Las observaciones al espacio profundo han hallado un posible mundo acuático que orbita una tenue estrella roja ubicada a solo 120 años luz de distancia, y lo que se ha encontrado es bastante interesante.
Exoplaneta K2-18
Un sondeo de la atmósfera de K2-18b revela la presencia de dióxido de carbono y metano, tal y como los científicos habían predicho anteriormente para un planeta oceánico con una atmósfera rica en hidrógeno, o mundo Hycean.
En términos más técnicos, las observaciones revelaron un tentador indicio de dimetil sulfuro (DMS), una firma biológica que los científicos predicen que podría detectarse en los mundos hioceánicos. Aquí en la Tierra, el DMS sólo lo produce la vida, y la mayor parte procede del fitoplancton marino.
El exoplaneta K2-18 b se ubica a unos 120 años luz en la constelación de Leo. Este mundo, que orbita la fría estrella enana K2-18, podría poseer ambientes propicios para la vida.
Importancia de los mundos Hycean o hioceánicos
El astrónomo Nikku Madhusudhan, de la Cambridge University, explica que el descubrimiento recalca “la importancia de considerar diversos entornos habitables en la búsqueda de vida en otros lugares”.
El especialista destaca la relevancia de los llamados mundos Hycean en esta búsqueda. Anteriores observaciones del telescopio Hubble habían ya insinuado que K2-18 b podría ser un mundo Hycean, con potencial para poseer una atmósfera rica en hidrógeno y una superficie cubierta de océanos de agua.
Además, K2-18 b no es una completa novedad en la astronomía. Ya en 2019 fue reconocido como el primer mundo rocoso en la zona habitable —la región alrededor de una estrella donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua líquida— en cuya atmósfera se detectó agua. A pesar de orbitar muy cerca de una estrella enana roja, las condiciones de irradiación en K2-18 b son similares a las de la Tierra.
Además, las observaciones revelan un tentador indicio de sulfuro de dimetilo, una firma biológica que los científicos predicen que podría detectarse en los mundos hioceánicos. Aquí en la Tierra, el sulfuro de dimetilo sólo lo produce la vida, y la mayor parte procede del fitoplancton marino.
Hemos observado a K2-18b desde hace algún tiempo
Los astrónomos han puesto el ojo en K2-18b durante algún tiempo.
En 2019, fue el primer mundo rocoso de la zona habitable (a diferencia de los gaseosos, como Júpiter y Saturno) en cuya atmósfera se detectó agua. La zona habitable es la distancia desde su estrella anfitriona a la que el agua líquida puede persistir en la superficie: ni tan lejos como para congelarse y convertirse en hielo, ni tan lejos como para evaporarse.
K2-18b es muy diferente de la Tierra. Es bastante más pesado, con unas 8.6 masas terrestres y 2.6 radios terrestres, y orbita muy cerca de una estrella enana roja, una vez cada 33 días.
Sin embargo, aunque los descubrimientos son prometedores, la ESA advierte que la presencia de moléculas de carbono no garantiza que K2-18 b pueda albergar vida. Además, su tamaño, 2.6 veces mayor que la Tierra, sugiere un interior con un manto de hielo a alta presión, similar a Neptuno.
Los próximos pasos involucrarán más observaciones con el telescopio James Webb para obtener datos precisos sobre el exoplaneta.
Madhusudhan concluye:
“Nuestro objetivo final es la identificación de vida en un exoplaneta habitable, lo que transformaría nuestra comprensión de nuestro lugar en el Universo”.
Los hallazgos de la investigación han sido aceptados para su publicación en The Astrophysical Journal Letters, y pueden leerse aquí.
[H/T: DW]
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