Misterioso sacerdote maya de la cueva de Loltún en Yucatán, México. Encontrado por un explorador estadounidense. Proclamaba tener 1.000 años de edad.
Robert Stacy-Judd, arquitecto y explorador, se había adentrado en esta laberíntica cueva de Loltún, un antiguo refugio maya con pinturas murales de hace más de 2.000 años. Muy adentro, ya se había extraviado junto con sus guías y termina encontrándose con este sacerdote ermitaño maya que les salvó la vida.
Loltún se extiende en un mundo subterráneo de 2 kilómetros con muchos recovecos y túneles. Se localiza en la península de Yucatán, al sur de la ciudad de Oxkutzcab. La experiencia de Stacy-Judd se reportó en el periódico Modesto News-Herald, en el artículo: «El misterio del ermitaño de la cueva de Loltún».
La exploración de la cueva de Loltún en México
Robert Stacy-Judd fue un arquitecto partícipe del Maya Revival (Renacimiento maya), un movimiento arquitectónico de las décadas de 1920 y 1930 que reivindicaba el arte y arquitectura maya y de otros pueblos mesoamericanos. Uno de sus diseños más recordados es el Aztec Hotel, ubicado en la Ruta 66 del Valle de San Gabriel en California.
Stacy-Judd también era aficionado a la cultura maya y hacía viajes de exploración hacia todo sitio arqueológico de Guatemala y México. Una de sus expediciones fue hacia la cueva de Loltún («loltún» significa «flor de piedra» en maya), aunque no se registró cuándo la realizó.
El objetivo era investigar las pinturas murales mayas de la gruta subterránea, datadas del Período Preclásico Tardío, entre los años 400 y 250 a. C. El arquitecto contrató a tres guías yucatecos locales quienes fueron estacionándose cada uno en puntos distintos y cada vez más adentro de la gruta.
El arquitecto y explorador iba adentrándose junto con el último guía, pero en ese momento, una gran roca cae cerca de ellos y el estruendo hace que el primer guía abandonara su posición para ir a revisar si los demás estaban bien. Por consiguiente, los exploradores perdieron su punto de referencia más cercano a la salida.
Encuentro con el longevo sacerdote maya
Al intentar regresar hacia la salida, Stacy-Judd encuentra una abertura, la cual atraviesa para terminar dentro de otra cueva de 16 metros de altura. Ahí logra divisar la luz de una antorcha siendo sostenida por “un anciano con un manto blanco” y “una calabaza de peregrino cubriendo su cabeza”.
El anciano estaba delgado pero parecía saludable y mentalmente bien dispuesto. Tenía un bigote grande y blanco pero sin barba (un rasgo característico de los mayas). Luego del asombro, Stacy-Judd le pide a los guías comunicarse con el hombre. El anciano afirmó que era un Hol-Pop, un sacerdote maya de 1.000 años de edad (!) y que estaba custodiando un tesoro antiguo ahí en la cueva de Lotún.
Stacy-Judd consideró mítica esa edad, pero sí intuyó que el hombre intraterreno: «muy bien podía tener más de cien años de edad». Al darse cuenta que el explorador y los guías estaban perdidos, el anciano los guía hacia la salida de la caverna, salvándoles la vida y evitando que quedaran extraviados (aun estando ciego debido a 100 años viviendo en la oscuridad).
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Para Robert Stacy-Judd esta fue la experiencia más extraña de su vida… Haber tenido un encuentro con un ermitaño saludable viviendo dentro de una cueva colosal subterránea (y que incluso proclamaba tener 1.000 años de edad). Luego de salir, Stacy-Judd le otorga unas monedas de plata y el sacerdote maya regresa a lo profundo de la gruta y ya nadie lo vuelve a ver jamás.
Por: Erick Nielssen
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