En 2010 el FBI liberó una serie de documentos, hasta entonces clasificados como de alta importancia para la seguridad norteamericana. Lo insólito es que esos archivos, centraban el interés en los OVNIs. Aquella iniciativa contó con el aval del presidente Barack Obama, cumpliendo así, con una promesa de campaña.
Para la comunidad ufológica, esa decisión se vivió como un hito largamente esperado, tras décadas batallando por una divulgación pública, sin ninguna restricción. Uno de los papeles, rápidamente captó la atención de los investigadores, debido a la peculiaridad de su redacción, donde se pone en relieve desde 1947 existe la sospecha los escurridizos OVNIs, pudieran tener un origen interdimensional.
El mensaje, fue interpretado como una verdadera declaración por parte del gobierno estadounidense, admitiendo tras este paso casi fundacional, una verdad negada durante mucho tiempo. Ni decir, la noticia corrió como pólvora en la web, siendo recogida por cientos de portales, y ganando durante su difusión notable adhesión.
En lo personal su lectura me llenó de extrañeza, y a la vez fascinación, porque el informe hacía gala de un elevado argot esotérico, rasgo no muy común tratándose de Ufología. De ahí mi primera alerta.
Sin dudas pensé tratamos con un expediente excepcional, adornado con datos sugerentes, e inesperados. No obstante reconocerle su importancia, mi interés no pasó más allá, sin querer ahondar demasiado en cuanto a su contenido. Una década más tarde mientras preparo un artículo, el intrigante documento vuelve a cruzarse en mi camino, y vaya sorpresa esta vez.
Ajusten sus cinturones, se avecina un viaje movido.
Desclasificación OVNI en la era de Barack Obama
“El Gobierno no debe mantener la confidencialidad de la información, simplemente porque los funcionarios públicos puedan sentirse avergonzados por la divulgación, porque se puedan revelar errores y fallas, o debido a temores especulativos o abstractos. La no divulgación, nunca debe basarse en un esfuerzo por proteger los intereses personales de los funcionarios gubernamentales a expensas de aquellos a quienes se supone que deben servir. Al responder a las solicitudes bajo la FOIA, las agencias del poder ejecutivo (agencias) deben actuar con prontitud y con un espíritu de cooperación, reconociendo que dichas agencias son servidores del público”. Ley de Libertad de Información, 2009.
Retrocedamos a 2009. Días históricos vive el poderoso país del norte, con la asunción de Barack Obama, transformado en el primer hombre de color en asumir la presidencia de su país. Tan solo un mes después de su llegada al poder, el 21 de enero de 2009, Obama emite un de sus primeras órdenes ejecutivas, que tiene como objetivo impulsar la transparencia de información, tema instalado durante su campaña.
Memorándum 6751, el documento que hizo temblar Internet. Cortesía: vault.fbi.gov/UFO
Aunque desde 1966 funciona la Ley de Libertad de Información, conocida por sus siglas en inglés como FOIA (Freedom of Information Act), que permite al ciudadano común tener acceso a la información de su gobierno, en la práctica el sistema era visto como complejo. Obama buscó la forma de agilizar el proceso. Así nació la Ley de Reforma de la FOIA.
Obama diría después:
“Si bien el gobierno debe poder evitar la divulgación pública de información, cuando dicha divulgación comprometa la privacidad de los ciudadanos estadounidenses, la seguridad nacional u otros intereses legítimos, un gobierno democrático responsable ante el pueblo debe ser lo más transparente posible, y no debe retener información por razones egoístas, o simplemente para evitar la vergüenza”.
El avistamiento de 1946, San Diego, un caso fuera de los archivos OVNI.
El 29 de diciembre de 2009, con tan solo un año como primer mandatario, Barack Obama daría cumplimiento a su primera promesa de campaña al sancionar la Orden Ejecutiva 13526, dando paso a la reforma de la FOIA. Esta acción tendría consecuencias inesperadas, cuando en 2010 el FBI procediera a desclasificar ciertos archivos OVNIs, cuya apertura en línea se encarnó a través de The Vault (La Bóveda). Sin embargo, aunque a muchos le pareció una novedad, desde 1998 la famosa agencia gubernamental, contaba en su sitio web, con una sección dedicada a los OVNIs.
