Las investigaciones sobre el «Planeta Nueve» vuelven a apuntar hacia su existencia, sin embargo los científicos no llegan a un acuerdo sobre su origen. Un estudio presentado en «Astrophysical Journal Letters» ha tratado de estimar cuál sería el origen más probable del noveno planeta del Sistema Solar
Astrónomos del centro de astrofísica Harvard-Smithsonian (EE.UU.) han presentado una investigación que exhibe nuevas pruebas de la existencia de un noveno planeta en el Sistema Solar. «La evidencia apunta a que el ‘Planeta Nueve’ realmente existe, pero no se puede explicar con certeza cómo se produjo», afirmó el astrónomo Gongjie Li, autor principal de la investigación.
Se trata de la segunda vez en el año en que científicos proponen fundamentos de la existencia del «Planeta Nueve», un astro con una masa similar a la de Neptuno y en una órbita elíptica 10 veces más lejos del Sol que Plutón.
No obstante, los investigadores continúan sin poder dilucidar cómo este planeta llegó a la órbita gravitacional y pudo mantenerse allí a tanta distancia. En este sentido, los astrónomos dudan entre si el planeta pudo haberse formado dentro del Sistema Solar o si derivó a la órbita actual desde más allá.
Li y Fred Adams ―coautor e investigador de la Universidad de Michigan― llevaron a cabo millones de simulaciones por computadora para considerar todas las probabilidades y llegaron a la conclusión de que el escenario más factible es que una estrella que pasó por el lado del astro ’empujó’ al ‘Planeta Nueve’ hacia nuestro Sistema Solar. Esta interacción pudo haber llevado al planeta a una órbita más amplia y hacerlo más elíptico. Según los científicos, este tipo de encuentros interestelares podrían haber sido frecuentes en las primeras etapas de nuestro sistema planetario. Pero los investigadores no se muestran satisfechos con los resultados, puesto que la probabilidad de que haya ocurrido de esta manera es demasiado baja.
De acuerdo con otro punto de vista, expresado por los astrónomos Scott Kenyon y Benjamin Bromley, de la Universidad de Utah, el «Planeta Nueve» se habría formado más cerca del Sol, pero luego se alejó hacia Júpiter y Saturno, y la fuerza de gravitación situó al planeta en una órbita elíptica y grande.
¿Otro gigante de gas?
El astrónomo del CfA de Scott Kenyon cree que puede tener la solución a esta dificultad. «La solución más sencilla es que el Sistema Solar haya producido un gigante gaseoso (como Júpiter) extra», dice Kenyon. Proponen que el Planeta Nueve se formó mucho más cerca del Sol y que luego interactuó con otros gigantes gaseosos, como Júpiter y Saturno. Una serie de patadas gravitacionales, a continuación, podrían haber llevado al planeta a una órbita elíptica más y más grande con el tiempo.
«Es como empujar a un niño en un columpio. Si se les da un empujón en el momento adecuado, una y otra vez, van a ir más y más alto», explica Kenyon. «Ahora, el reto es no empujar el planeta tanto que sea expulsado del Sistema Solar».
Kenyon y Bromley también examinaron la posibilidad de que el Planeta Nueve se formase realmente a una gran distancia. «Lo bueno de estos escenarios es que en el futuro serían observacionalmente comprobables», señala Kenyon. «Un gigante de gas dispersado tendría el aspecto de un Neptuno frío, mientras que un planeta que se formó en su lugar se parecerá a un Plutón gigante sin gas».
Por último, Li y Adams también analizaron dos posibilidades más extremas: una es que el Planeta Nueve fuera un exoplaneta que fue capturado desde un sistema estelar de paso, o un planeta de libre flotación que fue capturado cuando pasó a la deriva cerca de nuestro Sistema Solar. Sin embargo, concluyen que las posibilidades de cualquiera de los casos son de menos de 2 por ciento.
La investigación ha sido publicada en la revista «Astrophysical Journal Letters».
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