La epidemia causada por el nuevo coronavirus o COVID-19 ha causado hasta ahora 2.980 muertes y aproximadamente 87.163 infectados en todo el mundo.
A pesar que la palabra coronavirus se ha ganado un concepto de terror y muerte en el mundo, ha generado una reacción totalmente diferente en el medioambiente: aire más limpio en China.
Imágenes satelitales de las agencias espaciales NASA y European Space Agency (ESA), con datos desde finales de enero, mostraron que la contaminación del aire se ha reducido de manera muy importante en China.
Cabe resaltar que la contaminación del aire mata a millones de personas cada año, principalmente en países en vías de desarrollo, siendo los más afectados las personas vulnerables, como niños o ancianos.
Diversos especialistas, según informa La Vanguardia, opinan que el descenso de la contaminación del aire en China se relaciona con el brote de coronavirus, que desde diciembre ha azotado el país asiático.
Disminución del dióxido de carbono
Los datos obtenidos por satélites de monitoreo de niveles de dióxido de carbono (CO2), gas nocivo emitido por autos o industrias (principalmente con la quema de combustibles fósiles), ha registrado una «caída dramática» en las últimas semanas.
Fei Liu, investigadora de calidad del aire en el Goddard Space Flight Center de NASA, dijo en un comunicado:
Esta es la primera vez que veo una caída tan dramática en un área tan amplia para un evento específico”.
Los mapas publicados tanto por NASA como por la ESA, revelan un «antes y después» de la cuarentena, comparando los niveles de polución entre el 1 y 20 de enero y el 10 y 25 de febrero.
La disminución de los niveles de contaminación se relaciona con las medidas tomadas por China para reducir la propagación del COVID-19. Una de las restricciones fue cerrar el transporte en el lugar donde inició la infección, Wuhan.
Además, ha ocurrido una disminución en las actividades comerciales y millones de personas se encuentran en cuarentena, sin poder realizar las actividades que anteriormente eran parte de su día a día.
El mundo ha pagado un caro precio, que cada día se incrementa con la propagación de la enfermedad, mientras que en el medioambiente una consecuencia inesperada e incluso positiva ha ocurrido.
Fuente: Earth Observatory NASA
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