The Round Robin, el boletín creado Newton Mead Layne en 1945. Archivo Personal / Débora Goldstern.
Pero no fue hasta la inserción en The Vault de un explosivo memorándum OVNI, conocido como el Memorándum 6751, que el asunto se convirtió en uno de los más comentados de Internet. Veamos.
El extraño caso de los visitantes de Etheria
“Parte de los discos llevan tripulaciones. Su misión es pacífica. Estos visitantes son humanos, pero vienen de su propio mundo. NO vienen de un planeta como usamos la palabra, sino de un planeta etérico”. Memorándum 6751.
Newton Mead Layne, fundador de Bordeland Science Researche Associates. Cortesía: laptrinhx.com
Cuando en 2010 el FBI desclasificó el Memorándum 6751, ignoraba la repercusión que su contenido alcanzaría. Los medios acusaron recibo, promoviendo tan curioso documento bajo el título: Seres gigantes inter-dimensionales están visitando la Tierra, según el FBI, y no vienen de ningún planeta.
Su contenido encriptado en tan sólo una página, pura dinamita, como revelan estas líneas:
“Algunas partes de la nave (avistada) llevaban pasajeros, y otras eran operadas a control remoto. La misión es pacífica. Los ‘visitantes’ planean quedarse en el planeta. Los ‘visitantes’ son como los seres humanos, pero mucho más grandes en tamaño (altura). No encarnan en terrícolas, sino que vienen de su ‘propio mundo’. No vienen de ‘otro planeta’ como nosotros referimos, sino de un ‘mundo etéreo’ que se inter-penetra con el nuestro más allá de nuestra percepción. Los cuerpos de los visitantes, e incluso las ‘naves’, se materializan al entrar en vibración con la materia densa de la Tierra. Los discos (naves) poseen energía radiante y rayos que pueden desintegrar fácilmente cualquier otra ‘nave’ y para reingresar al campo etérico simplemente desaparecen de nuestra visión sin dejar rastro alguno. La región de dónde vienen NO es un ‘plano astral’; corresponden al ‘Lokas’ o ‘Talas’ (los estudiantes esotéricos comprenderán estos términos). No utilizan sistema de radio, pero probablemente usan un sistema de radar, que les permite divisar el lugar de apertura (materialización)”.
Mark Probert, el médium que canalizó a los misteriosos eterianos. Cortesía: metaphysicalarticles.org
El fantástico informe fechado un 8 de Julio de 1947, no lleva firma visible, aunque circulan rumores, sobre un alto militar como posible redactor. La historia descrita, es fruto de un avistamiento presenciado por un testigo, mencionándose el relato, además, viene acompañado de un recorte periodístico. Al parecer un OVNI fue observado en 1946. Nada menos.
Recuerdo mi primera impresión cuando me topé con el memorándum clasificado número, 6751 por el FBI, reconociendo cierta empatía ante el despliegue de exquisita terminología esotérica. Su autor parecía versado en la materia, aunque en su momento no logré captar las señales.
Dos de los libros escritos por Mead Layne, durante la década del 50′.
Pasado el tiempo y con la madurez de los años, al volver a toparme con su lectura, dos términos iniciando el documento, The Round Robin, y The Flying Roll, me pusieron en la pista ansiada. De pronto todo tuvo sentido. ¡Eureka!
Kareeta, y los iniciados del círculo místico
“El registro de tales extrañas naves, objetos y apariciones en el cielo ha aumentado enormemente desde que Charles Fort comenzó su asombroso memorándum, y sigue creciendo. La mayor parte es increíble, ininteligible, innegable. Pero Kareeta ciertamente no es un fenómeno de la naturaleza, ni ninguna nave o proyectil que conozcamos, y se navega, controla y guía. No es una ilusión, ni un milagro, ni tampoco una obra de producción terrestre; es nuestra mejor evidencia, hasta ahora, de visitantes de otros mundos. Una vez más, hablamos solo a partir de los datos limitados que tenemos a mano”. Mead Layne. ¡Welcome! ¿Kareeta?, 1946.
