Luego de 11 años de un periodo tranquilo, parece que el Sol ha despertado, lanzando una llamarada Clase X, siendo la más poderosa detectada desde el año 2017.
El 3 de julio de 2021, a las 14:29 UTC (10:29 EDT), nuestra estrella escupió su primera llamarada de clase X del ciclo solar 25; fue el destello más poderoso que hemos visto desde septiembre de 2017.
Las erupciones de clase X se encuentran entre las erupciones solares más poderosas de nuestra estrella anfitriona, y la más poderosa registrada fue una asombrosa X28 en noviembre de 2003.
Esta nueva llamarada no fue tan intensa, registró X1.5, pero, aun así, produjo un pulso de rayos X que golpeó la atmósfera superior y logró causar un apagón de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico.
La llamarada de clase X más reciente, anterior a esta nueva, tuvo lugar en septiembre de 2017, cuando el Sol hizo erupción en una llamarada X8.2.
Es una señal, junto con un aumento en los bucles coronales de plasma que se forman en arco desde la superficie del Sol, de que el ciclo definitivamente se está volviendo más activo.
Aunque el Sol parece bastante consistente desde nuestra perspectiva diaria aquí en la Tierra, una vista a largo plazo revela una actividad dinámica. Parte de eso es el ciclo solar.
Esto se basa en el campo magnético del Sol, que cambia cada 11 años, cambiando de lugar los polos magnéticos norte y sur. No se sabe qué impulsa estos ciclos (una investigación reciente sugiere que tiene que ver con una alineación planetaria de 11.07 años ), pero los polos cambian cuando el campo magnético está en su punto más débil, también conocido como mínimo solar.
Llamarada solar, como se ve en el destello brillante del lado derecho, ocurrida el 10 de septiembre de 2017. Crédito: NASA / SDO / Goddard
Debido a que el campo magnético del Sol controla su actividad (manchas solares (regiones temporales de fuertes campos magnéticos), llamaradas solares y eyecciones de masa coronal (producidas por líneas de campo magnético que se rompen y se reconectan), esta etapa del ciclo se manifiesta como un período de actividad mínima.
Una vez que los polos han cambiado, el campo magnético se fortalece y la actividad solar se eleva a un máximo solar antes de disminuir para el siguiente cambio polar. El mínimo solar más reciente tuvo lugar en diciembre de 2019, por lo que, en los próximos meses y años, deberíamos esperar que el Sol se vuelva más ruidoso, alcanzando su máximo alrededor de julio de 2025.
No todos los máximos solares son iguales, por lo que no está del todo claro si tendremos un ciclo débil o poderoso. El recuento promedio de manchas solares para un máximo es 179; El ciclo solar 24 alcanzó su punto máximo en solo 114. La NASA y la NOAA han predicho que el ciclo solar 25 será similar, con un pico de 115 manchas solares, pero otros científicos han predicho todo lo contrario: uno de los máximos solares más fuertes jamás registrados.
Curiosamente, la primera erupción de clase X tardó casi el doble en aparecer en el ciclo solar 24. Si eso es significativo, no lo sabremos hasta después del máximo solar del ciclo solar 25.
Crédito: NASA / SDO / Goddard
Entonces, ¿qué significa esto para la Tierra? Bueno, si una llamarada solar o una eyección de masa coronal estalla en dirección a la Tierra, podemos ver algunos efectos. No hay peligro de radiación para nosotros, los humanos, que se mueven en la superficie, nuestra atmósfera nos protege.
Pero para las llamaradas más poderosas, como la del 3 de julio, y las llamaradas de clase M más débiles, podemos ver algunas interrupciones en las capas atmosféricas por donde viajan las señales de comunicaciones. Esto significa que las comunicaciones por radio y los sistemas de navegación pueden verse afectados. Para los eventos más extremos, las redes eléctricas pueden quedar desconectadas, aunque eso sucede muy raramente.
El material del Sol también puede desencadenar auroras aquí en la Tierra, ya que las partículas interactúan con los gases en la atmósfera de nuestro planeta para producir el fenómeno brillante.
La mancha solar que produjo la llamarada, llamada 2838, se desarrolló durante la noche de la nada y también fue responsable de una llamarada M2. Desde entonces, ha girado fuera de la vista hacia el lado más lejano del Sol, donde aún puede estar activo. Tendremos que esperar unos días para ver si gira hacia atrás.
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