Investigadores han alertado que la sección Parkfield de la falla de San Andrés está manifestando “señales contradictorias” antes de una época en la que se espera un aumento del riesgo sísmico.
Un nuevo estudio revela que una sección de la falla de San Andrés en la que se producen terremotos con regularidad puede emitir una señal distintiva antes de temblar. La señal apunta a la apertura y cierre de grietas bajo el subsuelo.
Señales emitidas en la Falla de San Andrés
Esta sección de la falla, conocida como Parkfield, ubicada en el centro de California, tiembla regularmente cada 22 años aproximadamente. La última vez que se rompió fue en 2004, por lo que otro terremoto podría ser inminente. Sin embargo, la señal no se está produciendo actualmente en el segmento de la falla, y la sección no se está comportando exactamente igual que la última vez que se rompió, según un estudio publicado el 22 de marzo en la revista Frontiers in Earth Science.
Las diferencias podrían significar que el próximo seísmo no se producirá de inmediato, o que el epicentro del seísmo será distinto del de 2004, que fue justo al sureste de la pequeña localidad de Parkfield.
Luca Malagnini, autor principal del estudio y director de investigación del National Institute of Geophysics and Volcanology de Italia, afirma que no habrá forma de saberlo hasta que se produzca el próximo seísmo.
Malagnini dijo en un comunicado:
“Estamos a la espera”.
La falla de San Andrés marca el límite entre las placas tectónicas del Pacífico y Norteamérica. Al sur de Parkfield, la falla está bloqueada, lo que significa que las dos placas no se mueven una contra otra. Al norte de Parkfield, la falla de San Andrés se mueve libremente y las placas se deslizan una contra otra a un ritmo constante de 3.6 centímetros al año.
Zona de transición
Parkfield es una zona de transición entre estos dos regímenes. Cuando esta región de la falla retumba, se produce un seísmo de magnitud 6 aproximadamente. Debido a su ubicación remota, estos seísmos rara vez ponen en peligro la vida humana o las propiedades, aunque los temblores en una falla pueden afectar a las tensiones en otras fallas cercanas, explica Malagnini.
Pero los investigadores vigilan de cerca Parkfield con la esperanza de encontrar actividad que les ayude a predecir cuándo se producirá el próximo seísmo. Ser capaces de detectar precursores fiables de los terremotos -tensiones en las rocas, por ejemplo, o cambios en la permeabilidad bajo la superficie- ayudaría a los científicos a advertir a la población de temblores inminentes, lo que podría salvar vidas. Parkfield, con sus seísmos recurrentes, podría ser un buen lugar para buscar estas pistas y extrapolarlas a segmentos de falla más peligrosos. Pero hasta ahora, ese objetivo ha sido esquivo.
En la nueva investigación, Malagnini y sus colegas midieron la atenuación de las ondas sísmicas, es decir, cómo pierden energía las ondas sonoras al desplazarse por la corteza terrestre. Según Malagnini, la atenuación está relacionada con la permeabilidad de la roca. En el periodo de tensión previo a un terremoto, las grietas se abren y cierran en la roca sometida a tensión alrededor de la falla. El nuevo estudio descubrió que, antes del terremoto de 2004 en Parkfield, la atenuación de las ondas de baja frecuencia aumentó en las seis semanas anteriores al seísmo, mientras que la atenuación de las ondas de alta frecuencia disminuyó.
Según Malagnini, esto se debe a la tensión que sufren las rocas a medida que la placa del Pacífico, al oeste, se desplaza contra la placa de Norteamérica, al este. A medida que aumenta la tensión, se abren en el subsuelo grietas de hasta 1.5 kilómetros de longitud. Estas grietas largas absorben parte de la tensión de las rocas circundantes, por lo que las grietas más cortas de la roca se cierran. Esta disminución de las grietas cortas y el aumento de las grietas largas explican la bifurcación en la pérdida de energía de las distintas ondas sísmicas, explica Malagnini.
Parkfield se ha “saltado” terremotos en otras ocasiones
En estos momentos, hay indicios de que Parkfield está entrando en la fase final de su periodo de calma, afirma Malagnini. En primer lugar, el momento es el adecuado: Parkfield se ha “saltado” terremotos en otras ocasiones, pero esos terremotos que no se produjeron en el ciclo de 22 años se produjeron cuando terremotos cercanos no relacionados modificaron las tensiones de la región. Esta vez no ha habido terremotos de este tipo. Otro posible indicio es que la variación de las mediciones de atenuación ha disminuido mucho desde 2021. En 2003, antes del seísmo de Parkfield de 2004, se produjo un descenso similar.
Sin embargo, según Malagnini, aún no hay pruebas de la bifurcación de la medición de la atenuación que precedió al seísmo de 2004. Sospecha que el próximo seísmo se producirá en Parkfield este año, pero es posible que el epicentro no esté en el mismo lugar que en 2004, lo que significa que estas mediciones tendrán un aspecto diferente.
Malagnini no intentará pronosticar el próximo seísmo con exactitud, pero espera que, una vez que se produzca, él y su equipo puedan deducir las señales que habrá que tener en cuenta en el futuro.
Malagnini afirma:
“Esperaré al próximo terremoto. Y entonces miraremos hacia atrás”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Frontiers in Earth Science.
Fuente: livesci
Tenemos algo para decirte: Visítanos en Facebook. Únete a la discusión en nuestra comunidad en Telegram. Y si te es posible, apoya nuestro trabajo invitándonos un café. ¡Te lo agradecemos!
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
0 comentarios