México se encuentra sobre tres de las placas tectónicas más grandes de la Tierra: la placa norteamericana, la placa de Cocos y la placa del Pacífico.
Cada vez que estos trozos de corteza se mueven o se topan unas contra otras, los terremotos ocurren. Como un antiguo lago, la Ciudad de México es también el hogar de suelo blando que actúa esencialmente como un amplificador de los temblores, a menudo causando que pequeños terremotos se sientan mucho más grandes.
Este martes, un temblor mortal reverberó a lo largo de la frontera entre los Cocos y la placa norteamericana, mientras la placa más meridional se deslizaba bajo su vecino del norte.
El temblor de magnitud 7.1, que se produjo a unos 3 kilómetros al noreste de la ciudad de Raboso, ocurrió menos de dos semanas después de que el país fuera golpeado por un terremoto de magnitud 8,1 y 32 años después que un terremoto mortal de magnitud 8.1 afectara a más de 9.500 personas en la Ciudad de México.
México es uno de los países más sísmicamente activos del mundo. Durante el último siglo, el país ha visto 19 terremotos dentro de las 155 millas del epicentro del terremoto de hoy, según el US Geological Survey.
Los terremotos no son el único peligro local, tampoco – la región también está repetidamente sujeta a erupciones volcánicas.
Al sur del epicentro del terremoto de hoy, dos volcanes -el Chichón y el Volcán de Colima- estallaron en 1982 y 2005, respectivamente.
Otros dos volcanes activos al sureste de la Ciudad de México llamados Popocatépetl e Ixtaccíhuatl ocasionalmente ventilan gas visible, y el primero entró en erupción más recientemente en 2010.
Gran parte de la Ciudad de México está construida sobre un antiguo lago, donde se ha encontrado suelo blando para intensificar los efectos de los terremotos.
Un artículo publicado poco después del terremoto de 1985 en la zona descubrió que el temblor había sido amplificado hasta en un 500 por ciento en regiones cercanas al epicentro donde el suelo era el más blando.
Desde entonces, la ciudad ha tomado algunas medidas para manejar el riesgo de futuros terremotos, como la actualización de códigos de construcción cerca de la capital y el lanzamiento de un sistema de alerta temprana de terremotos, pero muchas partes del país aún sufren de falta de infraestructura segura.
No soy de naturaleza conspiranoica pero hace ya bastante tiempo que sé sumar lo bastante bien como para saber que si a tres le añades dos el resultado es cinco.. Tampoco soy vidente ni puedo decir, de manera optimista o pesimista, hacia donde nos dirigimos.. Lo que creo es esto: para mi la tierra es un organismo vivo (llamemos la madre si así lo sentimos). La hemos agredido de tal manera que ha activado alguna suerte de autodefensas. Como un perro se rasca para tratar de arrancar de sí los parásitos, nuestro planeta se agita y revuelve para protegerse de nosotros utilizando, como último recurso, los métodos más expeditivos. A la vista de cualquiera que abra un periódico o conecte su televisor está…