Para entender la trastienda oculta tras la irrupción del Memorándum 6751, debemos hablar primero de Newton Mead Layne.
Nativo de Wisconsin, 1891, su vida transcurrió sin sobresaltos, como hijo de una típica familia norteamericana. Sin embargo, Mead Layne desde muy joven, muestra interés en los fenómenos ocultos, y espirituales.
Devoto de Charles Fort, célebre autor de El Libro de los Condenados, su trabajo va inspirarlo en la creación, durante 1946, de un espacio único, Bordeland Science Researche Associates (Asociación de Investigación de Ciencias Fronterizas), poniendo el acento en las investigaciones psíquicas.
El misterio de los ovnis y sus ocupantes.
Un año antes, 1945, Mead Layne inicia la publicación de un boletín, The Round Robin, publicación inclinada a la exploración del ocultismo, fenómenos paranormales, y temas forteanos. En paralelo a The Round Robin, funcionaría The Flying Roll, aunque enfocada en sus objetivos, a un círculo de estudiantes avanzados. Pero retomemos 1946. Ese año según informa Mead Layne, se registró un avistamiento ovni en San Diego, California, que declara fuera presenciado por varios testigos, siendo uno de ellos, afamado contactado, nada menos que George Adamski.
Antes de ahondar en el caso, y posterior identificación con el Memorándum 6851, es necesario remarcar hablamos de un evento anterior a los sucesos de Roswell, y que entiendo, merece pronta revisión.
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Según refiere el ufólogo sueco Håkan Blomqvist, en su artículo Round Robin y la historia de los contactados, George Adamski, brindó su versión de lo ocurrido ese 9 de octubre de 1946, en su libro Flying Saucer Have Landed, 1954, detallando lo siguiente:
“Nunca había pensado demasiado en la idea de los viajes interplanetarios, en naves artificiales. Este tema no se me había pasado por la cabeza hasta finales de 1946. Yo también creía, que las distancias entre planetas eran demasiado grandes para abarcarlas por medios mecánicos. Pero durante la lluvia meteórica del 9 de octubre de 1946, vi con mis propios ojos una gigantesca nave espacial flotando por encima de la cresta de la montaña al sur del Monte Palomar, hacia San Diego. Sin embargo, en ese momento no me di cuenta de lo que era”.
El objeto fue descrito con forma de cigarro negro, y como diría Adamski en su reporte, «semejante a un dirigible gigante». La enorme nave, se mantuvo inmóvil en el cielo de San Diego por un buen tiempo, para luego disiparse hacia el espacio, desplegando tras su huida, una intensa estela humeante.
Hubo sin embargo otro testigo, que mucho tiene que ver con el verdadero desarrollo del Memorándum 6751. Se trata de Mark Probert, colaborador de Mead Layne, quién lo reclutara en 1945. Descrito como médium de prestigio, Probert era un asiduo recurrente de nutridas sesiones espiritistas, llevadas a cabo en San Diego, soliendo oficiar como canalizador estrella.
(Public domain)
Y ahora ¡atención lector!, que empieza el verdadero desglose del memo publicado por el FBI. Cuando expresé Round Rubin era una de las claves para desandar este enigmático documento, no mentí. Sin duda lo es. En octubre 10 de 1946, The Round Rubin aborda el avistamiento enigmático (vol 2, ej 10) y que titula, ¡Welcome! ¿Kareeta?
Tuve la suerte de poder hacerme con el valioso ejemplar, gracias a los oficios del ufólogo sueco Clas Svahan, miembro del AFU (Archivos para lo Inexplicado), quién hiciera posible el milagro.
Allí Mead Layne escribe:
“El primer informe del ‘Kareeta‘, llegó a este escritor alrededor de las 7.45 PM. del 9 de octubre (noche de la caída del meteoro). Llegó como una llamada telefónica del Sr. Mark Probert de San Diego, quién con un niño llamado Fernando Estevane, estaba observando los meteoros desde el último piso de un edificio”.
