Al momento de leer estas líneas, ¿cómo puedes probar que no estas dormido? Parece una pregunta tonta, y con una respuesta demasiado simple, pero, desde el punto de vista de la teoría del sueño de René Descartes, hay que pensarlo dos veces antes de responder. Veamos cuales fueron las afirmaciones de este renombrado personaje, y por qué ponen en duda la realidad, tal como la conocemos.
René Descartes y su teoría del sueño: no hay forma de saber si estamos dormidos
René Descartes nació el 31 de marzo de 1596, en La Haye en Touraine, Francia. Fue un matemático, filósofo y físico de gran renombre, considerado el padre de la filosofía moderna y uno de los pilares para toda la revolución científica actual. Una de sus frases más conocidas en todo el mundo fue: «Pienso, luego existo».
Como todo buen filósofo, Descartes era un gran pensador, y su manera de ver la vida y la realidad puede entreverse en una de sus teorías. Según afirmó, los seres humanos no podemos saber si estamos dormidos o despiertos. ¿La razón? La forma en como percibimos la realidad, a través de los sentidos, no es de fiar.
A ver, si alguien nos preguntara por qué creemos que no estamos dormidos, seguramente responderíamos que nuestros sentidos nos dicen que estamos despiertos. Pero, ¿podrían nuestros sentidos engañarnos? Según Descartes, sí, pues la información que recibimos a través de los sentidos no tiene por qué ser precisa.
La realidad no es más que un conjunto de señales eléctricas
Los seres humanos percibimos el mundo que nos rodea mediante los sentidos, entre los que se destacan el oído, el gusto, el tacto, la visión y el olfato. Esta es la clasificación básica de los 5 sentidos, pero científicos modernos señalan que los humanos podemos tener entre 9 y 21 sentidos en total.
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Sea como sea, estos sentidos transmiten información al cerebro mediante señales eléctricas, señales que el cerebro interpreta como la realidad. De tal manera que sabemos que estamos despiertos porque podemos oler, ver, sentir y movernos. Nuestro cuerpo recibe y procesa miles de señales eléctricas, y estas confirman nuestra realidad y existencia.
Experiencias reales en medio de sueños profundos
Ahora bien, ¿acaso no pasa lo mismo mientras estamos dormidos? Podemos hacer todo lo que nos es posible realizar mientras estamos despiertos. Aunque no entremos en contacto con agua, por ejemplo, el cerebro puede hacernos sentir que nos ahogamos, o que estamos mojados. Descartes decía que nuestros sentidos nos engañan muy a menudo, por lo que no son dignos de nuestra confianza.
Quienes sueñan no se dan cuenta de que lo hacen, a menos que experimenten lo que conocemos como sueño lúcido. En este tipo de sueño, la persona sabe que está dormida, pero experimenta sensaciones propias del estado de vigilia. Es como una combinación entre estar dormidos y despiertos, una experiencia nada cómoda para quienes la han vivido.
Presos en una prisión conceptual
Nuestra concepción de la realidad se basa en la información que perciben e interpretan nuestros sentidos, y estos nos dicen si estamos dormidos o despiertos. Pero, según Descartes, nuestros sentidos pueden engañarnos, haciéndonos creer algo que en verdad no está ocurriendo. Entonces, se podría decir que estamos cautivos en una prisión conceptual, a menos que haya otra forma de percibir la realidad.
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Descartes afirmaba que el verdadero conocimiento se adquiere mediante la aplicación de la razón pura. En la misma naturaleza de las cosas, se puede discernir su verdadera esencia, y descifrar exactamente qué son. Pero, la razón pura requiere de una mente libre, fuera del cuerpo, sin las ataduras que los sentidos imponen a la mente humana.
Definitivamente pensamos, luego existimos
Al parecer, es imposible para un ser humano tener acceso a la razón pura, y percibir la realidad de las cosas fuera de los sentidos. Esta idea se ve con claridad en la famosa afirmación de Descartes: pienso, luego existo. El pensamiento es la base de la conciencia de que existimos, pero el propio pensamiento depende de las sensaciones e interpretaciones de los sentidos.
Entonces, siendo así, parece que el propio Descartes se contradigo. Saber si estamos despiertos o no todavía es algo a lo que no podemos acceder. Sus teorías, como muchas otras corrientes filosóficas, quedan abiertas a la interpretación.
Por: Luisa Lugo
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