En la década de 1920, Leonard Woolley, un arqueólogo británico, dirigió una serie de excavaciones en Ur, una ciudad que tuvo gran importancia en la historia de Mesopotamia. Mientras Woolley y su equipo desenterraban cuidadosamente los restos de esta antigua civilización, hicieron un descubrimiento notable debajo de las calles de la ciudad: una red de desagües de 4.000 años de antigüedad notablemente bien conservados.
Estos antiguos desagües no eran simples canales ordinarios para aguas residuales; Representaban un sistema avanzado de infraestructura urbana que demostraba las impresionantes capacidades arquitectónicas y de ingeniería de los sumerios. La cuidadosa construcción y mantenimiento de estos desagües permitió vislumbrar el alto nivel de sofisticación alcanzado por la antigua sociedad de Ur.
Al documentar y estudiar meticulosamente estos desagües, Woolley pudo ofrecer información valiosa sobre la vida cotidiana y la planificación urbana de los sumerios. La presencia de un sistema de drenaje tan avanzado indicaba la comprensión de los sumerios sobre el saneamiento y la salud pública, así como su dominio de las técnicas de gestión del agua.
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