Un equipo de científicos han detectado un inesperado fenómeno en el lago Saltón, en California, y justamente donde empieza la falla de San Andrés. Los sismólogos han comunicado que en dicho lugar podría producirse un terremoto catastrófico.
En los últimos meses un géiser lleno de agua, lodo y dióxido de carbono ha aumentado su velocidad de movimiento. Cabe destacar que este géiser existe desde 1950, según informa el medio The Los Angeles Times.
Este manantial fangoso ha comenzado a moverse misteriosamente a un ritmo más rápido a través de la tierra seca: primero 18 metros en unos pocos meses y luego 18 metros en un solo día, según informaron funcionarios del Condado de Imperial.
Ken Hudnut, geofísico del Servicio Geológico de los EE.UU. ha indicado que el movimiento no es una actividad sísmica. Pero está ocurriendo en parte como resultado de la histórica actividad sísmica que causó grietas, permitiendo que los gases que se producen en las profundidades subterráneas alcancen la superficie terrestre.
Falla de San Andrés: Un desastre de lento movimiento
Los expertos han indicado que la mayor preocupación es que el misterio científico del movimiento lento podría volverse destructivo de otras formas.
Aunque los sismólogos indican que ese movimiento no tiene carácter sísmico, sí podría resultar destructivo para la infraestructura que se encuentra en su camino: las vías ferroviarias de la empresa Union Pacific, un oleoducto propiedad de la compañía Kinder Morgan, un tramo de telecomunicaciones de fibras ópticas y una parte de la Ruta Estatal 111 de California.
En general, la fosa, que produce un ligero olor a huevos podridos, se ha movido más de 73 metros desde donde se documentó hace una década. Sobre la base de imágenes satelitales disponibles al público, el fenómeno no pareció ocurrir mucho hasta aproximadamente el 2015, dijo Hudnut, pero el movimiento se hizo particularmente notable a principios de este año.
El Condado de Imperial se declaró en emergencia este verano, lo que ha permitido a los funcionarios acelerar los esfuerzos para evitar daños e incluso impedir que el movimiento de la primavera se acerque más a las vías del ferrocarril.
El géiser está burbujeando, no por el agua hirviendo, sino por el dióxido de carbono que se crea desde las profundidades de la superficie de la tierra.
El dióxido de carbono probablemente se está formando como resultado de los procesos geológicos profundos debajo de esta parte de California. Mientras miles de años de sedimentos sueltos arrojados por el río Colorado se empujan más profundo bajo tierra, donde hay más presión y calor, el material se cocina y se transforma en arenisca o roca verde, que produce dióxido de carbono, dijo Hudnut.
Lamentablemente, aún no se ha podido hacer mucho. Las autoridades han intentado drenar el agua de la fuente, mientras que la Union Pacific construyó un muro alrededor del mismo. No obstante, en octubre de este año el agua se infiltró por debajo de la pared y se acercó aún más a las vías.
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