Las armas de destrucción masiva en el espacio se prohibieron a mediados de los años 60, sin embargo ¿Es posible crear un dispositivo capaz de ser tan poderoso sin ser considerado como una? De eso se trata el Proyecto Thor de los Estados Unidos: el uso de armas desde el espacio.
La Guerra Fría fue un evento desastroso para el mundo y, por tal razón, se firmaron muchos tratados para evitar el mayor daño posible.
Uno de ellos fue la prohibición de las armas de destrucción masiva. 108 países se pusieron de acuerdo en 1967 para firmar el Tratado del Espacio Exterior, un documento que todos los países estaban en la obligación de cumplir y donde destacaba la prohibición de armas de destrucción masiva.
No había peligro de que alguna nación lanzara bombas atómicas, y así fue por muchos años, hasta que un evento desencadenaría la ambición por demostrar el poderío bélico de una nación y una capacidad que lo podía llevar más allá de la Tierra; al espacio.
La Guerra de Vietnam y el nacimiento del Proyecto Thor
La Guerra de Vietnam le daría una lección al mundo; los Estados Unidos no eran invencibles. Entre 1955 y 1975, el país asiático y las tropas comunistas se alzarían victoriosas en una guerra que marcó un antes y un después.
A pesar de que existen muchas teorías, errores y desaciertos, no se puede negar que los norteamericanos sí hicieron gala de todo su arsenal bélico, incluyendo una innovadora forma de ataque.
Los vietnamitas conocían perfectamente la selva donde se llevó a cabo el conflicto, los que les hizo victoriosos. Sin embargo, Estados Unidos usó una estrategia para intentar reducir esa ventaja de terreno: el Bombardeo Cinético.
Este ataque consistía en arrojar «Lazy Dogs», pequeños proyectiles de metal que apenas alcanzaban los 5 centímetros, pero que eran arrojados por aviones a mil metros de alturas.
La gravedad lo convertía en un arma mortal, ya que las piezas alcanzaban hasta los 800 kilómetros por hora, haciéndolos capaces de penetrar hasta 20 centímetros en el suelo.
No se necesitaban explosivos ni acercar tropas a su objetivo, algo que, a pesar de que no los haría ganar la guerra, crearía las bases para el desarrollo del Proyecto Thor.
Las Barras de Dios
A comienzos del siglo 21, en el 2003, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos presentó el Proyecto Thor, el cual llevaría al Bombardeo Cinético más allá, literalmente.
El ataque no vendría desde aviones, sino desde el mismísimo espacio, empleando barras de tungsteno de 6 metros de largo y 0.3 metros de diámetro.
Estas serían arrojadas desde el espacio hacia un objetivo en la Tierra, alcanzando velocidades que superan 10 veces la del sonido y un peso de más de 9 toneladas, lo cual provocaría un impacto similar al de las armas nucleares.
¿Por qué podían desarrollar un arma con tal capacidad destructiva? ¿Qué sucedía con el tratado? Este seguía vigente, el problema es que este concepto no violaba ninguno de los puntos que se especificaban. De hecho, ni siquiera era un arma, por lo que no había ningún tipo de restricción.
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Fue llamado «Las Barras de Dios», ya que un bombardeo de este calibre provocaría daños masivos en la zona fijada como objetivo. No solo en la superficie, sino que el impacto, incluso, dañaría bajo la misma, provocando que los mismos cimientos de todo lo que ahí se encuentre se derrumbe.
Obviamente estos ataques serían manejados a través de una red de satélites que cargaban con las barras, sin un límite en su alcance, podían atacar cualquier lugar del mundo en tan solo 15 minutos, eliminando cualquier rango de reacción del enemigo.
Existen muchas preguntas y teorías sobre el Proyecto Thor ¿Por qué no lo han usado? Se cree que el funcionamiento de este dispositivo tiene un costo muy elevado, alcanzando los cientos de millones de dólares. Sin embargo, se cree que Estados Unidos lo tiene preparado para atacar en cualquier momento…
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