La región más interna del Sol está oculta a nuestros ojos, y parece que este sigilo ha permitido al núcleo ocultar un secreto masivo.
Por primera vez, los científicos han podido medir con precisión la rotación del núcleo solar, revelando que no gira a la misma velocidad que la superficie, sino que gira casi cuatro veces más rápido.
El núcleo y las capas internas del Sol giran cuatro veces más rápido que su superficie, lo que contradice todo lo que se creía saber del astro rey, señala un artículo publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.
Mientras que los investigadores habían considerado la posibilidad de que la rotación del núcleo del Sol podría no mantener el ritmo de su cara exterior, hasta ahora no había manera de saber con seguridad – y muchos asumieron que el Sol entero se convirtió en uno, como un carrusel integrado.
Pero los datos más recientes, obtenidos por la ESA y el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) de la NASA , proporcionan la primera evidencia de una especie de onda de gravedad de baja frecuencia (onda g, no la misma que ondas gravitatorias) reverberando a través del Sol, que resultó ser la clave para capturar la rotación del núcleo.
«Hemos estado buscando estas elusivas ondas g en nuestro Sol durante más de 40 años, y aunque los intentos anteriores han insinuado detecciones, ninguna fue definitiva», dice el astrónomo Eric Fossat del Observatorio de Côte d’Azur en Francia.
«Finalmente, hemos descubierto cómo extraer inequívocamente su firma.»
Hasta ahora, los científicos han podido medir ondas de mayor frecuencia, llamadas ondas de presión o ondas primarias ( ondas p), que pasan a través de las capas superiores del Sol y son fácilmente detectadas en la superficie solar.
Por el contrario, las ondas g oscilan profundamente en el interior solar, y aunque pueden decirnos sobre el comportamiento del núcleo, no tienen una firma clara en la superficie.
«Las oscilaciones solares estudiadas hasta ahora son todas ondas sonoras, pero también debe haber ondas de gravedad en el Sol» , explica Fossat, «con movimientos verticales y horizontales como olas en el mar».
Utilizando unos 16 años de datos observacionales de SOHO, los investigadores fueron capaces de aislar una especie de onda g llamada modo g, analizando cuánto tiempo toma una onda sonora recorrer el Sol y volver a la superficie de nuevo: Un viaje conocido por ser de 4 horas, 7 minutos.
La velocidad con que las estrellas giran alrededor de su eje es un índice importante para los astrónomos. Esta cifra ayuda a calcular la edad del astro, determinar su tipo, entender la frecuencia con la que ocurren dentro de él los «astromotos» y aclarar si tiene satélites. En general, las nuevas estrellas giran más rápidamente que las viejas. Esta diferencia permite a los investigadores encontrar a los ‘gemelos’ del Sol y también a los cuerpos celestes ‘recién nacidos’.
Los hallazgos del estudio han sido publicados en Astronomy & Astrophysics.
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