Se especula con que el ser humano pueda llegar a ser el causante de su propio final. Por tanto, se proponen una miríada de escenarios en los que nosotros seríamos los causantes de nuestra propia extinción.
Nuestro futuro es incierto, pero siempre resulta interesante adentrarse a conocer este tipo de propuestas. ¿Cuál será nuestro final? Son muchos los contextos en los que la tecnología desempeñaría un papel de relevancia en ese apocalipsis hipotético pero el tema de la conocida como “Plaga Gris” o “Gray Goo” llama especialmente la atención porque plantea el peligro no sólo de la extinción humana, sino que también propone que se podría llegar a destruir el universo al completo.
Robots a escala nanométrica
¿Cómo no? Los protagonistas en este escenario futurístico son los robots. Figura principal en una variedad de teorías de este tipo pero, en este caso, las máquinas tendrían una escala nanométrica: nano-robots. Para hacernos una idea del tamaño al que nos estamos refiriendo, indicar que un nanómetro equivale a una milmillonésima parte de un metro.
Se trataría entonces de una plaga mecánica, una masa gris pero… ¿cómo se crearía? No es difícil prever que esta tecnología acabe desarrollándose en un futuro más o menos próximo. Pero, ¿cómo podría algo de tan diminuto tamaño causar una calamidad global?
La clave aquí es precisamente que se trataría de robots autorreplicantes, es decir, que abasteciéndose de los materiales que pudieran encontrar, serían capaces de crear copias de exactas de sí mismos. Y tal vez este concepto no haga saltar las alarmas. Sin embargo, teniendo en cuenta la velocidad a la que serían capaces de replicarse, el escenario resultaría mucho más peligroso y estas máquinas hipotéticas comenzarán a copiarse sin control. Quien es considerado como el padre de la nanotecnología, K. Eric Dexler, lo expone así:
“Así, el primer replicador ensambla una copia suya en 1.000 segundos, entonces los dos replicadores ensamblan dos más en los siguientes 1.000 segundos, esos cuatro construyen otros cuatro, y los ocho construyen otros ocho. Después de 10 horas no hay 36 nuevos replicadores, sino más de 68 mil millones. En menos de un día pesarían una tonelada; en menos de dos días, sobrepasarían el peso de la Tierra; en otras 4 horas excederían la masa combinada del Sol y todos los planetas juntos.”
DREXLER, Eric K., Engines of Creation, Anchor Press / Doubleday, 1986, p. 58
Replicándose hasta el infinito
Las pequeñas máquinas podrían escapar a nuestro control. No es una afirmación difícil de concebir teniendo en cuenta el error humano, que siempre puede realizar su oportuna aparición. Así pues, si algo saliera mal, la situación a contemplar sería la de estos robots replicándose a una velocidad vertiginosa y agotando cualquier recuso que se encontraran. Como bien se ha indicado en la cita anterior, en tan sólo dos días, podrían no sólo exceder el peso de la Tierra sino que alcanzarían el peso de todos los cuerpos del sistema solar.
Esto supondría la desaparición de toda materia, que pasaría a utilizarse para crear más y más unidades de estos replicadores sin control… y si no se detuvieran las consecuencias podrían exceder nuestras peores suposiciones. ¿Podrían llegar a consumir toda la materia del universo?
Aunque es un supuesto aterrador, es simplemente eso, un supuesto. Aunque, interesante cómo no. Nuestra compañera Sonia Gupta del canal AEnigma desarrolla esta extraña teoría y otras más en el siguiente video dedicado a exponer las teorías más extrañas que pueden encontrarse por internet:
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