Uno de los artefactos más misteriosos de la “ciudad de los dioses” es el llamado “Disco de la Muerte“. Lleva años generando un montón de preguntas sin respuesta. Diversos investigadores construyen hipótesis, desde la prosaica de que se trata de parte de una estructura ritual, hasta la más alternativa, que confirma la teoría del encuentro de nuestros lejanos antepasados llegados de otro mundo

Los investigadores descubrieron el artefacto cerca de la Gran Pirámide del Sol, en un antiguo asentamiento en 1963. Parecería que la opción más fácil es relacionar el hallazgo con el culto de adoración a nuestro Sol, pero su aspecto no encaja con los tótems solares. En el centro del círculo acanalado no hay una cara brillante, sino algo terrible, como una advertencia. Además, en la propia gran pirámide no hay ni una sola imagen que se parezca mínimamente al “Disco”.

Sin embargo, es difícil sacar conclusiones concretas, ya que el tiempo ha borrado todo el yeso y la pintura de la pirámide del Sol. Es muy posible que el Disco de la Muerte fuera originalmente una parte lógica del complejo y, además, el estilo general de la talla en piedra es bastante coherente con esto.

Culto al dios de la muerte

La imagen de una calavera sacando la lengua llevó a los investigadores a la teoría de que el “Disco” está asociado con Mictlāntēcutli, el culto al dios azteca de la muerte. Se cree que el objeto se utilizaba durante los rituales, siendo un símbolo de la deidad.

Los investigadores están asombrados por la ejecución en filigrana del artefacto. La “calavera” se ha enmarcado con dientes completamente lisos y perfectamente uniformes que crean una especie de halo a su alrededor que recuerda a los santos de los iconos antiguos. Además, la pieza rocosa está procesada con tanta precisión y eficacia que sugiere el uso de herramientas de alta tecnología.

Sin embargo, si se mira más de cerca, se comprende que el “nimbo” del artefacto no es más que un engranaje. Al parecer, los creadores del disco copiaron parcialmente en su día algún detalle de alta tecnología. En el centro se colocó una imagen espeluznante a modo de advertencia:

“¡No entres, o morirás!”.

La lengua saliente, en la versión mexicana, es paralela a hallazgos similares en la antigua Sumeria y la antigua India. Hay sugerencias sobre los grandiosos trastornos que se producen en un determinado período, los cambios de las constelaciones zodiacales en el punto de la salida del Sol. Así pues, es probable que este mismo “salto mortal” traiga grandes problemas.

Nada impidió que este objeto se convirtiera en objeto de culto y se utilizara en algunos rituales. Así que los científicos que afirman que se trata de una prueba de la religiosidad de los predecesores aztecas pueden estar en lo cierto.

El nombre de la ciudad encaja orgánicamente en esta hipótesis. Teotihuacan se traduce como “el lugar donde la gente se convirtió en dioses” o “el lugar donde los dioses descendieron a la Tierra” o “el lugar donde nacieron los dioses”.

Hay muchas variantes para la traducción del nombre. Además, el autor de cada una defiende únicamente su corrección, citando argumentos concretos reforzados. No nos atascaremos en esto, cualquier traducción encaja bien en la hipótesis planteada.

¿Evidencia de contacto con una civilización altamente desarrollada?

Resulta que el “Disco de la Muerte” es una prueba directa de que los antiguos constructores de Teotihuacan tuvieron contacto directo con alguna civilización altamente desarrollada.

Además, la propia ciudad podría haber sido construida como base terrestre para los extraterrestres, una especie de puerto espacial. El propio trazado de la ciudad también conduce a esta hipótesis.

Si imaginamos que fue construida como todas las ciudades humanas ordinarias, para la protección y comodidad de los habitantes, entonces surgen muchas preguntas. Y si aceptamos que no se trata de una ciudad, sino de una especie de base de transbordo, con un mínimo de instalaciones necesarias, entonces todo encaja.

SÍGUENOS EN TELEGRAM

Para ahorrar recursos, se construyó a partir de recursos locales, con mano de obra poco cualificada y utilizando sólo ocasionalmente algún tipo de tecnología. El trazado y la geometría de las estructuras, delatan el conjunto de conocimientos que poseían los constructores, que no encajan con el nivel del hombre de la Edad de Piedra.

Quizás, incluso, los alienígenas que volaron a través del espacio hasta nuestro planeta se vieron limitados en la extensión de los conocimientos que podían transferir a los lugareños para construir cualquier cosa implícita o simbólica para ellos. Aunque pudieran tener una nave entera en órbita como base, así como lanzaderas de descenso, la huella de “tecnología alienígena” dejada para futuras civilizaciones es sólo adoquines y formaciones rocosas.

Cientos, y quizás miles de años después de la partida de los alienígenas altamente desarrollados, los humanos recién asilvestrados lo deificaron todo, hasta el detalle más prosaico de este lugar. Su verdadero propósito se ha olvidado. Sólo queda el recuerdo de que fueron utilizados por los “dioses”.

Gracias por leernos. Te invitamos a seguirnos en nuestra Fan Page, para estar al tanto de todas las noticias que publicamos a diario. También puedes visitarnos directamente AQUÍ. O puedes unirte a nuestro Grupo Oficial, y a nuestra comunidad en Telegram.