El objeto interestelar 3I/ATLAS continúa desconcertando a los astrónomos. Nuevas imágenes obtenidas desde las Islas Canarias y el Telescopio Espacial Hubble revelan que emite un chorro de material en dirección al Sol, un fenómeno contrario a todo lo observado en cometas tradicionales. Este hallazgo, documentado por el astrofísico Avi Loeb y su colaborador Eric Keto, podría redefinir los modelos actuales sobre la dinámica y composición de los objetos interestelares.
Un visitante interestelar fuera de lo común
3I/ATLAS fue detectado en 2025 como el tercer objeto conocido proveniente de fuera del sistema solar, después de ‘Oumuamua y Borisov. A diferencia de ellos, su comportamiento óptico y su actividad no encajan en las categorías establecidas. Las observaciones del Two-meter Twin Telescope (TtT) en las Islas Canarias, obtenidas el 2 de agosto de 2025, mostraron un chorro de unos seis mil kilómetros que se extiende desde su núcleo en dirección al Sol. Lo inusual no es solo su orientación, sino también su estabilidad y brillo persistente, confirmados por una imagen previa del Hubble el 21 de julio del mismo año.
En un cometa convencional, la radiación solar empuja los gases y el polvo desprendidos del núcleo, formando una cola que siempre apunta en sentido opuesto al Sol. Sin embargo, el caso de 3I/ATLAS muestra una emisión aparentemente dirigida hacia la estrella. Loeb compara esta contradicción con “ver un gato con la cola saliendo de su frente”, un ejemplo gráfico para ilustrar la magnitud de la anomalía observada.
Un chorro que desafía las leyes conocidas
Los astrónomos han sugerido que el chorro solar no puede explicarse como una simple ilusión de perspectiva. En cometas del sistema solar, un efecto llamado anticola puede producir la apariencia de una cola apuntando hacia el Sol, pero se trata de partículas rezagadas vistas desde un ángulo específico. En 3I/ATLAS, las condiciones geométricas no permiten esa explicación, ya que la dirección observada coincide con la línea solar real.
El análisis de Loeb y Keto indica que la relación entre el eje mayor y el menor del chorro, cercana a 10:1, es consistente con una emisión física orientada al Sol. Esto plantea un dilema teórico: las partículas eyectadas deberían ser repelidas por la radiación solar, no atraídas hacia ella. La hipótesis sugiere que el chorro podría estar compuesto por material más pesado o responder a un mecanismo aún desconocido, posiblemente magnético o energético, que contrarreste la presión de radiación.

Imagen del objeto interestelar 3I/ATLAS tomada desde el Telescopio Gemelo de Dos Metros en las Islas Canarias, España. La imagen, compuesta por 159 exposiciones de 50 segundos cada una, fue tomada el 2 de agosto de 2025. Muestra un débil chorro apuntando hacia el Sol (marcado con una línea morada), que se extiende hasta una distancia proyectada de unos 6000 kilómetros desde el núcleo (indicado por el punto de intersección de las finas líneas rojas). La dirección opuesta al Sol (hacia donde debería apuntar la cola de un cometa genérico) se muestra en amarillo. Crédito de imagen: M. Serra-Ricart et al., 15 de octubre de 2025
Composición y propiedades anómalas
El misterio del chorro solar se suma a otras propiedades excepcionales del objeto. Su masa estimada sería hasta un millón de veces mayor que la de ‘Oumuamua y mil veces superior a la de Borisov, lo que implica una estructura densa y probablemente metálica. Estudios espectroscópicos preliminares revelan una composición con abundante níquel y escasa o nula presencia de hierro, algo poco común en cuerpos naturales del sistema solar.
Además, el contenido de agua representa apenas un cuatro por ciento de su masa total, un valor muy bajo para un cometa. También se ha detectado una polarización negativa extrema de la luz reflejada, un fenómeno óptico sin precedentes que sugiere una superficie irregular y altamente reflectante. Todos estos factores apuntan a que 3I/ATLAS podría pertenecer a una clase completamente nueva de objetos interestelares.
