Por primera vez desde la detección del visitante interestelar 3I/ATLAS, un nuevo cuerpo celeste ha despertado la curiosidad de la comunidad astronómica. Se trata de C/2025 V1 (Borisov), un cometa que parece rozar los límites del sistema solar y plantea una pregunta intrigante: ¿podría estar relacionado con aquel objeto misterioso que viaja más allá de las estrellas? El astrónomo Avi Loeb analiza esta posibilidad en su artículo publicado en su blog en Medium, llegando a una conclusión tan prudente como reveladora: las coincidencias son notables, pero la evidencia indica que ambos siguen historias distintas.
Un nuevo visitante con firma ambigua
El 2 de noviembre de 2025, el astrónomo Gennady Borisov —descubridor del primer cometa interestelar confirmado, 2I/Borisov, en 2019— observó un objeto de trayectoria inusual que pronto recibió la designación C/2025 V1. Su órbita presenta una excentricidad cercana a 1.0095 ± 0.0026, lo que lo sitúa justo en el umbral entre un cometa perteneciente al sistema solar y uno de origen interestelar. Este valor tan ajustado, unido a su inclinación de aproximadamente 113 grados respecto al plano de la eclíptica, generó especulación inmediata.
Loeb señala que esa inclinación tan pronunciada y la débil o inexistente cola visible recuerdan a 3I/ATLAS, un objeto cuya composición y comportamiento desconcertaron a los observadores. Sin embargo, advierte que la similitud superficial no implica necesariamente un parentesco físico ni dinámico.

C/2025 V1 Borisov: un misterioso objeto sin cola ha sido detectado entre 3I/ATLAS y la Tierra. ¿Se trata de un nuevo cometa, un visitante interestelar? Crédito de imagen: Gennady Borisov
Los límites del paralelismo
A primera vista, los dos objetos comparten una falta aparente de actividad cometaria visible y un ángulo de entrada poco común. Pero al analizar los parámetros orbitales con mayor detalle, las diferencias se vuelven decisivas.
El plano orbital de 3I/ATLAS se encuentra casi perpendicular al de la eclíptica, mientras que el de C/2025 V1 se orienta de manera completamente distinta. Incluso si se considera la posible influencia de fuerzas no gravitacionales, las trayectorias no convergen. La distancia mínima entre ambas órbitas es de alrededor de 0.5 unidades astronómicas —unos 75 millones de kilómetros—, demasiado amplia como para pensar en un vínculo sin intervención activa o propulsión tecnológica.
Loeb subraya que, en el caso de 3I/ATLAS, se han detectado leves aceleraciones no gravitacionales asociadas con chorros o eyecciones de material, pero ninguna de magnitud suficiente para alterar tanto su rumbo ni para explicar el lanzamiento de fragmentos como C/2025 V1.
Un origen probable en la nube de Oort
El margen de error en la excentricidad de C/2025 V1 permite una interpretación más conservadora: que se trate de un cometa de la nube de Oort perturbado por interacciones gravitacionales. Loeb explica que un ligero empuje de Júpiter o un proceso de desgasificación no modelado bastaría para que la órbita pareciera hiperbólica sin serlo realmente.
Bajo esta perspectiva, el objeto no sería un visitante interestelar genuino, sino un miembro de la población más lejana del sistema solar. Su descubrimiento, sin embargo, es valioso porque ofrece un punto de comparación directo para diferenciar entre objetos nativos y aquellos provenientes del espacio interestelar, como 3I/ATLAS o 2I/Borisov.

Imagen de un nuevo objeto, C/2025 V1, tomada el 3 de noviembre de 2025. No se aprecia cola cometaria. La dirección hacia el sol se encuentra en la esquina superior derecha. Crédito de imagen: A. Ivanov et al.
Sin señales de vínculo tecnológico
Una parte del debate en torno a 3I/ATLAS se centra en la posibilidad de que sea un artefacto artificial o que exhiba propulsión intencionada. Si C/2025 V1 estuviera vinculado a él, debería mostrar algún tipo de aceleración dirigida o pérdida de masa asimétrica. Sin embargo, las observaciones hasta la fecha no revelan tal comportamiento.
Loeb analiza también la estructura de 3I/ATLAS, donde se han identificado al menos siete chorros que expulsan material en distintas direcciones. Este patrón caótico haría improbable la emisión de fragmentos coherentes capaces de mantener trayectorias independientes como la de C/2025 V1.
Lo que revelan ambos casos
Aunque la hipótesis de un origen común queda descartada por ahora, la comparación entre ambos objetos ofrece información clave sobre los límites de la dinámica orbital y la transición entre cuerpos vinculados al Sol y aquellos que cruzan el sistema solar desde el exterior. C/2025 V1 podría representar un ejemplo de cómo pequeñas perturbaciones gravitacionales bastan para imitar la firma de un viajero interestelar.
Avi Loeb concluye que es necesario seguir observando tanto 3I/ATLAS como C/2025 V1 para caracterizar mejor su composición, velocidad de eyección y espectro de gases. Solo así se podrá establecer si la frontera entre lo solar y lo interestelar es más difusa de lo que se pensaba o si los objetos verdaderamente ajenos al sistema siguen siendo tan escasos como excepcionales.
Referencias:
- Avi Loeb – “Is the New ‘Nearly Interstellar’ Object C/2025 V1 Related to 3I/ATLAS?” [Fuente]
- Observatorio Minor Planet Center (MPC) – Datos orbitales de C/2025 V1 (Borisov) [Fuente]
- NASA/JPL Small Body Database – Parámetros orbitales de 3I/ATLAS y C/2025 V1 [Fuente]
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Por: CodigoOculto.com










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