Un astrónomo aficionado cree haber hallado géiseres de hielo en erupción en el polo sur de Encélado. Lo llamativo es que dio con ellos por su cuenta mirando fotos de Saturno que había tomado la sonda Voyager 1 en 1980.
En 2014, los científicos de la NASA identificaron al menos 101 géiseres en el hemisferio sur de Encélado, la sexta luna de Saturno. Fue posible mediante sesudos análisis de las imágenes de alta resolución que había captado la sonda Cassini en 2005. Ahora un puñado de píxeles en blanco y negro puede extender nuestros conocimientos sobre los enormes penachos de agua que emergen del océano subterráneo de Encélado 25 años atrás en el tiempo.
Ted Stryk, bloguero aficionado al espacio, sabía lo que buscaba. Durante el otoño pasado estudió meticulosamente el archivo de imágenes de la mítica Voyager 1 (lanzada en 1977 desde Cabo Cañaveral) hasta dar con esta foto. Ese puntito que se esconde en una esquina de la imagen es Encélado. Y esa mancha que se ve en el polo sur cuando haces zoom podría ser un géiser:
«Estaba bastante seguro de que había encontrado los penachos», dijo Stryk a Gizmodo. «Es la iluminación correcta, la dirección correcta».
Algunos de los astrónomos profesionales con los que habló después coinciden en que no va desencaminado, pero eso no significa la comunidad científica tiene que dar el visto bueno. Los científicos de Cassini necesitan ver más detalles para descartar que sean artefactos del procesamiento de imágenes. “Si un análisis posterior prueba el análisis de Stryk, entonces es una evidencia directa de que los penachos tienen una longevidad de por lo menos décadas”, dijo el astrónomo de Cornell Jonathan Lunine a Gizmodo.
Encélado es uno de los objetos más atractivos del sistema solar para la astrobiología. Bajo su superficie, esconde un océano global de agua líquida que se mantiene caliente gracias al núcleo rocoso del satélite, que a su vez recibe su calor del tirón gravitacional de otra luna de Saturno, Dione.
Encélado parece tener una composición muy parecida a la de la Tierra y es un lugar de interés para la búsqueda de vida extraterrestre. Sus géiseres, esencialmente fisuras que se abren y se cierran con los movimientos de la corteza lunar por el estrés gravitacional, nos ponen en bandeja muestras gratuitas de lo que hay bajo tierra. Por eso la NASA está tan interesada en enviar una sonda para recogerlas.
Vía: Gizmodo – Fuente: The Planetary Society
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