¿Cuál es la verdadera historia del origen de la humanidad? ¿cuáles son nuestros reales orígenes? Opuestamente a lo que dicta la corriente principal, algunos teóricos apuntan a que la civilización humana no es originaria de la Tierra, sino que provendríamos de un lugar muy lejano: la constelación de Orión.
¿Por qué se repite este patrón de estrellas en monumentos de todo el mundo antiguo? ¿Por qué consideraba el hombre antiguo que Orión era una de las constelaciones más destacadas del cielo?
Orión ha sido crucial para el hombre antiguo en el pasado, y estas civilizaciones lejanas rindieron tributo a los dioses de Orión construyendo increíbles monumentos y colocándolos en lugares específicos de la Tierra imitando el cielo.
Los astrónomos se refieren a Orión como M42, pero la humanidad antigua conocía esta constelación miles de años antes que la astronomía actual, sin telescopios como el Hubble. Las preguntas son ¿cómo y por qué? Orión es un lugar donde nacen estrellas y los astrónomos se refieren a ella como una “Guardería Estelar”.
La constelación de Orión es una de las formaciones estelares más prominentes del cielo nocturno y es una de las constelaciones más famosas en la actualidad, fácilmente identificable en el cielo nocturno despejado. Recibe su nombre del semidiós griego Orión en el siglo VIII a. C. Al conectar las estrellas, éstas forman la cabeza, los hombros, el cinturón y los pies de un hombre. Las tres estrellas principales de la constelación son Alnilam, Alnitak y Mintaka, que forman el cinturón de estrellas de Orión.
Según la mitología griega, Orión era un cazador gigante al que Zeus colocó entre las estrellas como constelación de Orión.
Orión en la antigüedad
Las fuentes antiguas cuentan varias historias diferentes sobre Orión; hay dos versiones principales de su nacimiento y varias versiones de su muerte. Los episodios más importantes registrados son su nacimiento en algún lugar de Beocia, su visita a Quíos donde conoció a Mérope y fue cegado por el padre de ésta, Oenopión, la recuperación de la vista en Lemnos, su caza con Artemisa en Creta, su muerte por el arco de Artemisa o la picadura del escorpión gigante que se convirtió en Escorpión, y su elevación a los cielos. La mayoría de las fuentes antiguas omiten algunos de estos episodios y varias sólo cuentan uno.
“Estos diversos incidentes pueden haber sido originalmente historias independientes, no relacionadas y es imposible decir si las omisiones son simple brevedad o representan un desacuerdo real”.
– Wikipedia
La mitología egipcia en realidad sugiere que los dioses descendían de las estrellas del cinturón de Orión y Sirio y creían que de Sirio y Orión surgieron seres en forma de humanos, los llamaban Osiris e Isis, y fueron ellos los que en realidad instigaron la raza humana.
Sirio y Orión son quizá una de las constelaciones más importantes del cielo nocturno, no sólo para los griegos y los egipcios, sino también para otras civilizaciones antiguas de Babilonia, Sudamérica y Centroamérica e incluso para las tribus nativas de Norteamérica.
Monumentos antiguos y su sincronización con Orión
¿Es sólo una coincidencia que la ubicación de algunos de los monumentos más importantes de la Tierra parezca estar colocada con precisión para imitar el cinturón de Orión en el cielo? ¿Cómo es posible que haya estructuras similares apuntando a Orión construidas por civilizaciones situadas a miles de kilómetros de distancia, que según los estudiosos modernos no estaban conectadas de ninguna manera? ¿Se trata de una increíble coincidencia cósmica? ¿O existe una conexión de otro mundo con este fenómeno, un fenómeno que podría aclarar nuestros propios orígenes? Los aztecas, los mayas, los antiguos egipcios y otras civilizaciones antiguas apuntan hacia Orión.
Los antiguos egipcios relacionaban a Osiris con la creación, y algunos investigadores creen que Osiris y Orión son en realidad el mismo fenómeno.
