Entre los hallazgos figuran gigantes caravasares, precursores de los actuales ‘moteles’, donde se hospedaban los comerciantes, y que fueron construidos desde épocas anteriores a Cristo y hasta el siglo XIX.
¿Qué encontraron?
Entre los hallazgos recientes del equipo se encuentran 119 caravasares de finales del siglo XVI y principios del XVII espaciados aproximadamente cada 20 kilómetros, aproximadamente un día de viaje con una gran caravana, a través de los desiertos del sur de Afganistán. Los enormes edificios de adobe típicamente se extendían a lo largo de un campo de fútbol americano a cada lado y alojaban a cientos de personas y miles de camellos. Forman rutas que unían la capital del poderoso Imperio safávida, Isfahan, en lo que hoy es Irán, con el Imperio mogol que entonces dominaba el subcontinente indio.
Otros sitios hallados se corresponden con restos del Imperio parto, coetáneo de la Antigua Roma, e incluyen un extenso sistema de canales usados durante un millar de años, la mayoría de los cuales están ahora «enterrados».
Quizá el hallazgo más asombroso es la increíble coexistencia en la zona de religiones muy distintas. En uno de los valles las imágenes han revelado restos de estupas budistas, templos del fuego zoroástricos y santuarios helenísticos, algunos de los cuales presentan símbolos arameos.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Science Mag.
El posible origen de la humanidad podría estar enterrado en estos desiertos.
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