Los chemtrails o estelas químicas son un fenómeno denunciado cada vez más frecuente, en la que se aduce que las estelas de condensación dejadas por los aviones estarían en realidad compuestas de productos químicos con múltiples propósitos: modificar el clima, propagar enfermedades, incluso esterilizar a la gente para frenar la superpoblación.
Ha ido ganando adeptos desde que, en 1996, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos especulara sobre cómo en 2025 seremos capaces de controlar el clima a través de la geoingeniería. Desde entonces no han parado de aumentar las supuestas evidencias de que distintos gobiernos, a través de sus fuerzas militares y las líneas de vuelos comerciales, nos están fumigando con chemtrails. Pero el tema había pasado desapercibido en la literatura científica.
Un grupo de 77 químicos atmosféricos de renombre participa en el primer artículo sobre chemtrails revisado por pares y publicado en una revista científica. Estos investigadores han llegado a la conclusión de que la conspiración de las estelas químicas o «geoingeniería encubierta» a gran escala no es real, sin embargo el 17% de la población cree que sí.
La investigación del Instituto Carnegie no ha encontrado evidencias de que exista un programa secreto de pulverización a gran escala. Los expertos consideran que las supuestas pruebas citadas por individuos que creen en la fumigación atmosférica pueden explicarse por otros factores, como las estelas de condensación y los errores de muestreo. Las estelas de condensación son nubes de vapor de agua que se forman por un incremento de la humedad en torno a los escapes de los aviones o por cristalización de la atmósfera en los vórtices de las alas. Son estelas inofensivas que, a diferencia del combustible, no contaminan.
EL estudio publicado en Environmental Research Letters, consistió en una encuesta a dos grupos de expertos: químicos atmosféricos especializados en condensación de estelas y geoquímicos que trabajan para mitigar los efectos de la polución del aire. Los resultados mostraron que 76 de los 77 científicos participantes no encontraron evidencia sobre un programa secreto de experimentación o de exterminio de la población, y estuvieron de acuerdo con que la evidencia citada por los individuos que piensan que los chemtrails son reales puede ser explicada a través de otros factores, como estelas de condensación de aviones o una toma deficiente de las muestras.
El único científico que dijo sí haber encontrado evidencia basó su posición en el hallazgo de «altos niveles de bario (atmosférico) en un área remota donde fueron reportados chemtrails. De hecho, los seguidores de la teoría señalan que se ha detectado bario, aluminio y estroncio en muestras del suelo tras aparecer estelas químicas, así como bacterias.
Sin embargo, los investigadores no esperan influir en las personas que ya están convencidas de que los chemtrails son reales, pues por lo general tienden a rechazar las pruebas en contra como una prueba más de sus teorías.
«Queríamos establecer un registro científico sobre el tema en beneficio de aquellos que no saben qué creer», dice Steven Davis, uno de los autores del estudio.
«A pesar de la persistencia de las teorías erróneas sobre los programas de pulverización química en la atmósfera, hasta ahora no se habían realizado estudios académicos revisados por pares que mostrasen que lo que algunas personas piensan que son chemtrails son en realidad estelas ordinarias, cada vez más abundantes a medida que se expande el transporte aéreo. Además, es posible que el cambio climático esté haciendo que las estelas persistan durante periodos más largos», añade Ken Caldeira, científico atmosférico del Instituto Carnegie y otro de los autores del estudio.
¿Y donde quedan los cientos de denuncias relacionadas a este fenómemo? ¿En dónde que dan las voces de protestas de personalidades en contra de estos eventos? Aún hay mucho pan por rebanar…
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