El descubrimiento de nuevas pinturas rupestres en la ciudadela Machu Picchu podría alterar los conocimientos que tenemos actualmente acerca de la historia de Machu Picchu.
Hace más de 600 años, los antiguos incas construyeron un poblado en Los Andes, sobre el promontorio rocoso que une las montañas de Machu Picchu y Huayna Picchu, a 2.490 metros de altitud. Un poblado cuyo nombre original habría sido Llaqtapata, pero que en la actualidad conocemos como Machu Picchu.
Hace aproximadamente un mes se informaba de un similar descubrimiento hallado sobre los muros de piedra natural de la inigualable Machu Picchu: unas pinturas rupestres que, según indicaban en principio los expertos, podrían dar un giro de 180 grados a nuestros conocimientos sobre la historia de Machu Picchu. Ahora, cuatro semanas después, los expertos han podido confirmar que el histórico santuario de Machu Picchu, ubicado entre imponentes picos andinos que se cubren de niebla prácticamente todo el año, esconde numerosas muestras de arte rupestre que han pasado desapercibidas durante décadas.
Según los datos publicados por la prestigiosa publicación National Geographic, el análisis digital de imágenes ha revelado diferentes representaciones, tanto figurativas como abstractas, que a simple vista apenas se perciben. De este modo, investigadores de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco han descubierto desde pinturas rupestres elementales, como diversas representaciones de camélidos andinos, hasta pictogramas más complejos, como círculos concéntricos y figuras geométricas que aún no han sido descifradas. Asimismo, también se continúa especulando sobre su datación, puesto que los investigadores desconocen todavía si dichos hallazgos son de la época inca o preincaicos.
Tan novedosas muestras de arte rupestre, que aparecen tanto pintadas como grabadas sobre la superficie de la roca, se concentran sobre todo en dos sectores de la magnífica ciudad inca, conocidos como Paraguachayoq e Inkaterra.
«Un estudio minucioso nos permitirá determinar la secuencia cultural de la llaqta de Machu Picchu. De momento sólo podemos avanzar que las manifestaciones artísticas representan actividades antrópicas y guardan relación con el entorno sagrado de Machu Picchu. En la Roca de las Serpientes, por ejemplo, hay evidencias de un alto número de toqos [agujeros pequeños] con forma de serpientes y líneas percutidas, asimismo en un segmento del camino Intipunku, que da acceso a Machu Picchu», ha expuesto Fernando Astete, director del Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu, en declaraciones recogidas por National Geographic.
En el sector Pachamama, donde existe una caverna natural, los arqueólogos han logrado registrar más de seis conjuntos gráficos, entre pictogramas y grafitis, «con diversos motivos formados por figuras negras y diseños curvilíneos de carácter geométrico y buena factura», según Astete.
En cuanto al sector de Paraguachayoq, se han podido descubrir hasta el momento un número indeterminado de pictografías con diseños zoomorfos, concretamente camélidos andinos cuyos cuerpos rectangulares aún se distinguen. Por último, en el sector Inkaterra se ha observado un conjunto de pictografías abstracto-geométricas:
«Cuyo principal motivo consiste en círculos concéntricos con líneas salientes a modo de apéndice, mientras que el más notorio está representado por un rectángulo con secciones cuadrangulares pintadas en su área y superpuesto a otros motivos cuadrangulares y lineales», explica Fernando Astete.
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