Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV) y la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo han descubierto una pirámide escalonada en el sitio arqueológico inca de Pueblo Viejo, en la provincia de Recuay (Áncash, Perú), informa el diario local La República.
Los especialistas han realizado este hallazgo gracias a técnicas no invasivas, como la elaboración de un plano total del sitio con la ayuda de drones para realizar isometrías y modelos en 3D, además de ortofotografías aéreas y otros recursos tradicionales, incluida la elaboración de croquis con lápiz y papel milimetrado.
La «nueva» pirámide descubierta cuenta con una altura de unos 10 metros, y su hallazgo fue posible debido a que las comunidades campesinas no destruyeron sus construcciones por considerarlas sitios sagrados.
Ante este descubrimiento, la Municipalidad de Recuay destinará recursos para preservar el patrimonio histórico y construir un museo en la zona.
La importancia del Callejón de Huaylas
Se trata de una pirámide Ushnu, un inmueble ceremonial donde se celebraba la Fiesta del Sol o Inti Raymi. Este descubrimiento podría cambiar la manera en que pensábamos cómo operó el antiguo imperio del periodo Tahuantinsuyo en sus provincias principales y permitirá conocer cómo se comportaba la civilización inca en el Callejón de Huaylas, ha indicado el arqueólogo Miguel Aguilar.
Este especialista ha asegurado que, en principio, pensaban que se trataba de un asentamiento «de rango inferior», pero la presencia del ushnu, un elemento destacado «en la planificación de las capitales provinciales”, les obliga a cuestionar “el papel del Callejón de Huaylas en la organización social inca».
Así, Aguilar ha especificado que en ese ushnu «se observa un concepto social donde prima la identidad cultural local en armonía con ciertos elementos imperiales». Además, en el lugar hay otras estructuras incas: kanchas, callanca, un templo de mujeres escogidas y consagradas al inca, una red hidráulica, terrazas agrícolas, depósitos para almacenar alimentos, cementerios y varios caminos.
El sitio se ha investigado gracias al apoyo de arqueólogos y estudiantes de diferentes partes del Perú y otros países, como Brasil y Colombia en conjunto con la municipalidad que destinó fondos para una primera fase que buscó declarar el sitio como Patrimonio Cultural de la Nación en la categoría de Monumento Arqueológico.
El descubrimiento se realizó gracias a la aplicación de técnicas no invasivas, mediante la elaboración de un plano total del sitio con el uso de drones para isometrías y modelos 3D, ortofotografía aérea, levantamiento con estación total y técnicas tradicionales como la elaboración de croquis con lápiz y papel milimetrado.
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