Científicos perforarán más de 1 km de hielo para estudiar un remoto lago subglacial, ya que podría contener vida que ha permanecido aislada.
La expedición científica se dirige hacia el Lago Mercer en la Antártida Occidental, un masivo cuerpo de agua dulce enterrado bajo 1,219 metros de hielo. El objetivo es investigar la hidrología de este misterioso lago, su materia orgánica y comprender como se habría desarrollado la vida bajo sus condiciones extremas.
Ya se ha encontrado vida en otro lago subglacial (Lago Whillans), así que hay mucho optimismo en esta expedición. También se podrán descubrir pistas que indiquen cuánto ha cambiado la capa de hielo del oeste de la Antártida en el pasado, y que tanto podría afectarse por el calentamiento global en el presente.
El proyecto se llama Subglacial Antarctic Lakes Scientific Access (SALSA), o Acceso Científico de Lagos Subglaciales Antárticos, de financiamiento estadounidense. La expedición partió el 10 de diciembre y se espera que la perforación de la capa de hielo comience el 25 de diciembre.
Este encuentro de una biosfera subglacial también podrá dar pistas de posibles formas de vida en territorios extraterrestres helados, como en el planeta Marte, pero principalmente las lunas de Júpiter y Saturno, que están cubiertas de hielo (Europa y Encélado).
Exploración subglacial en la Antártida: búsqueda de microorganismos
Desde 1964 se ha venido descubriendo una gran cantidad de cuerpos de agua masivos en la Antártida, difíciles de detectar por estar cubiertos de centenas de metros de hielo rígido. Se han identificado 379 lagos subglaciales, lagos que estarían «bajo glaciares», bajo el hielo de la Antártida.
Este Lago Mercer es uno de los más remotos, ubicado a solo unos 800 km del mismo Polo Sur. Mide 160 km cuadrados y tiene entre 10 a 15 metros de profundidad, según los geofísicos.
El lago se mantiene alrededor del punto de congelamiento, pero no se solidifica debido a la masiva presión de la capa de hielo que lo cubre. Se calcula que tendría una antigüedad de 10,000 años y que estaría conectado a una red de lagos subglaciales adicionales, desplazando y recibiendo agua de forma dinámica.
El equipo hará una perforación con un taladro de 60 cm (y utilizando agua caliente). A partir de esto se tomarán muestras de agua y de lodo. Además, se empleará un dron que se sumergirá para grabar videos en resolución 4K y tomar muestras con una garra robótica.
Se espera encontrar microorganismos como los encontrados en el Lago Whillans en 2013, una abundante cantidad de 4,000 especies de bacterias y arqueas. Estos microorganismos tendrían que estar obteniendo energía a través de la oxidación de amonio y metano, encontrados en el fondo del lago (como las bacterias encontradas en el Lago Whillans).
Esta presencia de amonio y metano significaría que el fondo estaría lleno de materia orgánica marina, originada de formas de vida de hace millones de años, en un período más cálido (cuando este lado oeste de la Antártida estuviera cubierto del océano y no congelado).
Debido al tamaño del Lago Mercer, los científicos creen que la cantidad de microorganismos podría ser suficiente para alimentar organismos más grandes, incluidos los invertebrados. El proyecto durará tres años, desde el 10 de diciembre de 2018. Estaremos pendientes de lo que puedan descubrir.
Hace solo un mes, un grupo de científicos hallaron algo realmente anómalo y muy caliente, que se halla bajo las gruesas capas de hielo de la Antártida. Se trata de un «hotspot» (punto caliente) gigante, del triple del tamaño de Londres, bajo el lecho de roca.
Referencias: Salsa-Antartica / Nature.
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