Su descripción fue sustancialmente la siguiente:
“Este objeto era aproximadamente del tamaño de un avión extremadamente grande y llevaba dos luces rojizas. Al principio se movía con una velocidad extraordinaria, más rápido que cualquier avión. Lo vi dos veces. La segunda vez que cruzó la cara de la luna, y el batir de sus alas era claramente visible. Todo el objeto parecía algo luminoso”.
Explico al lector, Kareeta refiere la nave que Mark Probert dice haber observado, así como aseverando a Mead Layne, contacto con sus ocupantes, comunicaciones insertas dentro del asombroso artículo.
“El Kareeta, el objeto parecido a un pájaro visto volando alrededor de la luna alrededor de las 7:45, era un pájaro mecánico de un planeta a muchos miles (sic.) ´de millas de distancia. Se llama Kareeta. Fue enviado intencionalmente al cielo de la Tierra en este momento porque era sabido por la gente del planeta lejano que los cielos serían cuidadosamente observados por mucha gente de la Tierra. El Kareeta es llevado a través del aire por nuestro pleno conocimiento de la levitación, y también es dirigido por este poder. El aleteo de las alas se usa solo cuando el Kareeta entra en la atmósfera terrestre. Tiene 10.000 partes. La estructura exterior está hecha de madera de bálsamo recubierta con una fina capa de aleación. Las alas funcionan con energía eléctrica. Los motores son muy pequeños pero su poder es grande”.
Yada Di Shi’ite, una de las entidades canalizadas por Mark Probert.
Un mes después, The Round Robin en su edición de noviembre 1946, (vol.2, n 11), el boletín retoma el tema mediante un nuevo artículo, Kareeta Business, donde Mead Layne parece mostrar ciertas molestias, ante las críticas recibidas en cuanto a Kareeta.
“Cuesta hacer que la gente comprenda que este extraño visitante nocturno no era un ‘fenómeno psíquico’, ni visto por clarividencia, ni conectado con ninguna creencia mística o engaño. Era simplemente una gran nave voladora de construcción muy extraña, que podía volar a una velocidad enorme, o muy lentamente, o permanecer estacionaria. También tenía su propio estilo de vuelo, y se movía (a veces) en largas curvas parecidas a las de un pájaro de mucha gracia y belleza. Ningún observador pudo identificarlo con nada visto antes. Pero era completamente objetivo, notado siempre por accidente (no por ningún observador ‘condicionado’), y no era más una alucinación que la luna, las estrellas, los meteoritos y el avión de pasajeros que llegó desde el este a tiempo”.
Será sin embargo en Julio de 1947, cuando The Round Rubin (vol 3, n 6), entregó su artículo más significativo, Fly, Lokas, Fly. Ruego máxima atención al lector. Nuevamente Mead Layne, citando canalizaciones de Mark Probert con espíritus desencarnados.
“Bueno, estos platillos que tanto te desconciertan también salen de un mundo etérico y pueden volver a él. El propósito de estos visitantes es simplemente llamar su atención, despertarlo. Vienen con buenas intenciones. Tienen alguna idea de experimentar con la vida terrestre, es decir, de venir a vivir a su mundo. Habrá muchas apariciones extrañas en el cielo, como les hemos dicho antes en estas sesiones. Esté atento a ellos. Estos platillos alcanzan su gran velocidad debido a su peculiar forma de bollo y su peculiar movimiento; casi no encuentran resistencia del aire. No conozco sus medios de propulsión, pero intentaré averiguarlo. La ignorancia deliberada y la hostilidad de su tiempo hacia los estudios etéricos y astrales es espantosa. La extraña nave celeste que se informó sobre su ciudad en noviembre pasado probablemente también fue una construcción etérica. Estos visitantes no son humanos encarnados; pero son seres humanos que viven en su propio mundo, que está hecho de cosas que tus sentidos no pueden percibir directamente y que, por lo tanto, imaginas infantilmente que no pueden existir en absoluto”.
