El objeto interestelar 3I/ATLAS ha vuelto a situarse en el centro del interés científico tras la publicación de nuevas imágenes que revelan una estructura extraordinaria: una anticola orientado hacia el Sol cuya extensión aparente supera la distancia media entre la Tierra y la Luna. Según el análisis presentado por Avi Loeb en diciembre de 2025, esta prolongación alcanza cerca de medio millón de kilómetros, un tamaño excepcional que no tiene precedentes claros en observaciones cometarias previas y que aporta nuevas claves sobre el comportamiento físico de este visitante procedente de fuera del sistema solar.

3I/ATLAS fue observado intensamente a mediados de diciembre de 2025, en un momento en el que se encontraba a unos 270 millones de kilómetros de la Tierra. La diferencia de distancia entre el 15 de diciembre y su punto de máxima aproximación, previsto para el día 19, era mínima, lo que permitió comparar imágenes consecutivas bajo una geometría prácticamente constante. Esta circunstancia facilitó la identificación y medición de estructuras extendidas alrededor del núcleo, reduciendo la posibilidad de que los cambios observados fueran producto de simples efectos de perspectiva.

Las imágenes analizadas corresponden a los días 14 y 15 de diciembre y muestran una elongación clara del brillo en dirección al Sol. Esta estructura fue identificada mediante mapas de brillo procesados con el filtro de gradiente rotacional Larson-Sekanina, una técnica que realza detalles sutiles en la distribución de la luz alrededor de objetos difusos. En el campo de visión completo, que abarca aproximadamente 0.86 millones por 0.39 millones de kilómetros, la anticola se distingue como una prolongación continua que se proyecta hacia la dirección solar desde el núcleo de 3I/ATLAS.

El panel superior muestra una imagen de 3I/ATLAS, tomada el 15 de diciembre de 2025 a las 02:28:12 UTC con un telescopio de 0.25 metros en Calabria, Italia. El panel inferior incluye el mapa de brillo de un filtro de gradiente rotacional Larson-Sekanina en una fracción del campo de visión completo, que abarca 0.86 por 0.39 millones de kilómetros y presenta una anticola que se extiende hasta medio millón de kilómetros desde 3I/ATLAS en dirección al sol, hacia la parte inferior izquierda. Crédito de imagen: Toni Scarmato

Cuando la cola apunta hacia el Sol

En los cometas convencionales, las colas se desarrollan en sentido opuesto al Sol como resultado de la presión de radiación solar y del viento solar, que empujan el polvo y los gases alejándolos del núcleo. El término anticola se utiliza para describir una estructura que, en apariencia, se extiende en dirección contraria a la esperada, es decir, hacia el Sol. Aunque se han documentado anticolas en algunos cometas del sistema solar, en muchos casos estas estructuras se explican por efectos geométricos relacionados con la línea de visión del observador.

En el caso de 3I/ATLAS, la extensión y persistencia de la anticola sugieren que no se trata únicamente de un efecto visual. La estructura observada se presenta como un resplandor de tonalidad verde-azulada, visible gracias a la dispersión de la luz solar por el material que rodea al núcleo. Su tamaño, claramente superior a la distancia media entre la Tierra y la Luna, la sitúa en una categoría excepcional dentro de las observaciones cometarias conocidas.

Medio millón de kilómetros de material extendido

La estimación de la longitud de la anticola se basa directamente en la escala del campo observado y en la posición relativa del núcleo dentro de ese marco. De acuerdo con el análisis de Loeb, la estructura alcanza aproximadamente 500 000 kilómetros, superando los 384 400 kilómetros que separan, en promedio, a la Tierra de la Luna. Este dato convierte la anticola de 3I/ATLAS en uno de las más extensas jamás registradas.

La magnitud de esta extensión plantea preguntas inmediatas sobre la dinámica del material que la compone. Para que la anticola haya alcanzado tal longitud en el tiempo disponible desde el perihelio del objeto, ocurrido unas semanas antes, es necesario considerar la velocidad a la que ese material se desplazó en dirección solar.

Imagen de 3I/ATLAS, tomada el 14 de diciembre de 2025, con un tiempo de integración total de 2 horas y 22 minutos y sin filtro, con un telescopio de 14 pulgadas (0,356 metros) en June Lake, California. El campo de visión que se muestra en el panel inferior abarca 4.24 millones de kilómetros por lado. Una anti-cola verde-azul apunta en dirección al sol, hacia la parte inferior izquierda. Crédito de imagen: Dan Bartlett

Velocidad, tiempo y formación de la anticola

A partir de la longitud observada y del intervalo de aproximadamente 45 días transcurridos desde el perihelio, Loeb estima que el material responsable de la anticola debió moverse con una velocidad mínima cercana a los 130 metros por segundo en relación con el núcleo de 3I/ATLAS. Esta cifra no corresponde a una medición directa, sino a un valor mínimo necesario para explicar la extensión alcanzada en el tiempo disponible.

Esta estimación proporciona un marco cuantitativo para evaluar los procesos físicos implicados. La orientación hacia el Sol y la velocidad requerida sugieren que las partículas que forman la anticola no están dominadas de forma simple por la presión de radiación solar, o bien poseen características que les permiten mantener esa configuración durante semanas.

Posición de 3I/ATLAS con respecto a la Tierra y Júpiter el 15 de diciembre de 2025. Crédito de imagen: JPL Horizons

Un visitante interestelar como laboratorio natural

El carácter interestelar de 3I/ATLAS añade una dimensión adicional a estas observaciones. Al no haberse formado en el sistema solar, el objeto ofrece una oportunidad única para estudiar cómo materiales procedentes de otros entornos estelares responden a la radiación solar y a las condiciones del espacio cercano al Sol. La presencia de una anticola tan extensa refuerza la idea de que los objetos interestelares pueden exhibir comportamientos que amplían el marco de referencia establecido a partir de cometas de origen local.

En conjunto, la detección de una anticola cuya longitud supera la distancia entre la Tierra y la Luna representa uno de los rasgos más llamativos observados hasta ahora en 3I/ATLAS. Más allá de su impacto visual, esta estructura aporta información clave sobre la dinámica del material que rodea a los objetos interestelares y subraya la importancia de seguir observando estos raros visitantes mientras atraviesan el sistema solar.

Referencias: “The Anti-Tail of 3I/ATLAS is Larger Than the Distance to the Moon”, Avi Loeb, Medium. (Fuente)

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Por: CodigoOculto.com