Bajo la superficie de la luna de Saturno, Encélado, se encuentra un océano gigante que recorre sumergido toda la superficie del satélite. Este océano podría ser una de las mayores promesas de la búsqueda de vida en el Sistema Solar. Ahora, un equipo de investigadores independientes ha recopilado todos los datos sobre Encélado recogidos por Cassini para crear una simulación por ordenador de esta luna que incluye el grosor de su corteza de hielo.
Esta imagen de Encélado ha sido creada con datos tomados por la cámara de alta resolución de Cassini. Los colores representados a lo largo de la superficie de la luna indican el espesor de la capa de hielo. Según el modelo, va desde unos 35 km de grosor en las regiones salpicadas de cráteres del Ecuador (amarillo) hasta menos de 5 km en el área del polo sur (azul).
«Este tentador potencial es el que nos llevó a estudiar más profundamente a Encélado», explicaba hace ocho años Dennis Matson, científico de la Misión Cassini, junto a Chris McKay, un astrobiólogo embarcado en la búsqueda de entornos extraplanetarios donde la vida podría haber existido.
El foco del último estudio ha sido el polo sur del satélite, donde existen enormes géiseres que expulsan agua hacia el espacio. Si ésta procede de la profundidad del océano, la capa de hielo no puede ser de gran grosor. La medición de la corteza ha sido el reto en el que se ha embarcado un equipo de investigadores independientes.
La simulación por ordenador resultante (fotografía) muestra las diferencias de espesor en distintos puntos de la capa de hielo. Según estiman, ésta podría medir entre 18 y 22 kilómetros, lo que permitiría que el agua pudiera escapar con facilidad a través de grietas y fisuras. «En términos astronómicos, esta corteza sería tan fina como el papel», la ha calificado la Agencia Espacial Europea en un comunicado.
En términos astronómicos, esta corteza sería tan fina como el papel. El modelo predice que esta luna de 505 km de ancho contiene un núcleo de unos 360–370 km de diámetro. El resto lo conformarían el océano y la corteza helada, esta última con un espesor medio de 18–22 km.
No obstante, cabe destacar que el modelo prevé una reducción del espesor del hielo hasta menos de 5 km en el polo sur. Esto haría que el agua pudiese escapar más fácilmente a través de grietas y fisuras.
Nadie sabe qué propulsa estos géiseres, pero saber que la capa de hielo podría ser mucho más fina de lo que se creía resulta de lo más enigmático.
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