Cerca de la cima de una montaña submarina al oeste de la Dorsal Mesoatlántica, un paisaje irregular de torres se eleva desde la penumbra. Sus paredes y columnas de carbonato cremoso parecen de un azul fantasmal a la luz de un vehículo teledirigido enviado a explorar. Su altura varía desde pequeñas pilas del tamaño de una seta hasta un gran monolito de 60 metros de altura. Esta es la llamada “Ciudad Perdida“.
Descubierto por los científicos en el año 2000, a más de 700 metros bajo la superficie, el campo hidrotermal de la Ciudad Perdida es el entorno de ventilación más longevo conocido en el océano. Nunca se ha encontrado nada parecido.
Durante al menos 120.000 años, y quizá más, el manto ascendente de esta parte del mundo ha reaccionado con el agua de mar para expulsar al océano hidrógeno, metano y otros gases disueltos.
En las grietas y hendiduras de los respiraderos del yacimiento, los hidrocarburos alimentan nuevas comunidades microbianas incluso sin la presencia de oxígeno.
Las chimeneas que expulsan gases a 40 °C (104 °F) albergan una gran cantidad de caracoles y crustáceos. Los animales más grandes, como los cangrejos, las gambas, los erizos de mar y las anguilas, son escasos, pero siguen estando presentes.
Un entorno extremo
A pesar de la naturaleza extrema del entorno, parece estar repleto de vida, y algunos investigadores creen que merece nuestra atención y protección.
Aunque es probable que existan otros campos hidrotermales como éste en otras partes de los océanos del mundo, éste es el único que los vehículos operados por control remoto han podido encontrar hasta ahora.
Los hidrocarburos producidos por los respiraderos de la Ciudad Perdida no se formaron a partir del dióxido de carbono atmosférico o de la luz solar, sino por reacciones químicas en el fondo marino.
Dado que los hidrocarburos son los componentes básicos de la vida, esto deja abierta la posibilidad de que la vida se haya originado en un hábitat como éste. Y no sólo en nuestro propio planeta.
William Brazelton, microbiólogo, dijo a The Smithsonian en 2018:
“Este es un ejemplo de un tipo de ecosistema que podría estar activo en Encélado o Europa en este mismo instante. Y tal vez Marte en el pasado”.
A diferencia de los respiraderos volcánicos submarinos llamados “fumarolas negras”, que también han sido nombrados como un posible primer hábitat, el ecosistema de la Ciudad Perdida no depende del calor del magma.
Las fumarolas negras producen principalmente minerales ricos en hierro y azufre, mientras que las chimeneas de la Ciudad Perdida producen hasta 100 veces más hidrógeno y metano.
Las chimeneas de calcita de la Ciudad Perdida son también mucho, mucho más grandes que las fumarolas negras, lo que sugiere que han estado activas durante más tiempo.
El más alto de los monolitos se llama “Poseidón”, en honor al dios griego del mar, y tiene más de 60 metros de altura.
Justo al noreste de la torre, mientras tanto, hay un acantilado con breves estallidos de actividad. Los investigadores de la Universidad de Washington describen los respiraderos de este lugar como “llorones” de fluido que producen “grupos de delicados crecimientos de carbonato con múltiples puntas que se extienden hacia fuera como los dedos de las manos levantadas”.
Por desgracia, los científicos no son los únicos atraídos por ese terreno inusual.
En 2018, se anunció que Polonia había ganado los derechos para explotar las profundidades marinas alrededor de La Ciudad Perdida. Aunque no hay recursos preciosos que se puedan extraer en el propio campo termal, la destrucción de los alrededores de la ciudad podría tener consecuencias imprevistas.
Los científicos advierten que cualquier pluma o vertido provocado por la explotación minera podría arrasar fácilmente el extraordinario hábitat.
Por ello, algunos expertos piden que la Ciudad Perdida sea declarada Patrimonio de la Humanidad, para proteger esta maravilla natural antes de que sea demasiado tarde.
Durante decenas de miles de años, la Ciudad Perdida ha sido un testimonio de la fuerza perdurable de la vida.
Sería propio de nosotros arruinarla.
This is the Lost City, a towering ecosystem in the middle of the North Atlantic. It’s completely unique, with life found nowhere else on Earth. And if someone wanted to destroy it? There’s nothing you could do about it. No laws. No consequences. Welcome to the High Seas… pic.twitter.com/mdG5wOsr5h
— Open Ocean Exploration (@RebeccaRHelm) August 22, 2022
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