Los descubrimientos del siglo pasado han confirmado innegablemente que vivimos en un mundo cuántico. Pero, extrañamente, lo que discernimos como “real” es innegablemente clásico. Este enigma subyace en casi todas las facetas de la mecánica cuántica: ¿cómo dan lugar las interacciones cuánticas a la realidad clásica de nuestra experiencia cotidiana?
El experimento conocido como el Gato de Schrödinger, que descompone un efecto cuántico como si operara a macroescala, es el ejemplo más famoso de esta cuestión. Este experimento explica cómo el “estado” de un gato -vivo o muerto- en una caja cerrada es incierto hasta que se abre la caja y una observación externa crea la realidad. Sin embargo, la física aún no puede explicar cómo los gatos -o, en el sentido cuántico, los átomos- pueden pasar de dos estados a uno. Así que se ha propuesto una idea conocida como la “interpretación de los muchos mundos”, que sugiere que ambos estados se producen y se ramifican en multiversos siempre diferentes.
Interpretación de muchos mundos
Un nuevo estudio de científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (España), basado en esta “interpretación de muchos mundos”, parece explicar por qué surge nuestra realidad clásica. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Physical Review X.
Joseph Schindler, coautor del estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, dijo a New Scientist:
“Vivimos en un mundo cuántico, según los experimentos que realizamos. Entonces, ¿por qué acabo teniendo todas estas experiencias clásicas [no cuánticas]?”.
Para responder a esta pregunta, los investigadores trabajaron con un concepto conocido como “historias decoherentes”. Esta idea afirma que todo proceso físico es el resultado de una serie de pasos en una secuencia definida que proporciona un registro de comportamientos pasados. Los investigadores, según escribió el físico Michael Hall para Physics, utilizaron potentes ordenadores para simular la evolución cuántica hasta 50.000 niveles de energía. Comprobaron que seguían produciéndose ramificaciones a gran escala, lo que confirma la idea de que la realidad clásica es capaz de formarse a partir de una base puramente cuántica.
Philipp Strasber, coautor del estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, escribió en X (antes conocido como Twitter):
“Nos preguntamos: ¿cómo surge la decoherencia a medida que aumenta el tamaño del sistema?}
Respuesta: exponencialmente rápido para observables lentos y gruesos (observables que nos importan a los humanos ) en sistemas caóticos de muchos cuerpos”.
Esencialmente, a medida que los objetos se hacían más grandes con varios miles de partículas, el equipo de investigación descubrió que finalmente acababan en un mundo que obedecía a la física clásica.
Strasberg dijo a New Scientist:
“Es muy genérico, casi inevitable. Es una buena noticia para la gente que quiere vivir en un mundo clásico”.
Por supuesto, quedan interrogantes. Por ejemplo, este estudio asume que todos los universos se comportan de la misma manera, dejando espacio para la idea de un sistema que tose una realidad en la que el gato está vivo y muerto a la vez, según ScienceAlert.
Si esa pesadilla cuántica felina es posible, quizá merezca la pena quedarse con una realidad más clásica.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Physical Review X.
[FT: newscientist]
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Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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