Un equipo de investigadores han logrado resucitar un árbol bíblico a partir de una semilla de 1.000 años que fue hallada en el desierto de Judea.
Científicos consiguieron que una antigua semilla procedente de una cueva del desierto de Judea se convierta en un árbol, y podría pertenecer a una especie local extinguida con propiedades medicinales mencionadas varias veces en la Biblia.
Los científicos han revivido una misteriosa semilla de 1.000 años de antigüedad descubierta en el desierto de Judea, y afirman que el árbol que ha crecido a partir de ella podría pertenecer a un linaje perdido mencionado en la Biblia.
Los investigadores han tardado casi 14 años en cultivar un árbol a partir de la antigua semilla, que los arqueólogos excavaron en una cueva a finales de la década de 1980. Apodado “Sheba”, el críptico espécimen mide ahora unos 3 metros de altura, lo que significa que los científicos pueden por fin describir sus características completas. También han podido realizar análisis de ADN, químicos y radiocarbónicos del árbol, revelando nuevas pistas sobre sus orígenes, según un estudio publicado el 10 de septiembre en la revista Communications Biology.
Árbol milenario
La semilla de la que creció Sheba data de entre los años 993 y 1202 d. C., según el estudio. Es probable que sobreviviera de una población de árboles ya extinguida que existía en el Levante meridional, región que comprende los actuales Israel, Palestina y Jordania, y es la primera de su especie que se encuentra allí.
Sorprendentemente, los investigadores afirman que el espécimen adulto podría ser la fuente del “tsori” bíblico, un extracto resinoso asociado a la curación en el Génesis, Jeremías y Ezequiel.
Los investigadores escribieron en su estudio:
“La identidad del ‘tsori’ bíblico (traducido al español como ‘bálsamo’) ha sido objeto de debate durante mucho tiempo”.
La sustancia está relacionada con la región histórica de Galaad, situada al este del río Jordán, entre el río Yarmuk y el extremo norte del Mar Muerto. Ahora, tras haber revivido a Sheba, el equipo cree haber desvelado por fin el misterio que se oculta tras el tsori bíblico.
Los investigadores identificaron a Sheba como perteneciente al género Commiphora, que forma parte de la familia de la mirra y el incienso (Burseraceae) y comprende unas 200 especies de plantas vivas. Las plantas de Commiphora se encuentran principalmente en África, Madagascar y la Península Arábiga. Aún no está claro a qué especie pertenece Sheba, porque el árbol no ha florecido y, por tanto, no ha producido el material reproductivo que los científicos necesitan para realizar análisis más detallados.
Lo que sí parece claro es que Sheba está estrechamente emparentado con tres especies de Commiphora —C. angolensis, C. neglecta y C. tenuipetiolata— que se encuentran en el sur de África.
El árbol tiene vínculos mucho más débiles con especies de Commiphora que producen resinas fragantes, como C. gileadensis, que algunos investigadores creen que es la fuente histórica de un preciado perfume e incienso llamado “Bálsamo de Judea” o “Bálsamo de Galaad” en la antigüedad. Pero hay dudas sobre la planta que se esconde tras el antiguo bálsamo.
Candidato al Bálsamo de Judea
Los investigadores escribieron en su estudio:
“Nuestra hipótesis inicial era que el ‘Sheba’ podría ser un candidato para el histórico ‘Bálsamo de Judea'”.
Sin embargo, la falta de compuestos aromáticos del árbol les llevó a refutar esta idea. En cambio, sus análisis demostraron que el Sheba tiene una plétora de propiedades medicinales, lo que junto con otros factores -incluida la ubicación en el norte del desierto de Judea donde se encontró la semilla- sugiere que el árbol podría ser el origen del tsori bíblico.
El análisis químico de las hojas y la resina de Sheba reveló que el árbol es rico en triterpenoides pentacíclicos, compuestos biológicamente activos con propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. Según el estudio, las hojas y los tallos también eran ricos en escualeno, una sustancia aceitosa natural con propiedades antioxidantes y suavizantes de la piel. Los investigadores señalaron que es necesario seguir trabajando para identificar otro compuesto con posibles propiedades anticancerígenas en los tejidos del árbol.
Los investigadores escribieron:
“Creemos que estos hallazgos apoyan nuestra segunda hipótesis: que ‘Sheba’… puede representar un linaje extinto (o al menos extirpado) que una vez fue nativo de esta región, cuya resina ‘tsori’ mencionada en los textos bíblicos era valiosa, asociada con la curación, pero no descrita como fragante”.
Mientras tanto, prosigue la búsqueda del origen del histórico bálsamo de Judea.
Los investigadores escribieron:
“Si el bálsamo de Judea sobrevive en la actualidad como una especie existente de Commiphora, existe la posibilidad de que los científicos aún no la hayan reconocido”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Communications Biology.
[FT: LS]
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