Existen muchas leyendas de mujeres heroicas y poderosas a lo largo de la historia; desde Juana de Arco, pasando por las Amazonas o las miembros actuales del Tzahal de Israel. Sin embargo, poco se sabe que en Japón también existieron mujeres samurái que marcaron la historia del país del Sol Naciente.

La época feudal fue una de las menos igualitarias de toda la historia mundial. Sin embargo, y a pesar de todas las restricciones, se formó una casta de mujeres guerreras que podían rivalizar e, incluso, superar a samuráis varones.

Estas mujeres eran conocidas como las onna-bugeisha, un selecto grupo de la elevada clase bushi, expertas en el uso de armas para proteger el honor de su familia ante la ausencia de sus esposos debido a la guerra.

Onna Bugeisha; las mujeres samurái

Ilustración de una onna-bugeisha. Crédito: Utagawa Kuniyoshi / Wikimedia Commons

«Mujer Guerrera», el significado literal de onna-bugeisha, es un nombre perfecto para describir aquellas mujeres que desarrollaron una habilidad única para el combate.

La mayoría se vio obligada a compensar sus debilidades frente a los hombres, como la menor fuerza física. Eso se evidencia perfectamente en el excelso uso de armas que se adecuaban a ellas.

Un ejemplo de esto fue dejar de lado el uso de la katana, para preferir armas como el arco y las flechas o la naginata, una especie de alabarda de hoja curva. De esta forma evitaban el combate cuerpo a cuerpo y mantenían una distancia de seguridad.

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Estas guerreras aparecieron y vivieron la cúspide de su historia en los períodos Heian, en el año 794-1185 d. C y Kamakura, 1185-1333 d. C. Pero decayeron en la etapa Edo, cuando se implantó la doctrina neoconfuciana, que ligaba a los guerreros con el poder político, relegando a las mujeres una vez más al hogar. Aun así, muchas consiguieron que la tradición continuara vigente.

Esto hizo que algunos nombres destacaran, convirtiéndose en verdaderas leyendas para la posteridad.

Las mujeres samurái más destacadas

Modelo o Geisha posando como Nakono Takeko. Crédito: Dominio Público / Wikimedia Commons

Conocida como la mujer «más poderosa», la emperatriz Jingu se hizo famosa por relevar al frente del ejército y del gobierno a su esposo, Chuai, cuando este falleció en su intento de conquista a Corea.

Sin embargo, algunos historiadores creen que la historia de Jingu es dudosa, ya que aseguran que tiene más tintes de leyenda que de un hecho histórico. Incluso, se cree que nació para explicar el «agujero» de tiempo que existe hasta que su hijo Ojin subió al trono.

Otro nombre destacado, y que se sabe que es real, es Tomoe Gozen. Sus hazañas destacaron en la guerra entre los clanes Genji y Heike. También conocidos como Minamoto y Taira.

De hecho, el poema épico Heike Monogatari, escrito en el siglo XIII que describe los hechos del siglo previo, cuenta como esta mujer era una especie de amazona para la guerra, siendo una ilustre manipuladora del arco y la naginata. Llegando incluso a participar en la toma de Kioto.

Aunque su muerte no es del todo clara; algunas fuentes aseguran que murió en la batalla de Awazu, junto a su esposo Minamoto no Yoshinaka. Otras dicen que fue ejecutada al ser acusada de traición por un Shogun que dijo que ella solo era una sirvienta. Otra historia cuenta que se casó con ese mismo Shogun.

Otras guerreras samurái

Otra mujer que destacó durante la misma guerra de clanes fue la Hojo Masako. Hija, madre y esposa de Shogun, cuando este último falleció, decidió dejar las armas de lado, haciéndose monja.

Mujer samurái. (Wikimedia Commons)

Después dejó los hábitos y volvió a la vida de guerrera, siendo conocida popularmente como la Monja Shogun. Incluso, se cree que esta mujer es «otra versión» de Tomoe Gozen.

Aun así, se sabe que después de una vida llena de conspiraciones, guerras y extrañas situaciones, falleció a los 69 años.

Mochizuki Chiyome, por otro lado, fue conocida, no solo por ser una guerrera, sino por ser la encargada del reclutamiento y adiestramiento de una red femenina de agentes llamadas kunoichi.

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Se volvió a las armas cuando su esposo, el daimio Takeda Shingen, falleció. Hizo de espía junto a las kunoichi, llevando mensajes secretos codificados, asesinando enemigos y otros trabajos oscuros. Incluso, su historia, aunque algo deformada, sigue vigente, siendo representada en libros, arte, series, videojuegos y más.

La última, pero no menos importante, es Nakano Takeko. Su biografía no destaca de la época medieval, sino del siglo XIX, entre 1847 y 1868, siendo la onna-bugeisha más moderna.

Retrato de Nakano Takeko. (Wikimedia Commons)

Dirigió un grupo de guerreras conocido como Joshitai, durante la batalla de Aizu, que se libró en la Guerra Bolshin. Una contienda civil que enfrento al shogunato Tokugawa dominante con un grupo de clanes opositores que querían recuperar el poder para el emperador.

Los registros cuentan claramente los hechos; Nakano fue herida tras cargar contra el enemigo con su naginata, encabezando a sus compañeras. Para evitar ser capturada, se hizo el seppuku; siendo decapitada en plena batalla por su más fiel ayudante.

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Su cuerpo fue enterrado en el templo Hōkaiji, en Fukushima y, anualmente, se hace un festival en honor a su memoria.

Sin duda, una historia poco conocida, pero sumamente fascinante y que nos demuestra que las mujeres han sido tan capaces como los hombres, aun en situaciones tan adversas como la guerra.

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