Una de las 25 cimas del planeta, declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, esconde vestigios de radiación en su interior, debido a una misión secreta llevada a cabo por la CIA.
Nanda Devi — que significa «Diosa que otorga la felicidad» — es la segunda montaña más alta de la India y uno de los picos más pronunciados de todo el planeta. Ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988 y cuenta con un doble pico: 7.816 metros en su cumbre occidental y 7.434 metros en la oriental. Según el portal Gizmodo, Nanda Devi se convirtió en 1936 en la cima más alta alcanzada hasta entonces por el ser humano.
Sin embargo, debido a la estratégica posición que ocupa, la montaña ha sido testigo silencioso de intensas maniobras de carácter militar. En 1964, la República Popular de China realizó la primera prueba nuclear de su historia en la región del lago Lop Nur, a varios kilómetros de Nanda Devi.
El plan de espionaje nuclear
En uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría, estas pruebas activaron las alarmas en EE.UU. En ese sentido, la CIA comenzó a elaborar un plan con el objeto de detener el desarrollo del programa nuclear chino. A través de un pacto secreto suscrito con la India, idearon una extraña operación de espionaje en la región que involucraba el envío de espías a la montaña Nanda Devi y la instalación de equipos para el monitoreo de las pruebas nucleares chinas a cientos de kilómetros de ahí.
La agencia seleccionó y entrenó durante varios meses a un equipo conformado por experimentados alpinistas, médicos y especialistas en armas nucleares. El duro entrenamiento de los nuevos espías estadounidenses incluía el manejo de explosivos y equipos de energía atómica, hasta el salto desde helicópteros y la configuración de dispositivos especiales. Todas estas habilidades les permitiría concluir la misión en la cumbre del Nanda Devi, que hasta ese entonces había sido alcanzada únicamente por seis personas, aunque solo tres de ellas habían regresado con vida.
La misión se complicó aún más cuando el «equipo de espías» supo que debía instalar un sistema nuclear de potencia auxiliar (SNAP-19 C), que convertía plutonio radioactivo en electricidad y permitiría monitorear cualquier actividad nuclear de China en el futuro. El equipo contenía tanto plutonio como para alimentar el sistema de vigilancia durante más de 1.000 años.
El fracaso de la misión
El buen inicio en el ascenso y un gran ritmo de subida hacían presagiar un final feliz para la operación estadounidense. Sin embargo, a tan solo 300 metros de la cima, el equipo se vio forzado a retroceder debido a una fuerte tempestad que se avecinaba. Fue entonces que decidieron asegurar en las rocas de Nanda Devi los equipos que llevaban, incluyendo el generador nuclear, y bajar lo más pronto posible para salvar sus vidas.
Al regresar, en la primavera siguiente, el grupo se encontró con la penosa sorpresa de que los equipos ya no se encontraban en el lugar. Simplemente habían desaparecido, seguramente, víctimas de un derrumbe de la montaña debido a una fuerte avalancha.
La misión había fracasado y con un agravante especial: un potente equipo nuclear había desaparecido en las entrañas del Himalaya. Varias misiones posteriores de la CIA intentaron recuperar el generador nuclear, aunque sin éxito. Estudios posteriores han demostrado inusuales concentraciones de plutonio en el río Ganges, pero las autoridades estadounidenses nunca reconocieron que esta pérdida realmente haya ocurrido.
Se trataba de un sistema de monitorización que precisaba de energía atómica para funcionar. El artefacto contenía un generador SNAP 19C que convertía el calor del plutonio en electricidad, lo que posteriormente permitiría monitorear posible actividad nuclear (de China).
Quizá no ahora, pero puede que en años, decenios o siglos desde este mismo momento, nuestros futuros habitantes del planeta perciban una señal de ese generador nuclear escondido en los confines de la tierra, en la tumba helada del Nanda Devi.
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