El calor puede matarte, y las olas de calor que alcanzan temperaturas potencialmente letales no son un fenómeno tan raro como parece. Actualmente afectan a un 30% de la población mundial. Un nuevo estudio publicado en Nature calcula que en el año 2100 afectarán al 74% del planeta.
Cuando hablamos de olas de calor letal no hablamos de muros de fuego ni fenómenos apocalípticos que maten a toda la población en un área. Basta una temperatura constante de 35 grados durante mucho tiempo seguido para que el calor comience a ser potencialmente mortal para muchas personas. En 1995, una ola de calor mató a 739 en Chicago. La que afectó a Europa en 2003 se llevó a 70.000 personas. En 2010 murieron 55.000 en Rusia debido a las altas temperaturas. El calor no debe tomarse a la ligera.
Todo se resume a una combinación de factores. Para que un ser humano sobreviva necesita mantener una temperatura corporal de en torno a 36 o 37 grados centígrados. El límite máximo a partir del cual el cuerpo humano ya no es capaz de mantener de manera natural esa temperatura es una combinación de humedad y calor que equivale a 35 grados centígrados a la sombra durante más de seis horas seguidas.
La humedad juega un papel fundamental. Nuestro organismo se vale del sudor para equilibrar la temperatura interna, pero si la humedad ambiental es muy elevada, el sudor no se evapora y la piel no refrigera correctamente. Si la temperatura corporal sigue elevada, la hemoglobina tiene más problemas para fijar el oxígeno y comienza a faltarnos la respiración. Los niños pequeños y los ancianos son más susceptibles al calor porque sudan menos.
El nuevo estudio sobre olas de calor se ha realizado en la Universidad de Oxford y ha analizado datos de casi 1.000 estudios previos que registraron 1.949 olas de calor que causaron muertes en determinadas regiones. La conclusioón es clara. Adía de hoy, tres de cada diez personas enfrentan olas de calor peligrosas durante 20 días al año.
La contaminación ambiental, especialmente el smog de las grandes ciudades, contribuye a aumentar la mortalidad porque dificulta la respiración y aumenta las temperaturas. Si la tendencia sigue como hasta ahora, para finales de siglo las olas de calor letal afectarán al 74% de la población mundial. El biogeógrafo Camil Mora pinta un futuro poco halagüeño: “Estamos convirtiéndonos en prisioneros de nuestras propias casas para poder sobrevivir a estas olas de calor.”
El estudio ha sido publicado en Nature.
0 comentarios