Un equipo de investigadores han descubierto un planeta del tamaño de la Tierra que se encuentra en la zona habitable de una estrella ubicada a unos 300 años luz de la Tierra. ¿Podría esta “segunda Tierra” ser algún día el nuevo hogar de un grupo elegido de humanos?
El equipo internacional de científicos estima que el planeta, bautizado como Kepler-1649c, tiene un tamaño 1.06 veces mayor que el nuestro, según un estudio publicado en Astrophysical Journal Letters.
Además, dicen que la temperatura de Kepler-1649 podría ser similar a la de la Tierra dado que recibe alrededor del 75 por ciento de la luz que recibe nuestro planeta del sol. Su estrella anfitriona es una enana roja, un tipo de objeto estelar relativamente frío, viejo y pequeño.
Un planeta en una zona habitable
Los científicos dicen que Kepler-1649c orbita muy de cerca a la enana roja (un año son solo 19.5 días terrestres), pero aún se encuentra en la llamada zona habitable, la región alrededor de una estrella anfitriona dentro de la cual podría existir agua líquida en la superficie. Se cree que el agua líquida es clave para la evolución de la vida tal como la conocemos.
Sin embargo, las enanas rojas son notorias porque a veces emiten gigantescas llamaradas, que algunos científicos creen que podrían dificultar el desarrollo de la vida.
En cualquier caso, Kepler-1649 es particularmente intrigante entre los mundos que albergan condiciones potencialmente habitables porque es el más similar a la Tierra, tanto en términos de tamaño estimado como de temperatura, de todos los planetas descubiertos por el Telescopio Espacial Kepler de la NASA, que se retiró en 2018 después de quedarse sin combustible.
Representación artística de un exoplaneta. (Pinterest)
Si bien hay exoplanetas descubiertos por Kepler que se cree que tienen un tamaño aún más cercano a la Tierra, y otros que pueden tener temperaturas más similares, Kepler-1649c es el único en la zona habitable que está muy cerca de nuestro propio planeta cuando se tienen en cuenta estas dos características.
Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington, que no participó en el estudio, dijo en un comunicado:
“Este mundo intrigante y distante nos da una esperanza aún mayor de que una segunda Tierra se encuentra entre las estrellas, esperando a ser encontrada. Los datos recopilados por misiones como Kepler y nuestro Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) continuarán arrojando descubrimientos sorprendentes a medida que la comunidad científica refina sus habilidades para buscar planetas prometedores año tras año”.
Encontrado en datos antiguos
Los científicos descubrieron Kepler-1649c mientras revisaban datos antiguos recopilados por Kepler. El telescopio usó el método de tránsito para identificar planetas candidatos. Esto implica buscar pequeñas caídas en el brillo, como se observa cuando los planetas pasan frente a su estrella anfitriona desde nuestra perspectiva. Posteriormente, los científicos determinan si estas caídas en el brillo son causadas por planetas u otros fenómenos.
Para clasificar la gran cantidad de datos recopilados por Kepler, los científicos de la misión crearon un algoritmo informático para ayudarlos a identificar qué caídas en el brillo representaban los planetas. En general, solo alrededor del 12 por ciento de las señales resultaron ser planetas. El resto fueron denominados “falsos positivos”.
Sin embargo, el algoritmo informático cometió algunos errores a la hora de identificar señales engañosas, como es el caso de Kepler-1649c, que originalmente se identificó como un falso positivo.
Para tratar de erradicar estos errores, un grupo de astrónomos formó el grupo Kepler False Positive Working, con el objetivo de revisar manualmente miles de falsos positivos de Kepler para confirmar que no eran planetas. El equipo descubrió Kepler-1649c en la última revisión de los datos de Kepler que se publicó hace tres años.
Representación del planeta Kepler-1649c. Cortesía: elsoldemixco.com
Jeffrey Coughlin, coautor del estudio del Instituto SETI, dijo en un comunicado:
“En términos de tamaño y temperatura probable, este es el planeta más similar a la Tierra que jamás se haya encontrado con Kepler. Es increíble para mí que lo hayamos encontrado ahora, siete años después de que se detuviera la recopilación de datos en el campo original de Kepler. No puedo esperar a ver qué más se puede encontrar en el rico conjunto de datos de Kepler durante los próximos siete años, o incluso setenta.”
El sistema en el que se encuentra Kepler-1649c también es intrigante porque contiene otro planeta de tamaño similar que orbita aún más cerca de la estrella anfitriona, aproximadamente a la mitad de la distancia.
Andrew Vanderburg, primer autor del estudio de la Universidad de Texas en Austin, dijo en un comunicado:
“De todos los planetas mal etiquetados que hemos recuperado, este es particularmente emocionante, no solo porque está en la zona habitable y tiene el tamaño de la Tierra, sino por cómo podría interactuar con este planeta vecino. Si no hubiéramos revisado el trabajo del algoritmo a mano, nos lo habríamos perdido”.
Las enanas rojas son el tipo de estrella más común en la Vía Láctea, y cada vez hay más pruebas de que muchas de ellas albergan planetas como Kepler-1649c.
Kepler ha revolucionado nuestra comprensión de los planetas más allá del sistema solar a través de sus observaciones de decenas de miles de estrellas. Lanzado en 2009, el telescopio identificó 2.600 exoplanetas confirmados, aunque también ha descubierto miles de candidatos potenciales a planetas.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Astrophysical Journal Letters.
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