En Egipto, se han descubierto textos tallados en las paredes de pirámides que datan del año 2400 a. C. y que hablan del faraón egipcio Unas, que gobernó durante 30 años y finalmente realizó su último viaje al sistema estelar de Orión.
Según algunos historiadores, ha sido identificada como la estrella bíblica Mazzaroth y la tribu Dogon del desierto del Sáhara ha tenido a esta estrella entre sus lugares más preciados del cielo, pero es en el Antiguo Egipto donde encontramos una vasta historia sobre este sistema binario (Lo que el ojo desnudo percibe como una sola estrella es en realidad un sistema estelar binario, formado por una estrella blanca de secuencia principal de tipo espectral A1V, denominada Sirio A, y una débil compañera enana blanca de tipo espectral DA2, llamada Sirio B. La distancia que separa a Sirio A de su compañera varía entre 8,2 y 31,5 UA). En la mitología egipcia, Hathor estaba estrechamente relacionada con Sirio, pero también lo estaba Isis.
El Pasaje Descendente apuntaba a la estrella polar Alfa Draconis, hacia 2170-2144 a. C.. Ésta era la Estrella Polar en aquel momento. Ninguna otra estrella se ha alineado con el pasaje desde entonces. El eje sur de la Cámara del Rey apuntaba a la estrella Al Nitak (Zeta Orionis) en la constelación de Orión, hacia 2450 a. C.. Y como hemos mencionado antes, la constelación de Orión estaba asociada con el dios egipcio Osiris.
Ninguna otra estrella se alineó con este asta durante esa época de la historia. El vértice de la Pirámide, corresponde al polo geográfico, mientras que el perímetro de la Pirámide corresponde al ecuador, ambos en escala propia. Cada cara plana de la Pirámide fue diseñada para representar un cuarto curvo del hemisferio norte (un cuadrante esférico de 90°).
Conexión con las estrellas
Sirio es también la inspiración del antiguo Egipto para uno de sus primeros Calendarios. En el calendario egipcio de Sirio, el año comenzaba con la salida helicoidal de Sirio.
La verdadera estrella compañera de Sirio, Sirio B, está hecha de materia superdensa que es más pesada que cualquier materia normal del universo y el peso de esta diminuta estrella es el mismo que el de una gigantesca estrella normal.
Los Dogon también, como sabemos, dicen que Sirio B es “pesada” y hablan de su “peso”.
Es llamativo que los babilonios describan a Orión tanto como una constelación como un ser supremo, y se refieran a él como el “Leal Pastor del Cielo” Llamaban a la constelación de Orión “Sipazi Ana”, que algunos investigadores traducen como “el pastor de Anu” o “el pastor del Cielo”, porque Anu era visto como el dios del Cielo.
Los catálogos estelares babilónicos describen los movimientos precisos de diversos cuerpos celestes y, según algunos investigadores, estas tablillas de arcilla constituyen la prueba de que la antigua civilización de Babilonia obtuvo conocimientos celestes de viajeros estelares, seres extraterrestres que vinieron a la Tierra en un pasado remoto. Los catálogos estelares babilónicos son una colección de información con ecuaciones matemáticas extremadamente precisas y, lo que es más importante, la distancia entre planetas, y los arqueólogos e investigadores están desconcertados y no pueden responder a la pregunta de cómo una civilización del pasado pudo tener este tipo de conocimientos.
Ojo al piojo:
¿Por qué muchas civilizaciones antiguas poseían conocimientos de Orión y de Sirio? Según los teóricos, seres llegados del espacio, justamente de esa constelación y estrella enseñaron astronomía a los humanos y obviamente de qué parte del cielo venían. Ese conocimiento se transmitió por varias generaciones y llegó hasta nuestros días. Parece una razón bastante lógica para explicar la vasta sabiduría ancestral sobre el firmamento.
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