En otra canalización se agrega:
“Creo que sería correcto decir que provienen de los Lokas. No, no son astrales, ni de ninguno de los planetas que conoces. Vienen de un planeta etérico que tus sentidos no perciben. Algunos de los discos llevan una tripulación, pero otros son manejados por control remoto. Estas naves tienen algunos medios para irradiar una poderosa energía que es muy destructiva. Si son atacadas o interferidas, pueden destruir fácilmente los aviones atacantes. No, dudo que se pueda comunicar con ellos por radio, pero si puedes hacer una señal por radar, tal vez eso funcione. Yo no entiendo el radar. Si puedes hacerte amigo de estas personas, puedes aprender un mundo nuevo hechos de ellos”.
Sobre el concepto de los Lokas, que tantas discusiones suscitan, Mead Layne apela al lenguaje teosófico, en un intento por definir el término, y adelantándose a la hipótesis dimensional.
“Hay 7 de esos Lokas bajo la clasificación Vishnu–Purana. La palabra simplemente significa lugares, mundos, esferas. No pertenecen a la cadena terrestre de los globos ni al astral. Son tan ‘materiales’ como nuestro mundo, pero la materia tiene un rango de vibración diferente, y no puede ser detectada por nuestros sentidos, ni por ningún instrumento existente”.
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Si al lector aún le quedan dudas, sobre como estas transcripciones fueron a integrar los archivos del FBI, no hay más que leer The Round Rubin, Julio de 1947 (vol 3, n7), Concerning the Lokas Flying Disk, donde Mead Layne declara:
“Los Lokas son reales, y las autoridades lo saben, y el FBI y la Inteligencia Militar están profundamente preocupados, y nadie ha sido capaz de inventar un hilo que satisfaga al público, siempre y cuando regresen en grandes números. Algunas de estas construcciones tienen casi una milla de diámetro”.
Incluso Mead Layne eleva una curiosa petición:
“Sabemos que los Lokas están ahora presentes en otras partes del mundo y, tarde o temprano, lo más probable es que regresen a nuestros propios cielos. Existe peligro de pánico, e incluso de guerra, cuando una vez que el público se da cuenta de que estamos completamente a merced de estos visitantes y, por supuesto, los atribuye a alguna potencia extranjera hostil. Si, como creemos recientemente, son ‘aportes’ del etérico, será bastante inútil intentar hacer llegar esta idea a las masas, e incluso a la mayoría de nuestros supuestos intelectuales, y a una prensa pública que es incapaz de captar siquiera la primera sílaba de lo que se trata”.
Rematando:
“Estamos seguros de que los Lokas son amistosos. Pero su existencia y las cuestiones que plantea hay que afrontarlas tarde o temprano, y creemos que al final nuestros lectores agradecerán a RR por preparar el camino, en cierta medida, para la comprensión de uno de los fenómenos más extraños del mundo, en la historia de la humanidad”.
Newton Mead Layne falleció en 1961, y hasta el final de sus días, siguió apostando por la existencia del éter, como ese espacio entre los mundos, siendo un ferviente defensor del mismo, a pesar del rechazo de la Ciencia.
Como buen esotérico, creyó tras el misterio de los OVNIs se ocultaba una realidad profunda. Tal vez no se equivocaba. Hasta Aquí.
Conclusión
Aunque por mucho tiempo se pensó el Memorándum 6751 probaba una admisión por parte del FBI en cuanto a la existencia de seres extradimensionales, hoy conocemos Newton Mead Layne, fue su verdadero redactor.
A pesar de esta desilusión el documento constituye una perla rara de su época, aportando en su información un dato valioso para los archivos OVNI, como es el avistamiento que 1946 no muy avizorado por los especialistas.
Hay quién sostiene el FBI alentó la lectura del memorándum 6751, que curiosamente coincide en fecha, 8 de Julio de 1947, con los sucesos de Roswell, como una forma de desprestigiar el fenómeno. Lo hasta aquí narrado, nos aguarda un largo camino en el acceso a la mentada desclasificación. Que no nos engañen. Continuará.
Bibliografía
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Sitios web
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Artículo escrito por: Débora Goldstern, colaboradora de CodigoOculto.com
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