Un grupo de investigadores ha creído conveniente volver a analizar una prótesis de madera de un dedo del pie perteneciente al antiguo Egipto, con el propósito de arrojar luz sobre cómo fue fabricada y si se utilizó con fines cosméticos o funcionales.
Se llama el Gran Dedo de Greville Chester y es uno de los primeros dispositivos protésicos conocidos por los científicos. La prótesis de la Edad del Hierro fue descubierta por los arqueólogos hace 17 años en una tumba saqueada que había sido tallada en una antigua cámara funeraria conocida como Sheikh’Abd el-Qurna, una acrópolis justo al oeste de Luxor, Egipto. Los investigadores de las universidades de Basilea y de Zúrich continúan reexaminando el dispositivo y el propio yacimiento arqueológico mediante técnicas de última generación, y están aprendiendo cosas extraordinarias.
Según la nueva investigación, que aún no ha sido publicada, el dedo artificial pertenecía a la hija de un sacerdote. Dada la calidad y la artesanía de la prótesis, debe haber sido un sacerdote de alta posición social. Usando microscopía moderna, tecnología de rayos X y tomografía computarizada, los investigadores pudieron determinar que el dedo gordo de madera, que fue fabricado durante el primer milenio antes de Cristo, fue reajustado varias veces para que coincidiera con la forma exacta y el ajuste de la mujer que lo llevaba.
También documentaron los diversos materiales y métodos utilizados para fabricar la antigua prótesis. El artesano o los artesanos que fabricaron el artefacto debían estar muy familiarizados con la fisiología humana.
«El conocimiento técnico se puede ver particularmente bien en la movilidad de la prótesis y la estructura robusta de la correa», señalaron los investigadores en un comunicado de prensa. «El hecho de que la prótesis se hiciera de una manera tan laboriosa y meticulosa indica que el propietario valoraba una apariencia natural, la estética y la comodidad, y que podía contar con especialistas altamente cualificados para proporcionar todo eso».
Quizá a esta mujer la acomplejaba no tener dedo gordo del pie y este dispositivo, que servía a un propósito tanto funcional como cosmético, le puso solución. El Gran Dedo de Greville Chester nos proporciona una visión fascinante del pasado y de los primeros intentos de nuestra civilización de crear dispositivos protésicos.
El estudio ha sido publicado en University of Basal.
0 comentarios