Las líneas de Nasca son geoglifos de fama mundial, y las estructuras cercanas con forma espiral existentes en el lugar podrían ayudar a explicar por qué fueron construidas.
El sentido de los famosos geoglifos del sudoeste de Perú, conocidos como las líneas de Nasca y que han quitado el sueño a los arqueólogos en distintas épocas, ha sido finalmente resuelto.
Desde espirales a monos, llamas y flores, estos dibujos de no más de 30 centímetros de profundidad, creados entre los años 100 y 700 d.C. y que cubren unos 500 kilómetros cuadrados, solamente pueden observarse en su totalidad desde el aire. Por eso, las imágenes obtenidas por satélite han sido fundamentales para determinar que su origen estaría relacionado con el agua, publica el sitio Motherboard.
Rosa Lasaponara, integrante del Consejo Nacional de Investigación de Roma, ha explicado que los últimos estudios se basaron en unos agujeros en forma de espiral llamados puquios y ubicados en cercanía de las líneas de Nasca.
Gracias a fotografías obtenidas por satélite se pudo observar que esos agujeros estaban conectados con canales de agua subterráneos, lo que significa que forman parte de un sistema de acueductos.
«Fueron capaces de usar el agua subterránea para la irrigación y los acueductos para beneficiar su actividad agrícola”, pudiendo de esa forma “transformar el desierto en un jardín», ha señalado Lasaponara.
Por lo tanto, esos puquios espirales jugaron un papel fundamental para llevar el agua hasta donde los nasca vivían y tenían sus cultivos —en el actual departamento de Ica—, ya que el viento corría a través de ellos y llegaba hasta los canales subterráneos, donde impulsaba el líquido.
«Está muy claro que los puquios y las líneas de Nasca tienen el mismo significado, porque el agua era la forma de sobrevivir en un ambiente desértico. Por eso, las líneas de Nasca eran una manera de dar gracias a los dioses», agrega Lasaponara.
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