En este artículo escrito por tres académicos de diversas universidades internacionales se da una mirada a los fenómenos aéreos no identificados y cómo fueron percibidos por las civilizaciones antiguas.
Desde hace miles de años, la gente describe objetos inexplicables que brillan en el cielo.
Algunos fenómenos aéreos como cometas, lluvias de meteoritos, bólidos, auroras o incluso relámpagos de terremotos -todos ellos fácilmente explicables con los conocimientos actuales- fueron ampliamente reseñados en el mundo antiguo.
En la actualidad, el Congreso de Estados Unidos está investigando los fenómenos aéreos no identificados (UAP / OVNIs), a raíz de la filtración de imágenes clasificadas de OVNIs y de la afirmación de un antiguo oficial de inteligencia de que el gobierno estadounidense posee tecnologías “extraterrestres” (se refieren a David Grusch).
Mientras tanto, un reciente informe de NASA concluía que no hay pruebas que sugieran que los OVNIs sean de origen extraterrestre.
Los escritores antiguos veían estos fenómenos como signos de malestar social y desastre inminente. En este sentido, las reacciones modernas ante los OVNIs son similares a las de hace miles de años. Existe una larga historia de objetos extraños en el cielo asociados a crisis políticas y militares.
Antiguas señales de problemas
En la Biblia, el profeta Ezequiel mencionó un carro divino: brillaba como metal caliente en el fuego y Ezequiel pudo ver cuatro seres vivos en él. Parecían humanos, aunque tenían cuatro caras y cuatro alas.
Los vimāna -los carros voladores de los dioses- también aparecen en antiguas epopeyas indias, como el Mahābhārata y el Rāmāyana.
En los mitos hindúes, los dioses aparecían montados en estos carros para llegar a todos los rincones del universo.
Al describir los presagios del invierno del 218 a. C., el historiador romano Livio dijo que un “espectáculo de naves brillaba en el cielo”. La Segunda Guerra Púnica había comenzado, y el general enemigo Aníbal estaba a punto de conseguir una serie de victorias.
Puede que estas “naves” en el cielo fueran extrañas formaciones de nubes, pero las palabras elegidas por Livio sugieren algo “brillante” o “resplandeciente”, cualidades que incluso hoy en día se asocian a los OVNIs.
Livio informa de otra aparición de naves en el cielo en el año 173 a. C., cuando supuestamente apareció una “gran flota”. En la primavera del 217 a. C., cuando Aníbal seguía amenazando a Roma, Livio dice que “se vieron escudos redondos en el cielo” sobre Italia central.
Livio no dice si estos objetos brillaban como los “barcos” vistos el año anterior, pero los “escudos” recuerdan la aparición de “platillos volantes”, el tipo de OVNIs que cobró protagonismo en plena Guerra Fría.
El escritor griego Plutarco recoge otro curioso caso de OVNIs clásico en su The Life of Lucullus, general romano. Las fuerzas de Lucullus (Lúculo) estaban a punto de luchar contra el rey Mitrídates VI del Ponto cuando un extraño objeto apareció entre los dos ejércitos:
“De repente, el cielo se partió en dos y un enorme cuerpo llameante se precipitó entre los dos ejércitos. Su forma era muy parecida a la de una jarra de vino (pithos), y su color, al de la plata fundida. Ambos bandos se quedaron atónitos y se separaron”.
El hecho de que el objeto fuera descrito como un pithos, un recipiente que tiene una forma específica, sugiere algo más que una luz intermitente. Algunos lo han interpretado como un meteoro, pero el hecho de que Plutarco se centre en su brillante naturaleza metálica no concuerda con esta posibilidad.
Fuera lo que fuese, ambos ejércitos pensaron que era un mal presagio y se retiraron.
El historiador judeoromano Josefo, escribiendo sobre la guerra entre las fuerzas romanas y judías, registra una batalla aérea entre OVNIs en el año 65 d. C.. Antes de la puesta de sol, se vieron “carros” en el cielo, acompañados de “batallones armados que se precipitaban a través de las nubes”.
Josefo afirma que numerosos testigos presenciales lo vieron y creyeron que presagiaba la victoria romana que siguió.
De los días del juicio final antiguos a los modernos
San Pablo se refirió al “escudo de la fe” de Dios en su Carta a los Efesios, mientras que los “barcos que surcan el cielo” eran un tema común en la Irlanda medieval, simbolizando la seguridad que el “barco” de la Iglesia ofrecía a los creyentes.
Los informes sobre fenómenos inusuales aumentaron con el cambio de milenio, cuando los cristianos temían o esperaban el Juicio Final predicho en el Libro del Apocalipsis de la Biblia.
La ufología milenaria es una fascinante evolución de las recientes predicciones cristianas sobre el fin del mundo, en las que el Mesías se hace pasar por un viajero espacial que regresa para salvarnos de los alienígenas satánicos.
Millones de adultos informan cada año de experiencias con OVNIs: cuando se les entrevista sobre sus experiencias, algunos admiten que son experiencias religiosas; otros insisten en que no lo son. Y lo que es más importante, la ufología puede ser una forma de reconciliar la religión con la ciencia, un enfoque que muchos encuentran atractivo.
Nunca sabremos qué eran los objetos y las luces que describen los textos antiguos, y si eran reales o el resultado de un estrés psicológico. Como mínimo, los avistamientos antiguos significativos de OVNIs casi siempre hablan de condiciones de ansiedad y cambio inminente.
Los OVNIs -antiguos y modernos- confirman nuestra necesidad de proyectar nuestras crisis en objetos celestes.
Los antiguos no disponían del Reloj del Juicio Final para advertirles de lo cerca que estaba el fin, pero observaban los cielos con atención y encontraban en ellos muchas advertencias.
Autores: Michael B. Charles (Southern Cross University) / Eva Anagnostou-Laoutides (Macquarie University) / Marcus Harmes (University of Southern Queensland). Fuente: The Coversation
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