Más de 3 millones de rocas de entre 10 y 20 metros, como la que cayó en Chelyabinsk, pueden cruzarse con la órbita de nuestro planeta. Son muchas menos de las que se creía, pero tienen diez veces más probabilidades de impacto que las grandes.
Numerosas cámaras recogieron el fogonazo en el cielo. En 2013 un objeto relativamente pequeño del tamaño de un edificio de 6 pisos (17 metros) se precipitó a través de la atmósfera y explotó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk. La explosión, que liberó aproximadamente diez veces la energía de la bomba atómica de Hiroshima, rompió cristales, derribó muros y más de mil personas tuvieron que recibir atención médica por las lesiones causadas por los escombros voladores. Mientras que los impactadores muy grandes (10 km de longitud) pueden producir eventos de extinción en masa como el que llevó a la desaparición de los dinosaurios, lo que sucedió en Rusia demostró que los que son más mucho más pequeños también pueden causar estragos. Y podría volver a suceder con consecuencias todavía más dramáticas.
Por este motivo, científicos han empleado la cámara de energía oscura (DECam) en el telescopio Blanco del Observatorio Interamericano Cerro Tololo para contar el número de objetos similares al de Chelyabinsk, de entre 10 y 20 metros de longitud, que vuelan en nuestras inmediaciones cósmicas. Los resultados indican que son alrededor de 3 millones, diez veces menos de lo que se creía, pero su probabilidad de impacto también es diez veces mayor que la de los grandes.
El estudio, que se publicará en la revista Astronomical Journal, es el primero en obtener, a partir de un único conjunto de datos de observación sin suposiciones de modelos externos, la distribución de tamaños de NEOs del rango de 1 kilómetro a 10 metros. Como explica Lori Allen, directora del Observatorio Nacional de Kitt Peak y investigadora principal del trabajo, «hay alrededor de 3,5 millones de NEOs (asteroides y cometas cuya órbita los acerca a la de nuestro planeta) mayores de 10 metros, una población diez veces menor de lo que se infería en estudios anteriores. Alrededor del 90% de estos NEOs están en el rango de tamaño del de Chelyabinsk de 10 a 20 metros».
Bandas de escombros
David Trilling, de la Universidad del Norte de Arizona, principal autor del estudio, señala que si las rocas espaciales del tamaño de una casa son responsables de eventos como el de Chelyabinsk, «nuestros resultados parecen decir que la probabilidad de impacto promedio de un NEO de ese tamaño es en realidad diez veces mayor que la probabilidad de impacto promedio de uno grande. Eso suena extraño, pero puede estar diciéndonos algo interesante sobre la historia dinámica de los NEOs».
Trilling cree que las distribuciones orbitales de grandes y pequeños NEOs difieren, con los pequeños concentrados en bandas de residuos que tienen más probabilidades de chocar con la Tierra. De igual forma, estima que pueden producirse bandas de escombros cuando los objetos más grandes se fragmentan en enjambres de rocas más pequeñas. Probar esta hipótesis, dice, es un problema interesante para el futuro.
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