Rememorar las historias de mundos bajo la superficie, lugares extraños donde el tiempo parece no haber pasado y donde el hombre no ha estado en miles de años. Sí, eso es lo que podría causar en nosotros esta noticia; sin embargo es un poco diferente, y es que científicos se han topado con un mundo oculto bajo la Antártida, un lugar redescubierto y lleno de inesperados detalles. Veamos.
Un equipo de 24 investigadores pertenecientes a una expedición ucraniana realizada a la Antártida han logrado hallar una cueva poco explorada y a la que se le había perdido el rastro. La formación es tres veces más grande de lo que se pensaba y tiene varios lagos y un río, según informó el 10 de septiembre el servicio de prensa del Ministerio de Educación y Ciencia del país.
La cueva está en un lugar recóndito de la isla Galíndez y en su día fue descubierta durante las primeras expediciones antárticas. La entrada en su momento estaba en la cara opuesta de la isla y bajo la cima de un glaciar cercano a la estación ucraniana Akademik Vernadski. Sin embargo, el glaciar se vino abajo y la entrada quedó sellada.
Ígor Diki, jefe de la expedición, dijo en un comunicado:
Hubo varios intentos fallidos de encontrarla desde el lado del estrecho Penola. Pero tuvimos la suerte de encontrar la entrada desde el lado de la Casa Wordie, la antigua base británica”.
La cueva antártica tiene tres niveles y una anchura total de unos 200 metros, y dentro hay un río de hielo y dos lagos, según los exploradores. Además, han encontrado la pluma de un pájaro que «definitivamente no es la de un pingüino». La pequeña sorpresa se ha enviado a Ucrania para que se pueda analizar.
La estación ucraniana de Akademik Vernandski funciona desde 1996. Fue fundada en 1953 en la isla de Galíndez por investigadores británicos, quienes inicialmente la bautizaron como Faraday. La isla Galíndez debe su nombre al comandante de la corbeta ARA Uruguay de la Armada Argentina, el capitán Ismael Galíndez. La embarcación rescató a los expedicionarios galos de la tercera expedición antártica francesa que descubrió el islote a principios del siglo XX.
No es solo una cueva de hielo, posee lagos y ríos y además biodiversidad, siendo una prueba de ello la pluma de ave hallada en el lugar. Como decía al inicio del artículo, esto nos recuerda a los mundos subterráneos que tanto se mencionan en enigmáticas historias, mundos bajo tierra inmensamente poblados de animales y vegetación. F.T.
Fuente: SputnikNews / mon.gov.ua
Muy interesante y revelador