Con una antigüedad de más de 5.000 años, Stonehenge fue construido en tres fases entre el 3000 a. C. y el 1600 a. C. Su función exacta sigue siendo desconocida al día de hoy, aunque el misterio que envuelve a Stonehenge resulta tan atrayente y popular que el año pasado más de 1,3 millones de visitantes acudieron en masa a este antiguo monumento. Hay incluso varias copias modernas del mundialmente famoso Stonehenge construidas en todo el mundo, incluida una impresionante réplica a tamaño natural realizada en el Museo de Maryhill del estado de Washington, Estados Unidos.
Stonehenge es famoso por estar alineado con los solsticios, aunque durante el resto del año parece extraño que sus antiguos constructores no llevaran la cuenta del día en el que se encontraban, aunque solo fuera para saber cuántos días faltaban para el próximo solsticio. Sin embargo, recientemente se ha dado a conocer una nueva teoría que sugiere que Stonehenge era utilizado para algo más que solamente determinar los solsticios de invierno y verano, o como lugar sagrado de enterramiento.
Lloyd Matthews, experto maquetista a escala que desarrolla su labor en el Reino Unido, y Joan Rankin, historiadora retirada residente en Canadá, han emprendido un ambicioso intento de replantear la cuestión de la posible función de Stonehenge. Su conclusión, tras tres años de una intensa y laboriosa investigación, es que toda la estructura constituía, de hecho, un complejo calendario de profundo significado que permitía realmente llevar la cuenta de los días del año solar. Stonehenge no sólo desempeñaba la función de calendario solar, similar al calendario occidental que aún utilizamos hoy en día, sino que también servía de calendario lunar, lo que era importante para una sociedad agrícola en pleno desarrollo que necesitaba planificar con éxito las diversas actividades de cada estación.
Lloyd Matthews pasó 6 años investigando meticulosamente el monumento para construir dos maquetas a escala de Stonehenge que se expondrían en el Museo de Arte de Maryhill. Las maquetas nos muestran a Stonehenge tal y como podemos contemplarlo actualmente y también con su aspecto original cuando fue construido.
En el transcurso de su investigación, Matthews identificó tres marcas distintas labradas sobre tres de las grandes piedras conocidas como trilitos (ver más abajo). Picado por la curiosidad, Matthews consultó entonces con diversos expertos que no supieron ofrecerle una explicación acerca del posible significado de estos símbolos. Insatisfecho con las respuestas obtenidas, Matthews decidió continuar su investigación de este antiguo enigma con la ayuda de Joan Rankin, toda una autoridad sobre la prehistoria.
Rankin y Matthews, trabajando conjuntamente, podrían no solo haber descifrado con éxito el misterio de estos tres símbolos, sino también haber descubierto cuál era el propósito de los 56 insólitos hoyos cavados en torno a Stonehenge durante la fase inicial de su construcción, conocidos popularmente como los Aubrey Holes. Parece probable que estos hoyos fueran empleados como un calendario para llevar la cuenta de los días que iban pasando, constituyendo seis revoluciones y media en torno a Stonehenge un año completo, y utilizándose el amanecer del solsticio de verano como referencia y punto de partida para el año siguiente.
En cuanto a las misteriosas figuras grabadas sobre los trilitos, los investigadores han demostrado cómo estos símbolos podían haber sido dispuestos intencionadamente para permitir a los antiguos astrónomos de Stonehenge a observar el desarrollo de otros importantes ciclos astronómicos, con lo que el monumento no solo habría sido utilizado como calendario solar, sino también como calendario lunar.
El Dr. Derek Cunningham, prestigioso experto arqueológico, ha abrazado por su parte esta nueva teoría, comentando que «la idea está basada en sólidas observaciones. No solo puede ahora Lloyd explicar sus tres símbolos, sino que las teorías de Joan explican también la disposición y el número de hoyos («Aubrey Holes») presentes en el monumento. Ni unos ni otros habían recibido hasta ahora una explicación satisfactoria.»
El Dr. Cunningham añade que «se espera que las investigaciones continúen, aunque de momento parece que Stonehenge podría estar finalmente revelando algunos de sus secretos.»
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