El astrónomo chileno Carlos Muñoz Ferrada se hizo célebre por sus predicciones sísmicas y por su teoría del llamado “cometa-planeta”, un cuerpo celeste que, según él, podría alterar la Tierra al aproximarse a su órbita. Décadas después de su muerte, sus ideas resurgen en medios alternativos, generando curiosidad por la mezcla de ciencia, profecía y misterio que caracterizó su obra.
El origen de una figura enigmática
Carlos Muñoz Ferrada nació en Chile en 1909 y dedicó su vida al estudio de la astronomía y la física. Desarrolló una disciplina que denominó Geodinámica, con la que pretendía demostrar la relación entre los movimientos celestes y los fenómenos terrestres. Sostenía que las fuerzas gravitacionales de los planetas y cometas podían desencadenar terremotos, erupciones y otros cambios geofísicos en la Tierra.
Durante el siglo XX obtuvo notoriedad en su país por atribuirse predicciones de terremotos, entre ellos el de Chillán en 1939 y el de Valdivia en 1960. Aunque sus métodos no fueron validados por la comunidad científica, su reputación creció entre el público por la precisión temporal que afirmaban sus seguidores. En sus últimos años, Muñoz Ferrada presentó una teoría aún más ambiciosa: la existencia de un cuerpo celeste desconocido con características únicas.
La teoría del cometa-planeta
El astrónomo chileno describió al “cometa-planeta” como un astro híbrido que combinaba la masa de un planeta gigante con la órbita elíptica de un cometa. Según sus cálculos, este cuerpo tendría una masa seis veces mayor que la de Júpiter y recorrería un amplio trayecto entre el Sol y lo que denominó un “Sol Negro”, un hipotético astro distante. Afirmaba que su órbita lo llevaría a velocidades de entre 76 y 300 kilómetros por segundo y que podría acercarse a la Tierra a unos 14 millones de kilómetros, una distancia que consideraba suficiente para alterar su campo magnético.
Muñoz Ferrada aseguraba que su acercamiento produciría terremotos, erupciones volcánicas y grandes tormentas, especialmente en una región que llamó “triángulo catastrófico”, comprendida entre Chile, España y Sumatra. También sostenía que el astro sería visible a simple vista durante su paso por el sistema solar, marcando el comienzo de una nueva etapa para la humanidad.
Difusión y popularidad de su legado
Con el paso del tiempo, la figura de Muñoz Ferrada fue retomada por diversos medios. Sus teorías se reinterpretaron a la luz de la idea moderna del “Planeta X” o “Nibiru“, que describe un planeta oculto capaz de provocar catástrofes globales. En estas publicaciones, se destaca su papel como visionario y se rescatan fragmentos de sus entrevistas y cálculos astronómicos para sostener que su profecía podría estar próxima a cumplirse.
La popularidad de sus planteamientos se ha mantenido en el ámbito de la divulgación alternativa, donde su nombre es asociado con advertencias cósmicas y con la posibilidad de que el sistema solar oculte cuerpos aún no descubiertos. Esta persistencia revela la fuerza simbólica de su figura y la fascinación que despiertan los personajes que cruzan los límites entre la ciencia y la predicción.
La visión de la ciencia moderna
Desde el punto de vista astronómico, la teoría del “cometa-planeta” no cuenta con respaldo empírico. Los observatorios modernos no han detectado ningún objeto con las características que describió Muñoz Ferrada, y los modelos de dinámica planetaria indican que un cuerpo de tal masa y proximidad habría modificado notablemente las órbitas de los planetas conocidos.
Los estudios actuales sobre el denominado “Planeta Nueve” contemplan la posibilidad de un objeto masivo más allá de Neptuno, a miles de millones de kilómetros, sin relación con los cálculos del astrónomo chileno. Además, la geofísica moderna ha demostrado que los terremotos se originan por la acumulación de tensiones en las placas tectónicas, sin vínculo con interacciones gravitacionales de cuerpos distantes.
Pese a ello, la figura de Muñoz Ferrada sigue despertando interés por su singular combinación de intuición matemática, discurso profético y compromiso con la observación astronómica. Su historia encarna el deseo humano de comprender los movimientos del universo y de encontrar en ellos señales que expliquen los cambios de la Tierra.
Una herencia entre la ciencia y el mito
La persistencia de sus teorías se debe tanto al carisma de su autor como a la conexión emocional que logró establecer entre el cosmos y la vida humana. En tiempos de incertidumbre global, y con el reciente acercamiento del objeto 3I/ATLAS al Sistema Solar, las ideas de Muñoz Ferrada adquieren una dimensión simbólica, representando la búsqueda de orden y sentido en un universo vasto y en apariencia impredecible.
Su obra, aunque discutida, dejó una huella cultural que trasciende la astronomía. Para algunos, fue un adelantado que intuyó patrones todavía no comprendidos; para otros, un ejemplo de cómo la imaginación puede confundirse con la ciencia. Su nombre permanece como parte de la historia de las ideas heterodoxas que desafiaron el consenso y despertaron la curiosidad de generaciones enteras.
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Por: CodigoOculto.com













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