Una trayectoria con coincidencias llamativas
La órbita de 3I/ATLAS también presenta características singulares. Su movimiento se mantiene alineado con el plano de la eclíptica, donde orbitan los planetas del sistema solar, y su dirección de llegada coincide dentro de nueve grados con la procedencia de la señal Wow!, una misteriosa transmisión detectada en 1977. Aunque esta coincidencia podría ser casual, refuerza el interés de los investigadores por estudiar la procedencia del objeto con mayor detalle.
El hecho de que 3I/ATLAS se mueva en una trayectoria tan bien alineada con la eclíptica sugiere que pudo haber sido influido por fuerzas gravitacionales durante su ingreso al sistema solar, o bien que comparte un origen en una región estelar con planos orbitales similares al nuestro.
Hipótesis en evaluación
Para los astrónomos convencionales, la hipótesis del chorro solar requiere una revisión detallada antes de considerarse confirmada. Algunos proponen que el fenómeno podría ser producto de efectos fotométricos, errores de calibración o de la sensibilidad de los instrumentos. Otros, como Loeb, sostienen que los datos son lo suficientemente sólidos como para justificar un replanteamiento teórico.
Entre las posibilidades en estudio se incluye la existencia de mecanismos internos de eyección impulsados por energía térmica atrapada o por procesos magnéticos, capaces de generar emisiones localizadas en dirección opuesta a la esperada. Si tales procesos fueran confirmados, representarían un nuevo tipo de actividad cometaria no dependiente únicamente de la sublimación de hielos.
Llegan nuevas imágenes del objeto interestelar 3I/ATLAS obtenidas por la sonda ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) de la ESA ubicada en la órbita de Marte.#3IATLAS #marte #exomars #interestelar pic.twitter.com/YCoVUSvN5z
— Exploración OVNI (@exploracionovni) October 7, 2025
Implicaciones científicas
La existencia de un chorro solar en un objeto interestelar abre un campo de investigación inédito. Si se demuestra que este tipo de emisiones puede mantenerse estable a pesar de la presión de radiación, podrían revisarse los modelos sobre dinámica de partículas y sobre la interacción entre viento solar y materiales metálicos. También obligaría a reconsiderar la definición de cometa, que hasta ahora se basa en comportamientos observados exclusivamente en el sistema solar.
Loeb sugiere que 3I/ATLAS podría haberse originado cerca de una estrella masiva, donde las condiciones extremas favorecen la formación de materiales ricos en níquel y otros metales pesados. En ese entorno, la actividad observada podría ser el remanente de procesos energéticos que no existen en cuerpos helados comunes. Si esta hipótesis resulta correcta, los objetos interestelares como 3I/ATLAS podrían ser fragmentos de mundos destruidos o expulsados durante fases tempranas de formación planetaria.
El futuro de las observaciones
Confirmar la naturaleza de 3I/ATLAS requerirá nuevas imágenes de alta resolución y espectroscopía multibanda que permitan estudiar su composición con precisión. También será necesario observar su evolución conforme se aleje del Sol, para determinar si el chorro desaparece o mantiene su dirección contraria a las fuerzas solares. Cualquiera de los resultados proporcionará información valiosa sobre la física de los objetos interestelares y sobre los procesos de expulsión y fragmentación en otros sistemas estelares.
La detección de este chorro no solo cuestiona los límites de la astronomía actual, sino que recuerda que los fenómenos interestelares pueden ser mucho más diversos de lo que los modelos humanos anticipan. 3I/ATLAS, con su enigmática emisión solar, podría ser el primer indicio de una clase de cuerpos que hasta ahora permanecía fuera del alcance de nuestra comprensión.
Referencias: Avi Loeb, “A Sunward Jet from 3I/ATLAS Imaged by the Two-Meter Twin Telescope”. Medium. (Fuente)
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Por: CodigoOculto.com
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